Pernas crea geometr¨ªas entre cuerpo y tejido y Del Pozo se refugia en su barroquismo
Modesto Lomba vuelve a sus or¨ªgenes en la ¨²ltima jornada de los desfiles paralelos a Cibeles
La segunda jornada con las propuestas para el oto?o-invierno 1999-2000 de los disidentes de la Pasarela Cibeles ha completado, sin ¨¢nimo contestatario, el ¨¦xito de sus propuestas, tanto en la pr¨¢ctica de la moda como en la teor¨ªa de su promoci¨®n y comercio. Los cinco desfiles han demostrado estabilidad en los aspectos creativos y la singularidad de los espacios ha contribuido a individualizar por partes iguales oferta y creadores. Modesto Lomba y Antonio Pernas impusieron su car¨¢cter de limpieza lineal, mientras Del Pozo se refugi¨® en su particular barroquismo.
La firma Devota & Lomba ha hecho en sus desfiles una especie de singular viaje a la propia semilla, pues la colecci¨®n recordaba en sus aspectos virtuosos y positivos los primeros tiempos en que el t¨¢ndem, compuesto entonces por Luis Devota y Modesto Lomba, consigui¨® deslumbrar por su inventiva y arrojo. La presencia de varios bailarines dentro de su original pasarela le dio un toque sobrio y de fuerza, con un acento coreogr¨¢fico muy actual. Lomba se ha esforzado en una acentuaci¨®n volum¨¦trica dada por el corte, la frontalidad y el apoyo que brinda la sustancia interior del tejido, que no es precisamente apresto, sino un peso espec¨ªfico que hace que la prenda adquiera una cierta vida propia.?ste es el caso de la serie azul marino, elaborada con un tejido de origen suizo concebido en su origen para zapatillas deportivas, y que provoca en la costura una impronta de relieve que cambia con la luz y el movimiento. Hubo m¨¢s aciertos en el hombre que en la mujer, aunque para ella trajo la manga 3/4, el sutil acolchado tibetano y un plegado que recuerda los cuadros de Fontana y los fant¨¢sticos cuellos, que son una especie de po¨¦tica herida horizontal que viaja de hombro a hombro. Lomba apuesta por el pantal¨®n de talle bajo y el largo de la media pierna al total.
Jes¨²s del Pozo organiz¨® un desfile de lujo que abri¨® con fallida peluquer¨ªa y una primera serie err¨¢tica con pantalones de gasa cristal sint¨¦tica. La cosa se fue enderezando con los abrigos de piel vueltos del rev¨¦s, con costuras a vista y sin apenas remate. Hubo abrigos y estolas de piel rasada con seda salvaje tornasolada implantada en el env¨¦s, y trajes de dos piezas con calados o veladuras neutras sobre tonos crom¨¢ticamente m¨¢s firmes.
Pero Del Pozo dej¨® un amargo sabor al final, con una prescindible salida de cuatro trajes que, dram¨¢ticamente, coincid¨ªan en forma e intenciones con los que mostr¨® Pedro del Hierro en Cibeles, hace apenas unas semanas. El efecto fue negativo y desconcertante.
La jornada la remat¨® Antonio Pernas con un ambiente muy de arte contempor¨¢neo. Las modelos lucieron unas botas de ca?a negras o de un fant¨¢stico color lapisl¨¢zuli y desde la primera serie se entendi¨® una colecci¨®n de ajuste de cuentas geom¨¦trico entre el cuerpo y el tejido. La gama se movi¨® estrechamente del gris y el negro, tanto en superficie pura como en espiga, a metalizados en cobre y bronce, llegando a una serie azul acero, donde una discreta sensualidad apuntaba en silencio.
Pernas da l¨ªneas decididas en los escotes profundos en u o en las sisas de v¨¦rtigo en uve, sugiriendo para la noche el uso de un raso negro de mucho peso, que tambi¨¦n apareci¨® brillantemente interpretado en una gabardina negra de corte cl¨¢sico e id¨¦ntico material. Hubo abrigos militares hasta el suelo de doble botonadura y otros amplios y sueltos liberando el movimiento. Y lo mejor lleg¨® con el uso de un cuero negro muy rebajado y pulido, en el que fue capaz de facturar vestidos, tops, cazadoras y americanas de aire masculino, donde a la singularidad del material impon¨ªa una hechura impecable. Todo adorno brillaba por su ausencia y apenas el moha¨ªr con pelos daba una cierta extravagancia ritual.
La incidencia humor¨ªstica de la jornada la puso Ana Botella, que, al descender del coche, vio c¨®mo perd¨ªa la falda, al parecer por fallo de una botonadura, lo que subsan¨® con prontitud y de lo que se enter¨® una peque?a parte de los congregados por Pernas.
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