Vecinas
ROSA SOLBES Antes del movimiento vecinal, y cuando a¨²n nos conoc¨ªamos y nos salud¨¢bamos en la escalera, las comadres del barrio ya eran, las unas para las otras, asistentas sociales y consejeras matrimoniales, profesoras de cocina y psicoanalistas, puericultoras y geriatras. M¨¢s all¨¢ del chisme y las rencillas, hab¨ªan tejido toda una red de apoyo y complicidades alrededor de su reclusi¨®n domiciliaria, un espacio de mujeres no siempre bien visto por los hombres ni por la autoridad constituida. Ahora, con el lema "No est¨¢s sola", buscan resucitar aquel viejo sentido comunitario contra los malos tratos, movilizando a 11.000 vecinas, voluntarias y mediadoras, 1.500 de ellas en el Pa¨ªs Valenciano, entrenadas y autorizadas, "porque las v¨ªctimas denuncian poco y no puede haber un guardia civil en cada alcoba". Este asunto me ha recordado la interesante informaci¨®n que Esther Jovan¨ª y Teresa Segarra, del grupo Cala de Castell¨®n, traen de Cuba. All¨ª han impartido cursos postgrado de ¨¢mbito interdisciplinar, dirigido seminarios y colaborado en investigaciones sobre t¨¦cnicas de implementaci¨®n y m¨¦todos de intervenci¨®n. Cuentan que en la isla todo el mundo est¨¢ implicado: Fiscal¨ªa, ministerios de Salud y Educaci¨®n, Universidad, Instituto Forense... y, sobre todo, la Federaci¨®n de Mujeres Cubanas, verdadero poder dentro del poder y con una envidiable red de relaciones y de influencia ante el Estado. Ellas, guiadas por el fuerte sentimiento comunitario que da la necesidad de supervivencia en circunstancias dif¨ªciles, son el elemento m¨¢s importante. Adem¨¢s, claro, de tener las leyes de su parte, inmediata ayuda de todo tipo y la tranquilidad de que los hijos jam¨¢s son usados como arma. En general, aunque sin estructuras equiparables, Cala detecta en la Am¨¦rica Latina una cohesi¨®n social que dista a?os luz de nuestra forma europea de relacionarnos. Saber lo que ocurre y despu¨¦s intervenir. Elemental. Pero aqu¨ª lo hacemos al rev¨¦s, y ni siquiera de la forma m¨¢s eficaz. Porque, junto con el anuncio de la iniciativa vecinal antes mencionada, los 1.500 pares de ojos y o¨ªdos, se han producido otras novedades que alertan sobre el grado de frivolidad con que a veces se aborda el asunto. El propio grupo Cala, con experiencia y competencia reconocidas internacionalmente, acaba de ganar un contencioso contra el Ayuntamiento de Castell¨®n porque las desaloj¨® de forma ignominiosa de la gesti¨®n de la Casa de Acogida. La que depende de la Diputaci¨®n de Valencia, dirigida desde la mayor¨ªa popular por una empresa privada se dice que con vinculaciones familiares con no s¨¦ qu¨¦ capitoste, ha sido tambi¨¦n cuestionada (conozco el lugar y me han tratado amablemente, pero el retrato del presidente y el crucifijo presidiendo la salita dan que pensar). En cuanto a los centros Mujer 24 horas, ahora es la Magistratura de Alicante quien da la raz¨®n a unas becarias que hac¨ªan todo el trabajo. Y claro, a¨²n con la mejor voluntad... El eslogan con que se estimula a denunciar es correcto: "Si te pega, no te quiere. Qui¨¦rete t¨²". Por eso a las agredidas y sus hijos no les basta con el ¨¢rnica que significan las vecinas, las aprendices y los refugios temporales (por cierto, poqu¨ªsimos). Necesitan adem¨¢s justicia, trabajo y vivienda. Y fundamentalmente, criterios de intervenci¨®n : no hay esperanza si no rompen el v¨ªnculo de sometimiento, vencen el s¨ªndrome de Estocolmo, espantan el sentimiento de culpa, emergen del estado de indefensi¨®n, y toman las riendas de su vapuleada vida.
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