Preguntas
Que la guerra es algo abominable es una realidad fuera de toda duda. Por eso al condenar la guerra uno est¨¢ jugando sobre campo seguro; siempre hay una verdad moral sobre la que apoyarse, y un peligro y un da?o que te ahorras. ?Abajo la guerra!, dices, y ya est¨¢: con eso puedes quedarte m¨¢s o menos tranquilo. Sin mayores reflexiones, ni m¨¢s riesgos, logras sentir el calorcillo de la autocomplacencia.Y, sin embargo, ?no hubiera sido l¨ªcito intervenir b¨¦licamente para impedir, pongamos, el masivo genocidio decretado por Hitler? ?O para evitar -cosa que no se ha hecho- que los rebeldes de Sierra Leona les sigan amputando las manos a los ni?os? Recordemos los horribles a?os de la guerra de Bosnia: mujeres clavadas vivas sobre maderos, violaciones, torturas: ?no fue una verg¨¹enza que no se interviniera mucho antes? O lo que es lo mismo: ?es moralmente admisible permanecer de brazos cruzados ante la atrocidad de las limpiezas ¨¦tnicas?
Nuestro mundo est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s comunicado y es m¨¢s peque?o. La globalizaci¨®n, por otra parte, no es en s¨ª misma ni buena ni mala: depende de lo que hagamos con ella. El proceso a Pinochet, por ejemplo, es un resultado feliz de los vientos globales. Como tambi¨¦n me parece positivo que cada d¨ªa seamos m¨¢s conscientes de lo que sucede en los m¨¢s remotos rincones de la Tierra. Y as¨ª, hoy sabemos que Milosevic es un asesino; y que, a la vuelta de la esquina (a una hora de vuelo, como dec¨ªa Schr?der), los kosovares est¨¢n siendo masacrados. ?Podemos saber tanto y quedarnos quietos? ?Mirar para otro lado mientras corre la sangre? Pero, al mismo tiempo, ?servir¨¢ esta guerra para algo? ?No ser¨¢ justo ahora, en el abandono y el paroxismo b¨¦lico, cuando est¨¦n exterminando a los kosovares? No tengo las respuestas. S¨®lo las preguntas: y la obligaci¨®n moral de plante¨¢rmelas.
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