"Hay que leer a Marx como se lee a los cl¨¢sicos del pensamiento"
Francisco Fern¨¢ndez Buey (Palencia, 1943), catedr¨¢tico de Historia de las Ideas de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), reivindica que hay que leer a Marx "como se lee a los cl¨¢sicos", y "no desde el punto de vista de los marxismos que en el mundo han sido". Con esta intenci¨®n ha publicado Marx (sin ismos) (El Viejo Topo). George Steiner, en Errata (Siruela), explica por qu¨¦ el pueblo jud¨ªo ha sido el chivo expiatorio de la humanidad. "El pueblo jud¨ªo invent¨® la conciencia", dice, citando a Hitler, y establece sus tres grandes profetas: Abraham, Jesucristo y Marx. Pregunta. ?Es Marx el ¨²ltimo profeta del monote¨ªsmo judeocristiano? Respuesta. Marx, que era de una familia jud¨ªa, tiene muy poca influencia religiosa. Creo que no se puede decir que Marx fuera "un jud¨ªo alem¨¢n", como se escribe casi siempre. Yo dir¨ªa que es el primer profeta moderno laico y antirreligioso. Con conciencia. Es demasiado ilustrado para considerarlo el final de una tradici¨®n religiosa. Marx es un ateo muy declarado que no quiere saber nada con esa tradici¨®n. Lo que hace prof¨¦tica su obra es el v¨ªnculo que intenta establecer entre una teorizaci¨®n socialista entendida como ciencia social y el sufrimiento de las gentes de abajo, que es lo que le toca m¨¢s directamente. Pero no veo ninguna connotaci¨®n religiosa en eso. Si se compara con otros grandes de la tradici¨®n prof¨¦tica, como Savonarola o Tomas M¨¹nster, me parece demasiado ilustrado como para ser el continuador de una tradici¨®n as¨ª. P. ?Est¨¢ m¨¢s cerca de las luces, de la Enciclopedia? R. Mucho m¨¢s. Veo a Marx como un ilustrado tard¨ªo, crepuscular; como un ilustrado ya rom¨¢ntico, sobre todo en su juventud. P. Si despojamos a Marx de todas las interpretaciones que se han hecho durante este siglo, ?d¨®nde hay que retomarlo? R. Mi idea es que a Marx hay que leerlo como a un cl¨¢sico del pensamiento social, de la filosof¨ªa social. Un cl¨¢sico interdisciplinario que, independientemente de los marxismos, es decir de las diferentes lecturas que se han hecho dentro de la tradici¨®n del movimiento obrero, sigue teniendo muchas cosas que decir a cualquier persona que lo lea como un cl¨¢sico, como siguen teniendo muchas cosas que decir los cl¨¢sicos literarios. Hay que leerlo a sabiendas de que es el fundador de una tradici¨®n en el movimiento obrero europeo, pero que a finales del siglo XX el mundo ha cambiado tanto que no tiene sentido leer a Marx desde el punto de vista de alguno de los marxismo que en el mundo han sido. P. ?Y la lucha de clases? R. La lucha de clases sigue existiendo, pero tiene otras dimensiones muy diferentes de las que ten¨ªa cuando viv¨ªa Marx, que lo que ten¨ªa en la cabeza era fundamentalmente Europa, y concretamente tres pa¨ªses: Gran Breta?a, Francia y Alemania. En este siglo y pico, la polarizaci¨®n social y de clases ya no est¨¢ en el coraz¨®n de Europa como lo estaba en la ¨¦poca en que Marx escrib¨ªa. Pero una cosa es que haya clases y otra cosa es que haya lucha entre las clases. En gran parte de Europa sigue habiendo clases, pero pr¨¢cticamente no hay lucha de clases. Cuando los sindicatos negocian un convenio colectivo, es un s¨ªntoma de que sigue existiendo una diferenciaci¨®n de clases, pero lo que se est¨¢ discutiendo es una mejor redistribuci¨®n de los beneficios, no hay propiamente lucha de clases en el sentido en el que Marx empleaba esta expresi¨®n; es decir, la polarizaci¨®n de las clases con conciencia de que lo que est¨¢ en juego es la hegemon¨ªa pol¨ªtica, econ¨®mica, cultural, de todo tipo. Eso, en este momento creo que se puede decir que no existe en ning¨²n lugar de Europa. Lo que Marx llamaba proletariado, hoy en d¨ªa es una parte importante de la poblaci¨®n mundial en