Los "alijos" secretos de la viruela
La sospecha de que hay cepas ocultas del mortal virus amenaza la decisi¨®n de la OMS de destruir las ¨²ltimas muestras de un mal erradicado
Un plan para destruir este a?o las ¨²ltimas muestras conocidas del virus de la viruela se ve amenazado por la creciente sospecha de que existan alijos secretos del microbio, cosa que aumenta las posibilidades de que pudiera caer en manos de determinados pa¨ªses o de una organizaci¨®n terrorista. En ese caso, algunos cient¨ªficos creen que las reservas del virus mortal se deber¨ªan conservar para desarrollar medicamentos antiv¨ªricos y una vacuna mejor contra la enfermedad, que fue erradicada del mundo en 1978.Un grupo de expertos convocados se reuni¨® ayer en EE UU para ofrecer su opini¨®n sobre las futuras necesidades cient¨ªficas del virus, que oficialmente existe s¨®lo en el Centro Federal para el Control de las Enfermedades de Atlanta (EE UU) y en un laboratorio dirigido por el gobierno ruso en Siberia. El informe fue solicitado por los departamentos de Defensa y de Salud y Servicios Humanos, y se prev¨¦ que tenga bastante peso en el actual debate sobre apoyar o no la recomendaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) de incinerar las reservas de viruela el pr¨®ximo 30 de junio.
El plan ser¨¢ revisado en mayo, cuando representantes de los 190 pa¨ªses miembros de la OMS se re¨²nan en Ginebra. La fecha de la destrucci¨®n fue fijada por consenso en una reuni¨®n celebrada en 1996. En los tres a?os transcurridos, cient¨ªficos estadounidenses y rusos deb¨ªan clonar fragmentos de los genes del virus y convertirlos en muestras inofensivas aptas para la investigaci¨®n. Aunque algunos investigadores se manifestaron a favor de mantener el virus indefinidamente, se acord¨® por consenso que esto planteaba riesgos que superaban cualquier avance cient¨ªfico.
Pero los acontecimientos de los ¨²ltimos a?os han puesto en tela de juicio el ¨²ltimo supuesto. Amy E. Smithson, experta en armas biol¨®gicas del Centro Henry L. Stimson de Washington, dijo: "Habr¨ªa que ser rid¨ªculamente optimista pata llegar a la conclusi¨®n de que la viruela est¨¢ almacenada en dos ¨²nicos lugares en el mundo".
Esta opini¨®n es compartida por partidarios de la destrucci¨®n del virus que hasta hace poco dudaban de la existencia de reservas secretas de viruela. Donald A. Henderson, el m¨¦dico estadounidense que dirigi¨® el intento de erradicaci¨®n mundial de la viruela desde 1966 hasta 1977, afirma: "Creo que en Rusia hay otras muestras del virus". La credibilidad rusa sobre el tema se ha visto muy da?ada por recientes revelaciones, seg¨²n las cuales la URSS fabric¨® cantidades industriales de viruela durante a?os, despu¨¦s de haber firmado en 1972 un tratado que lo prohib¨ªa.
Frank Fenner, un m¨¦dico australiano de 84 a?os que presidi¨® la comisi¨®n mundial que "certific¨®" la erradicaci¨®n mundial de la viruela en 1980, afirma: "Hay pocas probabilidades de que los rusos lo destruyesen todo excepto lo que ten¨ªan en el laboratorio de la OMS".
Los partidarios de la destrucci¨®n del virus afirman que el trabajo cient¨ªfico esencial se puede llevar a cabo sin muestras vivas del virus y que la destrucci¨®n ser¨ªa una manifestaci¨®n moral sobre su utilizaci¨®n que ni siquiera los terroristas podr¨ªan pasar por alto. Seg¨²n Fenner, si la viruela reapareciera no podr¨ªa ser por un escape: "Tendr¨ªa que ser deliberada y se podr¨ªa condenar como un delito contra la humanidad: la reintroducci¨®n de una enfermedad de la que el mundo se hab¨ªa librado con grandes esfuerzos".
Suicidio de un cient¨ªfico
El a?o pasado, la OMS realiz¨® una encuesta entre los 190 pa¨ªses miembros para saber si todav¨ªa exist¨ªa consenso sobre la destrucci¨®n de las reservas conocidas del virus. Respondieron 70 naciones. EE UU, Reino Unido, Francia e Italia dijeron que no hab¨ªan tomado una decisi¨®n; Rusia, que se deber¨ªa conservar el virus. Los dem¨¢s estaban a favor de la destrucci¨®n.
El virus de la viruela acab¨® con la vida de millones de personas a lo largo de los siglos. Es muy contagioso y pone fin a la vida de un 20% de las personas que lo contraen. El ¨²ltimo caso de infecci¨®n natural se produjo en Somalia en 1977. Los ¨²ltimos casos fueron en Birmingham, en 1978, cuando el virus escap¨® de un tubo de laboratorio. Una persona muri¨® y el cient¨ªfico responsable se suicid¨®.
La vacuna de la viruela no dura toda la vida. En EE UU, la vacunaci¨®n rutinaria finaliz¨® en 1971. Excepto en el caso de algunos soldados y trabajadores de laboratorio, ninguna persona ha sido vacunada en ninguna parte desde 1983. En la actualidad, toda la poblaci¨®n del mundo es susceptible de contraer la enfermedad.
A principios de los a?os ochenta, la mayor parte de las muestras del virus de la viruela existentes en los laboratorios fueron destruidas. Muestras de alrededor de 400 cepas fueron reunidas en el dep¨®sito Atlanta (EE UU) y unas 120 cepas en un instituto cient¨ªfico de Mosc¨² y, posteriormente, en un laboratorio llamado Vector.
La idea de que la viruela era una amenaza real arraig¨® hace un a?o cuando Ken Alibek, cient¨ªfico y ex alto cargo en Vector que se pas¨® a EE UU en 1992, testific¨® que la URSS hab¨ªa fabricado "cientos de toneladas de antrax... y docenas de toneladas de viruela y peste".
? The Washington Post
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