?Victorino, Victorino!

Apoteosis final con la corrida de Victorino que tuvo que ser aplazada el pasado domingo a causa de la lluvia. Y vali¨® la pena esperar por ver se¨ªs toros como ya no se van viendo por esas plazas. Por eso el ganadero fue reclamado a los medios para sacarlo a hombros mientras toda la plaza gritaba ?Vitorino, Vitorino! Y eso porque el ganadero de Galapagar llev¨® toros-toros a Castell¨®n que se ha convertido en su segunda casa. Destac¨® el quinto, Galo de nombre, premiado con vuelta al ruedo.Pero en general fueron toros bravos, entregados en los caballos; arranc¨¢ndose desde los medios en el segundo puyazo. Recibiendo duros castigos de los varilargueros y salir sin dar tumbos ni costaladas. Dando, en una palabra, por s¨ª mismos un espect¨¢culo que puso digno colof¨®n a una feria de la Magdalena que en el aspecto ganadero este a?o fue un fracaso total.

Tambi¨¦n all¨ª hubo toreros. Pero claro unos lo eran m¨¢s que otros. As¨ª el alicantino Luis Francisco Espl¨¢ estuvo t¨¦cnicamente perfecto en su primero pero frio. Con el capote despleg¨® un amplio repertorio y dio un recital con las banderillas, que clav¨® reunido y por los adentros. Luego se faj¨® con un animal que perd¨ªa las manos de tanto humillar. A su segundo le hizo faena larga y tesonera y mereci¨® mejor trato aquel animal franco y que acud¨ªa presto al primer toque. Lo trat¨® de matar recibiendo pero err¨® y all¨ª perdi¨® el trofeo.

Pep¨ªn L¨ªria estuvo bullidor, pero sin profundidad ni temple. Todo lo contrario, dio m¨¢s zapatillazos e hizo m¨¢s quil¨®metros que Ferm¨ªn Cacho. Con el sexto, el murciano s¨®lo compuso la figura y daba el zapatillazo calcando el trasteo anterior.

Poco importaba pues Caballero ya hab¨ªa levantado la tarde con el quinto. Un toro que se fue, con encastada bravura y peleando, por dos veces al caballo. El animal atendi¨® al primer toque de la muleta de Caballero que fue dejando que se le escapara muletazo tras muletazo. Plante¨® la pelea en el tercio y cuando quiso meterlo en faena el victorino ya mandaba en la arena. Finalmente, todo qued¨® en una faena m¨¢s vibrante que de poder y profundidad. A pesar de ello, como cobrase una estocada hasta la gamuza, se le premi¨® con las dos orejas. Antes, a su primero, le hizo faena discreta donde dio alg¨²n buen natural pero sin ligar.