Asia, ?frica y Latinoam¨¦rica y una parte relativamente peque?a de los pa¨ªses europeos que est¨¢n en el umbral de la pobreza o que son excluidos pr¨¢cticamente de todo. Lo que obliga a repensar el asunto de la polarizaci¨®n. P. ?Qu¨¦ papel ejerce el pensamiento de Marx en este final de siglo? ?Es l¨®gico que sigan existiendo partidos pol¨ªticos que se consideren marxistas? R. Es l¨®gico. Creo que hay una base para que sigan existiendo partidos que se inspiren en Marx. Por las siguientes razones: porque en Marx hay una caracterizaci¨®n de lo que iba a ser la evoluci¨®n del capitalismo considerado globalmente que ha dado en el clavo. El proceso de mundializaci¨®n del sistema se ha producido. Tambi¨¦n ha dado en el clavo en la importancia que iba a tener el fen¨®meno de la alienaci¨®n o de la reincitaci¨®n, como se suele decir, que ha cobrado unas dimensiones mucho mayores que aqu¨¦llas en las que pensaba Marx y que es un fen¨®meno estructural muy importante de las sociedades del fin de siglo. Y todav¨ªa una tercera cosa. Creo que Marx fue, de todos los cl¨¢sicos de la filosof¨ªa social, el que mejor vio el papel que estaban llamadas a desempe?ar la ciencia y la tecnolog¨ªa en el conjunto de las sociedades productivas. En esos tres aspectos esboza una panor¨¢mica muy interesante para el an¨¢lisis de la situaci¨®n en la que estamos, aunque no sea m¨¢s que desde el punto de vista anal¨ªtico, e incluso desde el punto de vista prepol¨ªtico, el de las opciones pol¨ªticas. Hay una ¨²ltima cosa que a m¨ª me sigue pareciendo importante. Si todo pensamiento pol¨ªtico tiene la necesidad de enlazar con el pasado hist¨®rico, es decir, con alguna tradici¨®n de liberaci¨®n o de emancipaci¨®n, hay que comparar, y, aunque las comparaciones sean odiosas, hay que preguntarse: ?De entre las elaboraciones politicosociales que nos vienen del XIX hay alguna mejor que la de Marx para seguir aunque s¨®lo sea fundamentando una ¨¦tica y una pol¨ªtica de la resistencia al sistema considerado globalmente? Mi contestaci¨®n es que en la comparaci¨®n Marx sigue ganando. Seguramente no tiene sentido ser marxista a finales del siglo XX como afirmaci¨®n primaria. Pero s¨ª que tiene sentido serlo por comparaci¨®n con otras concepciones o ideolog¨ªas que se han presentado como favorables a los de abajo, a las pobres gentes. P. ?C¨®mo desprenderse del lastre que ha significado la puesta en pr¨¢ctica de una concepci¨®n marxista leninista del Estado como la que se llev¨® a cabo en el bloque sovi¨¦tico? R. Sirva la comparaci¨®n con el cristianismo. De la misma manera que ha habido un cristianismo implicado con el poder que ha conducido a la Inquisici¨®n, a la barbarie y a muchos cr¨ªmenes a lo largo de la historia, y ha habido un cristianismo como movimiento de liberaci¨®n o de emancipaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de lo que pueda representar la religi¨®n como opio, etc¨¦tera, yo creo que cuando se estudia el marxismo como tradici¨®n del movimiento obrero ha ocurrido lo mismo. En la medida en que eso se ha identificado con el poder se ha convertido en barbarie, y eso es lo que representan fundamentalmente el estalinismo y sus derivaciones. En la medida en que ha seguido siendo movimiento de liberaci¨®n de los de abajo, el marxismo socialista ha tenido que ver fundamentalmente con la extensi¨®n del sufragio, con la lucha por la democracia. Mi convicci¨®n profunda es que toda ideolog¨ªa de liberaci¨®n en la historia de la humanidad que se convierte en poder inevitablemente se desvirt¨²a y se convierte en lo contrario de lo que quer¨ªa ser. Estoy completamente de acuerdo con Robert Musil cuando dice aquello de que la historia no se repite voluntariamente, subrayar¨ªa voluntariamente, pero si que se repite involuntariamente.
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