Respuesta al escrito de Dar¨ªo Villanueva
La distancia entre la conveniente autocr¨ªtica institucional y el esp¨ªritu inquisitorial se acorta de manera grave cuando se acumulan observaciones descalificadoras que no se justifican m¨¢s que deslizando por aqu¨ª y por all¨ª adjetivos entre lo despectivo y lo insultante: logomaquia, galimat¨ªas, economicismo... Ese esp¨ªritu animaba, lamentablemente, el escrito de Dar¨ªo Villanueva Estudios contra humanidades (8 de marzo de 1999 en EL PA?S), en el que arremet¨ªa contra los "excesos teor¨¦ticos" de nuestros estudios universitarios en humanidades a trav¨¦s de tres fantasmas que s¨®lo mencionaba (pero a los que hac¨ªa responsables de la orfandad en capacidad comunicativa de los estudiantes): la historia econ¨®mica, las gram¨¢ticas generativas y transformacionales -ning¨²n gram¨¢tico aceptar¨ªa hoy el segundo adjetivo, por cierto; lo que muestra el conocimiento de la materia de quien all¨ª escrib¨ªa- y la deconstrucci¨®n. Vaya fusi¨®n de saberes tan diversos e inconmensurables entre s¨ª, cuyo pecado com¨²n parece ser el de tener una teor¨ªa detr¨¢s (como si todo saber no llevara tras de s¨ª una teor¨ªa, como bien han dicho reiteradamente los fil¨®sofos; salvo que banal cuando no se explicita).No intentar¨¦ replicar a esos excesos verbales porque es imposible presentar razones frente a un texto que no las da. Pero ir¨¦ al centro del asunto.
Es cierto que las universidades han de preguntarse cu¨¢l es su responsabilidad en el poco prestigio actual de los estudios sobre el ser humano, en la escasa resonancia de ellos en la sociedad y en los estudiantes, y no remitir todas las causas a factores externos. En eso -y en la importancia de ense?ar a leer- estoy totalmente de acuerdo con el rector de Santiago, como lo estar¨¢ toda persona con sentido com¨²n. Ahora bien, entre las causas internas de ese desprestigio, que el autor nos ped¨ªa, me atrevo pues con el texto del escrito de Villanueva como prueba irrefutable, a a?adir una m¨¢s: la tenaz negativa de muchos de los representantes de las escuelas del pasado (afortunadamente no de todos) a aceptar las modernas corrientes, a integrarlas en sus conocimientos previos y, a trav¨¦s de ello y de muchas cosas m¨¢s, naturalmente, contribuir a la imprescindible actualizaci¨®n de estos estudios.- Catedr¨¢tica de Lengua Espa?ola de la UAM.
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