Una academia de la Guardia Civil en el sur de ?frica
Agentes que lucharon contra ETA, expertos en narcotr¨¢fico o escoltas del Rey se dedican ahora a formar a la polic¨ªa de Mozambique
ENVIADO ESPECIALEl d¨ªa que naci¨® Julia a¨²n no se hab¨ªan marchado los portugueses. Ahora est¨¢ sentada en la primera fila de la clase, muy pendiente del profesor, un guardia civil vestido con traje de faena. Detr¨¢s de la ventana hay ni?os descalzos que juegan sobre la tierra roja de ?frica, bajo la sombra de los ¨¢rboles del anacardo. Es jueves, 18 de marzo. Once de la ma?ana, a las afueras de Maputo, capital de Mozambique, antigua colonia portuguesa y hoy, todav¨ªa, uno de los nueve pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta.
-A ver, ?cu¨¢ntos agentes hacen falta para montar un control de carretera? Julia se sabe la lecci¨®n. "Son necesarios ocho polic¨ªas", y explica por qu¨¦. Lo dice de pie y luego se sienta. Feliz como una escolar. Tiene 38 a?os y casi la mitad se los pas¨® luchando en la guerra civil que destroz¨® a su pa¨ªs: un mill¨®n y medio de muertos -un tercio de ellos ni?os-; varias cosechas a¨²n no recolectadas de minas antipersonas. Har¨¢n falta tres o cuatro d¨¦cadas para que plantar mangos sea trabajo de agricultores, no de artificieros.
La historia de Julia se parece mucho a la de Mozambique. Su pasado y tambi¨¦n su futuro. Julia, como el 75% de la econom¨ªa, depende de la ayuda internacional. Y Espa?a es uno de los pa¨ªses que est¨¢n dispuestos a conseguir que este pa¨ªs del sur de ?frica, con 16 millones de habitantes, consiga lo antes posible escapar de la miseria; que el dinero p¨²blico se convierta pronto en inversi¨®n privada: pesca, turismo, agricultura...
"Sin seguridad no hay inversi¨®n exterior. Y sin inversi¨®n exterior es imposible el desarrollo. Por eso est¨¢ aqu¨ª la Guardia Civil", explica Jos¨¦ Eugenio Salarich, el embajador de Espa?a en la zona. Treinta guardias civiles sin pistola se encargan, desde hace dos a?os, de reciclar a los agentes de la PRM (Polic¨ªa de la Rep¨²blica de Mozambique).
La misi¨®n no es f¨¢cil. "La polic¨ªa mozambique?a", explica el embajador, "es partidista, centralizada e ineficaz. El objetivo es todo lo contrario: convertirla en eficaz, descentralizada y, sobre todo, en un instrumento de la democracia". Un cesto muy dif¨ªcil de construir con los mimbres actuales.
La Polic¨ªa de la Rep¨²blica de Mozambique, seg¨²n datos publicados recientemente en la prensa de Maputo, est¨¢ formada por unos 18.000 agentes, aunque no se dispone de un listado fiable. De ellos s¨®lo 19 son licenciados superiores y unos 2.000 ni siquiera consiguieron aprobar el tercer curso de la educaci¨®n b¨¢sica. Agentes con muy bajo nivel cultural y acad¨¦mico -muchos de ellos apenas saben leer y escribir- y muy mal vistos por la poblaci¨®n, acostumbrada a leer en la prensa titulares como ¨¦ste: "Detenido un inspector de polic¨ªa por facilitar armas a criminales".
Hay otro dato que se convierte en el principal escollo que ha de salvar la Guardia Civil para conseguir hacer de la PRM una polic¨ªa de calidad. El sueldo anual de un agente es de 50 d¨®lares (7.500 pesetas). Si se tiene en cuenta que la renta per c¨¢pita del pa¨ªs asciende a la tambi¨¦n miserable cifra de 13.000 pesetas se obtendr¨¢ la siguiente evidencia: es muy dif¨ªcil terminar con la corrupci¨®n de la polic¨ªa.
"Pero hay que tener en cuenta una cosa muy importante", explica el cabo Pedro, uno de los guardias civiles con m¨¢s experiencia en la misi¨®n; "no son corruptos por que quieran serlo, sino porque no tienen m¨¢s remedio. Tienen que cobrar mordida para poder comer; as¨ª de claro".
El mi¨¦rcoles por la noche, el director de la Guardia Civil, Santiago L¨®pez Valdivielso, acompa?ado por los generales Pedro Mu?oz y Alejandro de Miguel, aterriz¨® en el aeropuerto de Maputo. El motivo oficial de su visita: respaldar la misi¨®n y presidir, durante la ma?ana del viernes, la entrega de diplomas a los agentes mozambique?os que durante los ¨²ltimos tres meses asistieron a los cursos de formaci¨®n. Valdivielso visit¨® el jueves al ministro del Interior, Almerino da Cruz Marcos, y el viernes, al presidente de la Rep¨²blica, Joaqu¨ªn Alberto Chissano. Se reuni¨®n con el embajador, escuch¨® a sus guardias. Unos y otros -pol¨ªticos mozambique?os y guardias espa?oles- parec¨ªan haber ensayado d¨ªas antes la misma canci¨®n: "No es bueno que la Guardia Civil se vaya de aqu¨ª".
"De nada servir¨¢", sostiene el coronel Labrador, "que nos vayamos de aqu¨ª dentro de un a?o sin haber preparado a un cuerpo de instructores capaz de formar, a su vez, a los agentes. Si nos vamos ahora, con el trabajo hecho a medias, dentro de muy poco tiempo apenas quedar¨¢ rastro".
Guardias que antes segu¨ªan el rastro de terroristas de ETA, jefes de comandancias, expertos en tr¨¢fico o en la lucha contra el narcotr¨¢fico, antiguos miembros de los Grupos Antiterroristas Rurales o de la escolta del Rey son ahora profesores pacientes. Hablan ante clases extasiadas de antiguos combatientes, en una mezcla de portugu¨¦s y castellano. Hay quien est¨¢ aqu¨ª porque un hijo estudia Econ¨®micas y una hija Medicina -"y con el sueldo de guardia no se les puede pagar la carrera"- y quien vino buscando aventura y se qued¨® cautivado por ?frica. Por la tierra roja y la sonrisa de Julia, la ¨²nica arma de Mozambique contra la adversidad.
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