Determinaci¨®n
EL CONFLICTO de Kosovo ha entrado en una nueva y cr¨ªtica fase al llevar a cabo las fuerzas de Milosevic lo que se tem¨ªa e incluso se preve¨ªa: una brutal limpieza ¨¦tnica de albanokosovares, con asesinatos, quema de casas y pueblos enteros y deportaciones en masa, con caravanas de desplazados que son transportados a las fronteras y expulsados. La situaci¨®n requiere medidas de urgencia dentro de Kosovo contra la represi¨®n de los militares y de la polic¨ªa especial de Milosevic, y fuera, para atender a la avalancha de refugiados.Una de las justificaciones del masivo ataque de la OTAN contra Serbia era impedir la represi¨®n contra los habitantes mayoritarios en Kosovo. De momento, la situaci¨®n ha empeorado de forma dram¨¢tica. De ah¨ª que la OTAN haya pasado a la fase dos de la operaci¨®n, despu¨¦s de conseguir en la fase inicial una superioridad a¨¦rea suficiente, pero no total. La fase actual implica el bombardeo de unidades m¨®viles, y especialmente mandos y medios materiales de quienes est¨¢n llevando a cabo estos actos genocidas. Tales operaciones exigen vuelos m¨¢s bajos a los aviones aliados y, por tanto, conllevan mayor peligro.
Las dificultades aliadas derivan tambi¨¦n de la propia t¨¢ctica de pasividad militar que parece seguir Milosevic. No han aparecido hasta ahora los principales elementos m¨®viles -aviones y bater¨ªas SAM- de su defensa antia¨¦rea, probablemente porque trata de conservarlos para m¨¢s adelante, como hizo Sadam Hussein en el Golfo, o quiere prolongar el conflicto en la creencia de que ganar¨¢ la guerra de la propaganda. A la vez, Milosevic blande su amenaza de provocar un incendio balc¨¢nico en su derredor con un reguero de incidentes: un intento de ataque contra las fuerzas de la OTAN en Bosnia; avisos a Montenegro, rep¨²blica federada con Serbia en la nueva Yugoslavia; bombas disparadas contra Albania, o manifestaciones pro serbias en Macedonia, donde la OTAN tiene 10.000 soldados. Es su manera de avisar sobre la balcanizaci¨®n o incluso la internacionalizaci¨®n de esta guerra. Sin embargo, no estamos en 1914 ni en la guerra fr¨ªa, pese a algunos aspavientos provenientes de Mosc¨².
Milosevic parece no reaccionar frente a la OTAN, pero sus fuerzas llevaban tiempo preparando, para el caso de ataque, esta nueva campa?a de limpieza ¨¦tnica en Kosovo. A ello se dedicaron especialmente durante las largas negociaciones de Par¨ªs, con el objetivo de negociar en mejores condiciones si llegaba el caso, o de consolidar todav¨ªa m¨¢s el liderazgo indiscutido del caudillo nacionalista serbio y el amedrentamiento total de cualquier conato de oposici¨®n. El caso es que Milosevic no parece dispuesto a llamar a ese n¨²mero que se le dio la semana pasada para negociar. Aunque ning¨²n Gobierno en Europa quiere formalmente contemplarlo, se empieza a plantear la necesidad, que Tirana reclam¨® ayer, de un despliegue terrestre, o la alternativa de armar a los guerrilleros del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) y reconocer una independencia obligadamente dif¨ªcil e inestable. Est¨¢ claro que acabar con Milosevic es uno de los objetivos cada vez expresados m¨¢s abiertamente por Clinton y otros dirigentes.
Al entrar hoy en el sexto d¨ªa del ataque de la OTAN, la operaci¨®n se anuncia como larga y confusa. A pesar de librarse en directo en las pantallas de televisi¨®n, en realidad poco se sabe de lo que est¨¢ ocurriendo y de lo que puede ocurrir. Aunque los dirigentes de los principales pa¨ªses aliados se muestren unidos y determinados, van a necesitar dotes de perserverancia y liderazgo si la campa?a se prolonga. Las opiniones p¨²blicas pueden virar en su contra, especialmente la de EE UU, muy reticente a la p¨¦rdida de vidas de sus conciudadanos, al comprobar que no basta con la superioridad tecnol¨®gica para obtener una victoria r¨¢pida y f¨¢cil.
La ca¨ªda del avi¨®n F-117 de ¨²ltima generaci¨®n, una aut¨¦ntica leyenda de la aviaci¨®n de guerra norteamericana, as¨ª lo indica, aunque el rescate de su piloto haya proporcionado todo un ejemplo de control y eficacia. El ataque aliado ha encontrado m¨¢s dificultades de las esperadas. No es tiempo de flaquezas, pero tampoco de ignorar lo que est¨¢ ocurriendo: la crisis se est¨¢ complicando. Estamos, en expresi¨®n de Clausewitz, en plena bruma.
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