Pinocho aprende inform¨¢tica
INICIATIVASANTONIO FERN?NDEZ C¨®rdoba Es el Pinocho del futuro. Y se est¨¢ realizando en C¨®rdoba. Desde el pasado mes de octubre, un equipo integrado por diez j¨®venes -reci¨¦n licenciados, en proyecto de fin de carrera o preparando la tesis doctoral- trabaja en una ambiciosa iniciativa que devolver¨¢ la vida al cl¨¢sico mu?eco de madera ideado por Carlo Collodi, a trav¨¦s de una representaci¨®n virtual. Los creadores de esta moderna versi¨®n del cuento infantil forman parte del Centro Tecnol¨®gico Industrial (CTI) de la Universidad de C¨®rdoba, especializado en multimedia y sistemas de realidad virtual. El proyecto nace fruto de una colaboraci¨®n entre la Universidad cordobesa y la italiana de Mil¨¢n, igualmente dedicada a los mismos campos de investigaci¨®n. Cuando en octubre se pusieron a trabajar, empezaron cuatro personas. Tres meses m¨¢s tarde, el equipo aumentaba hasta llegar a los 10 que finalmente culminar¨¢n la tarea. Todo ello, bajo la coordinaci¨®n del director del CTI, Carlos de Castro, quien asegura que no paran: dedicaci¨®n exclusiva a Pinocho. La iniciativa consiste en la representaci¨®n del cuento, vali¨¦ndose para ello de una marioneta del personaje, que se mover¨¢ en perfecta sincron¨ªa con los escenarios creados por ordenador y proyectados a la espalda del mu?eco. Para ello se montar¨¢ una estructura que har¨¢ las veces de escenario y de la que colgar¨¢ una marioneta articulada de un Pinocho de dos metros de altura. Como si de un t¨ªtere gigante se tratar¨¢, el mu?eco ir¨¢ dotado con los hilos correspondientes que permitir¨¢n su movimiento. Encima de la estructura, un complejo sistema de motores mover¨¢ los cordeles, proporcionando la movilidad al personaje. La dificultad estriba en que los movimientos ir¨¢n perfectamente programados por ordenador. Y no s¨®lo eso, sino que adem¨¢s estar¨¢n sincronizados con la proyecci¨®n del resto de los personajes y de los escenarios, igualmente dise?ados con computadoras. Seg¨²n explica Carlos de Castro, el p¨²blico podr¨¢ ver al mu?eco haciendo cualquier combinaci¨®n imaginable de piruetas, integrado con el resto de la historia proyectada en pantalla. Adem¨¢s, aquellas personas que lo deseen podr¨¢n ponerse unas gafas virtuales, que les llevar¨¢n a formar parte del propio cuento, asegura el director del CTI. Asimismo, el p¨²blico tendr¨¢ la posibilidad de controlar al mu?eco a trav¨¦s de un mando y salirse del gui¨®n, alterando la vieja historia. "Las posibilidades son infinitas. La gente podr¨¢ crear su propio cuento dirigiendo a la marioneta, y la historia proyectada se ir¨¢ adaptando a lo que vaya marcando el p¨²blico", comenta De Castro. Cantar, bailar, mentir La Universidad de C¨®rdoba colabora con el proyecto cediendo las instalaciones del CTI, y aportando los seis millones de pesetas necesarios para sufragar las estructuras. Por su parte, la empresa Garben Multimedia se ha hecho cargo del coste de la mano de obra, entre 120.000 y 150.000 pesetas mensuales para cada uno de los miembros del equipo. En total ocho millones de pesetas repartidos entre los 10 j¨®venes. A cambio, la empresa participar¨¢ en parte en los beneficios de explotaci¨®n que pudiera generar el proyecto. El trabajo estar¨¢ terminado a finales de este mes y est¨¢ prevista su presentaci¨®n ante el p¨²blico el pr¨®ximo mayo en la feria Mediartech de Florencia. Posteriormente, en junio se exhibir¨¢ en C¨®rdoba, ciudad en la que volver¨¢ a mostrarse en septiembre dentro de la programaci¨®n del foro internacional de animaci¨®n Cartoon"99. Finalmente, en noviembre acudir¨¢ al certamen Artfutura que acoge en Barcelona los proyectos art¨ªsticos m¨¢s innovadores realizados con nuevas tecnolog¨ªas. ?ste es, por ahora, el calendario previsto, aunque De Castro dice que se est¨¢ planteando la posibilidad de acudir a la Exposici¨®n Universal que se celebrar¨¢ el a?o 2000 en la ciudad alemana de Hannover. "Seguramente iremos, pero habr¨¢ que concretar si lo haremos con Pinocho o con otra iniciativa nueva", asegura el director del CTI. Entretanto, los j¨®venes creadores no levantan la vista del ordenador. Si acaso, a ratos se giran para comprobar que el Pinocho de madera sigue all¨ª: desnudo, sentado en una silla. Tras haber le¨ªdo el cuento, los inform¨¢ticos saben que en cualquier momento puede cobrar vida. Pero que nadie se preocupe si no es as¨ª, all¨ª est¨¢n ellos para resolverlo: en un par de meses, y despu¨¦s de miles de horas de trabajo delante de una pantalla, Pinocho volver¨¢ a cantar, bailar y, por supuesto, mentir.
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