"Regrezionzsverbot"
IMANOL ZUBERO Esta palabra alemana significa "prohibici¨®n de regresi¨®n". Es utilizada como consigna movilizadora en contra de todo intento de revisar a la baja conquistas sociales fundamentales para el Estado social de derecho con la disculpa de la construcci¨®n europea, la competitividad o la globalizaci¨®n. Lo que se est¨¢ diciendo con esa palabra es que hay situaciones a las que no se puede volver, que hay logros a los que no se puede de ninguna manera renunciar; que hay cosas -valores, ideas, instituciones, vidas- con las que no se puede jugar. Se trata de una versi¨®n laica de esa dicotom¨ªa universal que se expresa mediante el binomio sagrado-profano. Sagrado es, por definici¨®n, aquello que no se debe profanar; ese l¨ªmite que no debe franquearse (aun cuando pueda hacerse) sin entrar en la esfera del mal absoluto. La prohibici¨®n de regresi¨®n dibuja el espacio en el que una comunidad humana decide que la vida digna es posible; m¨¢s all¨¢ de ese espacio s¨®lo cabe la indignidad y la inhumanidad. La situaci¨®n pol¨ªtica abierta en el Pa¨ªs Vasco tras la tregua de ETA se parece cada vez m¨¢s a una shakespeariana historia llena de ruido y furia. En estas circunstancias, es fundamental que en el Pa¨ªs Vasco desarrollemos nuestra propia Regrezionzsverbot. No podemos regresar a los tiempos en los que la violencia era utilizada como instrumento de acci¨®n pol¨ªtica. No podemos, por tanto, aceptar como mal menor la violencia callejera, pues ¨¦sta busca influir ileg¨ªtimamente sobre la acci¨®n pol¨ªtica. No podemos tampoco volver a los tiempos del mercadeo pol¨ªtico con la situaci¨®n de los presos y sus familiares (aunque, en este caso, lo m¨¢s adecuado sea decir que no podemos continuar instalados en esos tiempos). No podemos alimentar din¨¢micas de desprestigio institucional al socaire del duelo partidario. No podemos enfrentar v¨ªctimas contra v¨ªctimas, dolor contra dolor, agravio contra agravio. No podemos regresar a los tiempos de las dos comunidades. Tampoco podemos regresar a la ilusi¨®n de la aritm¨¦tica electoral que nos permita desconocer la profunda y consistente pluralidad de la sociedad vasca. Que nadie se equivoque: ning¨²n tiempo pasado fue mejor. El futuro puede presentarse oscuro, pero nadie deber¨ªa caer en la tentaci¨®n de la regresi¨®n. Es urgente que definamos entre todos una serie de elementos que de ninguna manera deben ser profanados. Es preciso descartar la pr¨¢ctica del usar y tirar, excesivamente instalada en nuestra vivencia de la pol¨ªtica. Pero esta prohibici¨®n s¨®lo es posible a partir de una previa autolimitaci¨®n. No haremos nada entre todos si previamente no hemos afirmado cada uno nuestra propia Regrezionzsverbot. Es preciso que cada uno nos digamos que hay cuestiones tan importantes que jam¨¢s las utilizaremos como combustible para la pelea pol¨ªtica. La prohibici¨®n de regresi¨®n se sustenta sobre la renuncia unilateral a transgredir determinados l¨ªmites, incluso cuando en virtud de la justicia retributiva estemos legitimados para hacerlo. "Siempre he cre¨ªdo que el horror tiene un l¨ªmite donde detenerse y contemplar desde arriba", escribe el poeta austr¨ªaco Erich Fried. "Un l¨ªmite que sabemos que es peligroso. Donde no hay que dar un paso m¨¢s ni asomarse. Donde mejor es retirarse uno o dos pasos. Aunque estuviera previsto de pretil al cual aferrarse no habr¨ªa que fiarse de ¨¦l. Podr¨ªa estar resquebrajado y derrumbarse o desmoronarse". Existe en las sociedades una suerte de resistencia org¨¢nica que explica el hecho de que, a pesar y a trav¨¦s de crisis, guerras, y desastres, el ser humano siga adelante. Pero tambi¨¦n existe una especie de entrop¨ªa social -una tendencia al enfriamiento, a la descomposici¨®n, a la p¨¦rdida de energ¨ªa social- que a todos nos deber¨ªa preocupar. Ser¨ªa el colmo que esta sociedad vasca, que en los tiempos de la violencia ha sido capaz de animar por doquier ejemplos y testimonios de vigor moral, se mostrara incapaz de afrontar la situaci¨®n actual por no asumir que hay l¨ªmites que no deben sobrepasarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Kale borroka
- Opini¨®n
- Treguas terroristas
- Comunidades aut¨®nomas
- Violencia callejera
- PP
- Des¨®rdenes p¨²blicos
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Entorno ETA
- Atentados terroristas
- ETA
- Pa¨ªs Vasco
- Delitos orden p¨²blico
- Lucha antiterrorista
- Partidos pol¨ªticos
- Grupos terroristas
- Espa?a
- Delitos
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Terrorismo
- Justicia