El miembro de la ONU acusado de explotaci¨®n alega que su empleada fue manipulada por el Sindicato Sin Fronteras
Issa Diallo, representante de la ONU en Angola, ha acusado al Sindicato Sin Fronteras (que ha denunciado en Ginebra los abusos y malos tratos a empleadas de hogar por parte de 150 diplom¨¢ticos all¨ª acreditados) de "buscar empleadas de hogar y animarlas con maravillosas promesas de dinero f¨¢cil a que presenten una demanda por esclavitud, explotaci¨®n, malos tratos, falta de contrato, sueldos de miseria o impago de salarios". As¨ª lo expresa este alto cargo de la ONU en una carta dirigida a EL PA?S, en la que niega las acusaciones formuladas contra ¨¦l por la ciudadana et¨ªope Negushe Birle Zewudinesh, amparada por este sindicato, que fueron recogidas por este peri¨®dico el 14 de febrero."La se?ora Zewudinesh estaba al servicio de mi familia, en particular para que mi hija de ocho a?os pudiera practicar el idioma materno de su madre, es decir, el am¨¢rico. Seg¨²n la legislaci¨®n vigente se firm¨® un contrato en regla entre la empleada y mi persona", asegura Diallo, que, a la saz¨®n, era un alto cargo de la ONU en Ginebra, y que est¨¢ "indignado" por las acusaciones recogidas en dicho art¨ªculo de "pr¨¢cticas esclavistas, secuestro, denegaci¨®n de asistencia y de cuidado" vertidas por Zewudinesh y el citado sindicato. "Naturalmente, siempre cumpl¨ª con mis obligaciones pag¨¢ndole un sueldo mensual de 1.500 francos suizos, hospedada y alimentada a mi cargo, as¨ª como los gastos sanitarios. Adem¨¢s, ten¨ªa plena libertad de comer lo que quisiera, como cualquier miembro de la familia. Su libertad de movimiento depend¨ªa exclusivamente de su voluntad de salir o entrar".
Propia voluntad
"Sus restricciones se deb¨ªan a su propia voluntad, y yo la anim¨¦ varias veces a que saliera a tomar el aire al borde del lago, para que le sirviera como punto de referencia, para no perderse en una gran ciudad como Ginebra. Algunas veces nos acompa?¨® en nuestros paseos familiares, como demuestran las fotos que sacamos", contin¨²a Diallo. "Zewudinesh contaba, en sus cartas a la familia, que estaba contenta con nosotros. Posteriormente empez¨® a quejarse de malestares que nunca conseguimos descubrir a pesar de numerosas consultas al m¨¦dico y varias radiograf¨ªas. Por consejo del m¨¦dico le propuse unas vacaciones pagadas en su pa¨ªs natal para que volviera a sumergirse en su ambiente familiar, pero ella rechaz¨® la oferta. Sin embargo, acept¨® viajar a Roma a casa de la hermana de mi esposa, quien le propuso llevarla al hospital de la capital italiana para tener un segundo diagn¨®stico. All¨ª, como en Ginebra meses antes, los m¨¦dicos no encontraron nada".Seg¨²n Diallo, un d¨ªa desapareci¨® "sin dejar direcci¨®n alguna". "Se descubri¨® que hab¨ªa ido a casa de unos compatriotas que la pusieron en contacto con el Sindicato Sin Fronteras, cuyos miembros se dedican a buscar empleadas del hogar y a animarlas con maravillosas promesas de dinero f¨¢cil a que presenten una demanda por esclavitud, explotaci¨®n, malos tratos, falta de contrato, sueldos de miseria o impago de salarios". "Alentada por este sindicato, dirigido por un fraudulento personaje llamado Luis Cid, present¨® contra m¨ª una demanda". Diallo acusa a Luis Cid de intentar "lo que ¨¦l llamaba un acuerdo, y que no era m¨¢s que un s¨®rdido intento de extorsi¨®n de fondos, que naturalmente rechac¨¦".
Zewudinesh acusa a Diallo de haberla explotado durante el tiempo que trabaj¨® en su casa en Ginebra. El Tribunal de Prud Hommes de Ginebra (magistratura) conden¨® a Diallo, el pasado octubre, a pagar cerca de un mill¨®n de pesetas por el impago de tres meses y varios d¨ªas de salario, de vacaciones y de repatriaci¨®n a Zewudinesh. A su vez, desestim¨® los cargos por los que la acusaci¨®n ampliaba su petici¨®n de indemnizaci¨®n a unos 15 millones de pesetas, y que inclu¨ªan da?o moral. El abogado de la acusaci¨®n, Raymond de Morawitz, apel¨® la citada sentencia ante la C¨¢mara de Apelaciones de Ginebra el pasado mes de febrero. Diallo present¨® como justificante de pago un recibo supuestamente firmado por Zewudinesh en el que ¨¦sta admite haber recibido 1.500 francos al mes, y que ella niega como suyo. La firma es una especie de Y. El documento se ha convertido en el argumento esgrimido por el abogado De Morawitz para su apelaci¨®n, ya que en el Tribunal de Prud Hommes "se le deneg¨® el peritaje" de la firma solicitado por Zewudinesh. La vista sobre la apelaci¨®n est¨¢ prevista, en principio, en mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.