El talento ¨²nico de Evgueni Kissin
En lo que es un breve y grato receso del sinfonismo dominante en el ciclo, Evgueni Kissin, instalado s¨®lidamente a sus 27 a?os en la c¨²spide del pianismo mundial, ha tra¨ªdo al abono de Iberm¨²sica un programa de una alt¨ªsima exigencia: los Preludios op. 28 de Chopin y la Sonata en si menor de Liszt.Ambos compositores se bastaron para, por v¨ªas diferentes, depositar el piano en los umbrales del siglo XX, y estas dos obras compend¨ªan en cierto modo los elementos b¨¢sicos de la filosof¨ªa musical de uno y otro. Los Preludios son un caleidoscopio de emociones fugaces, de destellos mel¨®dicos, de intuiciones arm¨®nicas. La Sonata de Liszt, con su politematismo recurrente, su ansia de explorar los confines del teclado o su desenfreno formal, es, en cambio, el reino de la ambici¨®n y de la desmesura. Kissin entiende la interpretaci¨®n de estas dos obras emblem¨¢ticas del piano rom¨¢ntico como una dicotom¨ªa entre poes¨ªa y drama. As¨ª, los Preludios de Chopin conocieron una lectura extremadamente rica en detalles y peque?os matices, instalada casi siempre en la delectaci¨®n mel¨®dica o en el realce de las armon¨ªas visionarias de muchas de las piezas. El ruso s¨®lo carg¨® las tintas en momentos aislados, como la secci¨®n central del n¨²mero 15 (m¨¢gicamente utilizado por Akira Kurosawa en uno de sus Sue?os) o el arrebato incesante del que pone fin a la colecci¨®n. Su versi¨®n tradujo en sonidos lo que pens¨® Liszt de esta obra al escuch¨¢rsela al propio Chopin en Par¨ªs en el a?o 1841: "Preludios po¨¦ticos semejantes a los de un gran poeta contempor¨¢neo, que mece el alma en sue?os dorados y la eleva a las regiones de lo ideal".
Evgueni Kissin
Evgueni Kissin (piano). Obras de Chopin y Liszt. Auditorio Nacional. Madrid, 22 de marzo.
Los versos de la primera parte se tornaron pu?ales en la Sonata de Liszt, dominada por el conflicto y la lucha entre contrarios. Kissin la toc¨® con contundencia e incluso los pasajes m¨¢s l¨ªricos -muy alejados, por fortuna, de esas regiones et¨¦reas que frecuentan otros int¨¦rpretes- parec¨ªan en sus manos un presagio o antesala del drama que empieza a acechar pocos compases m¨¢s all¨¢.
Impulsos an¨ªmicos
Con sus medios t¨¦cnicos espectaculares (sus octavas, am¨¦n de prodigiosas, est¨¢n llenas de vida), Kissin convirti¨® la obra en un estudio de grabaciones sonoras, de colores, de impulsos an¨ªmicos, todo ello envuelto en una atm¨®sfera inestable y apremiante.En las tres propinas (de nuevo Chopin y Liszt), Kissin volvi¨® a asombrarnos con su concentraci¨®n, su firmeza de criterio y su talento ¨²nico, especialmente en el deslumbrante estudio del segundo. El ruso sigue viajando con su profesora de siempre, que lo escrut¨® atenta durante todo el recital. Pero el aut¨¦ntico maestro, con may¨²sculas, estaba abajo, sobre el escenario.
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