El agua del Segura
EL PRESIDENTE de la Diputaci¨®n de Alicante, Julio de Espa?a, se ha escandalizado porque un informe de la Universidad de Elche ha identificado materias t¨®xicas en suspensi¨®n en el cauce del r¨ªo Segura. Su respuesta a las informaciones que revelaban esos datos ha sido pedir la cabeza de quien hizo los an¨¢lisis y la de quien los divulg¨®, el ex diputado Rafael Mart¨ªnez-Campillo.La proximidad de la celebraci¨®n de elecciones locales y la manifestaci¨®n convocada en Madrid en mayo en defensa del Segura inducen a sospechar al pol¨ªtico popular que la publicidad sobre el estado calamitoso del r¨ªo responde a una maniobra pol¨ªtica. Pero hace diez a?os que el entonces diputado por el CDS Mart¨ªnez-Campillo ped¨ªa en el Congreso informaci¨®n sobre "el estado ecol¨®gico del Segura y el impacto que el alto grado de contaminaci¨®n de sus aguas produce sobre el medio ambiente y las poblaciones incluidas en el ¨¢mbito de su influencia". Y ocho que presentaba ante la Comisi¨®n Europea una queja por el incumplimiento en Espa?a de dos directivas sobre vertidos. El Segura no es el ¨²nico r¨ªo espa?ol que sufre las consecuencias de la irresponsabilidad colectiva, se trate de vertidos industriales, agr¨ªcolas o simple desidia ciudadana. Espa?a no es todav¨ªa, lamentablemente, un pa¨ªs que valore la suprema importancia de mantener un entorno natural a salvo de las agresiones de la ignorancia o la especulaci¨®n. A muchos no se les alcanza la necesidad de conservar un patrimonio irreemplazable que deber¨ªa ser transmitido a otros en las mejores condiciones posibles. Pero en el caso espec¨ªfico del Segura hace d¨¦cadas que sus aguas desaparecen en cuanto el r¨ªo llega a la Vega Baja, un poco antes de Murcia. Todo su caudal y el doble que llevara se consume con avidez en los pr¨®speros cultivos agr¨ªcolas de sus m¨¢rgenes. A partir de la Vega Baja, y hasta su desembocadura en Guardamar, hace de estercolero de las aguas fecales de los municipios adyacentes y los vertidos agr¨ªcolas e industriales, la mayor¨ªa de ellos sin depurar, tal como se reconoc¨ªa en el Congreso en 1988 y ratificaba la semana pasada en el mismo foro la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino.
Ese estado putrefacto del r¨ªo, y no una conspiraci¨®n, es lo que ha movilizado a varios colectivos de distintos municipios para manifestarse en Madrid el mes pr¨®ximo. Con los an¨¢lisis de la universidad se ha sabido, adem¨¢s, que transporta metales t¨®xicos en suspensi¨®n en unas concentraciones peligrosas, que dejar¨ªan de serlo en un r¨ªo con m¨¢s agua.
Los responsables de la cuenca deber¨ªan sonrojarse por tener autorizados -es decir, bajo control administrativo- s¨®lo dos de los centenares de vertidos salvajes y contaminantes que van a parar a la corriente de un r¨ªo que necesita a todas luces una frecuencia de an¨¢lisis de metales superior a la anual o semestral que efect¨²a la Confederaci¨®n. Y el presidente de la Diputaci¨®n alicantina har¨ªa mejor si dedicara m¨¢s recursos para que las depuradoras municipales funcionen satisfactoriamente en lugar de buscar abogados para perseguir a quien afirma que est¨¢n fuera de servicio.
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