Zona catastr¨®fica
EL CA?TICO funcionamiento del aeropuerto de Barajas est¨¢ deviniendo, con el paso del tiempo, en un problema estructural que resiste a todos los intentos de la Administraci¨®n actual para resolverlo. A pesar de los numerosos cambios en Aeropuertos Espa?oles y Navegaci¨®n A¨¦rea (AENA), la empresa p¨²blica responsable de la direcci¨®n de los aer¨®dromos, y de las cuantiosas inversiones realizadas en la infraestructura -en torno a los 30.000 millones de pesetas-, los viajeros siguen sufriendo importantes retrasos de los vuelos y de una informaci¨®n cada vez m¨¢s deficiente sobre el cumplimiento de los horarios. El mi¨¦rcoles pasado, los retrasos afectaron al 92,5% de los vuelos, al parecer sin causa t¨¦cnica claramente justificada, algunos de ellos de m¨¢s de dos horas; ayer, la tasa de impuntualidad se situ¨® alrededor del 90%. Todo ello sin que AENA se considere obligada a pedir disculpas a los viajeros maltratados en las salas de espera.Estos porcentajes provocar¨ªan el bochorno en cualquier Gobierno sensible con el servicio a los ciudadanos y ser¨ªan causa suficiente para la dimisi¨®n inmediata del director del aeropuerto. Barajas se parece cada vez m¨¢s a una zona catastr¨®fica perenne en la que los damnificados siempre son los viajeros y las l¨ªneas a¨¦reas extranjeras que no aciertan a comprender el motivo de este caos irreductible. Es cierto que AENA aduce varias razones para explicar el desastre. El mal tiempo, las restricciones en el espacio a¨¦reo europeo (Francia e Italia tambi¨¦n est¨¢n ajustando sus sistemas de navegaci¨®n a¨¦rea) o la persistencia de obras de acondicionamiento en Barajas. Esgrime que en la navegaci¨®n a¨¦rea del jueves interfirieron los vuelos militares que part¨ªan desde Torrej¨®n hacia el teatro b¨¦lico de los Balcanes; incluso llega a admitir que faltan controladores. Pero tales explicaciones son una enumeraci¨®n de las causas. Los viajeros quieren que se solucionen, no que se mencionen como coartada.
Ning¨²n aeropuerto moderno se ve afectado por el empeoramiento atmosf¨¦rico, salvo en casos extremos, y las restricciones en los espacios a¨¦reos de pa¨ªses vecinos no parecen afectar en el mismo grado a otros aeropuertos espa?oles o europeos. Es probable que el aumento del tr¨¢fico en estas fechas y la anunciada e injusta huelga de pilotos que comienza hoy contribuyan a congestionar m¨¢s los servicios. Pero la tarea de los responsables de Barajas es resolver los problemas -algunos tan predecibles como el aumento de pasajeros en Semana Santa- y evitar que los viajeros se vean torturados por el deterioro de servicios que pagan con largueza. Puesto que las abundantes destituciones a las que ha recurrido el ministro del ramo, Arias-Salgado -casi diez, incluyendo dos directores generales de AENA, dos directores de Barajas y un secretario general de Infraestructuras-, no han conseguido que puedan despegar y aterrizar los aviones comerciales con relativa normalidad habr¨¢ que concluir que el ministro se ha equivocado reiteradamente en la designaci¨®n de los gestores aeroportuarios. Tal vez deber¨ªa pensar en su propia dimisi¨®n para evitar que Barajas sea una zona catastr¨®fica permanente.
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