Viena recupera los paisajes de Beckmann
El Kunstforum re¨²ne 70 lienzos dispersos en diferentes museos y colecciones privadas
El Kunstforum de Viena presenta hasta el 6 de junio una oportunidad excepcional para conocer de forma completa la interpretaci¨®n paisajista del alem¨¢n Max Beckmann (Leipzig, 1884-Nueva York, 1950), pintor clave del expresionismo centroeuropeo. Por haber estado dispersos en diferentes museos y colecciones privadas, los 70 lienzos ahora expuestos eran menos conocidos que los otros g¨¦neros que han caracterizado la obra de Beckmann a lo largo de su producci¨®n art¨ªstica como pintor y grabador: autorretratos, naturalezas muertas y figuras monumentales.
Max Beckmann inici¨® su trayectoria de pintor a los 16 a?os pintando paisajes de influencia impresionista, y a lo largo de su vida dedic¨® m¨¢s atenci¨®n a este g¨¦nero que sus contempor¨¢neos. La exposici¨®n abierta en Viena, realizada en cooperaci¨®n con la Kunsthalle de Hamburgo y la Kunsthalle de Bielefeld, muestra sus pinturas en siete cap¨ªtulos en orden cronol¨®gico, como apuntes de los recorridos del inquieto artista.En los ¨²ltimos a?os se ha reunido en diferentes exposiciones la visi¨®n del horror que aporta el artista alem¨¢n, dentro de una corriente internacional de reivindicaci¨®n del expresionismo alem¨¢n. La Fundaci¨®n Juan March mont¨® en 1997, en Madrid, una retrospectiva con 34 obras, realizadas entre 1905 y una inacabada de 1950, para mostrar las diferentes etapas del artista alem¨¢n. Al a?o siguiente, el Museo de Bellas Artes de Z¨²rich seleccion¨® bajo el t¨ªtulo de Max Beckmann y Par¨ªs un centenar de piezas para ilustrar un di¨¢logo art¨ªstico con otros cuadros de Picasso, Matisse, Braque, L¨¦ger y Roualt.
Beckmann, tal como se presenta en el montaje de Viena, comenz¨® reflejando sus impresiones de Alemania, Italia y el sur de Francia; pas¨® de la perspectiva del privilegiado viajero y veraneante, que se ve reflejada en sus lienzos de paisajes mar¨ªtimos y urbanos, a evadir su realidad del exilado. Durante la II Guerra Mundial, al no poder exponer en Alemania, llev¨® una vida sedentaria y restringida en Holanda, donde lleg¨® a realizar m¨¢s de doscientos cuadros y se dedic¨® a pintar paisajes de tiempos mejores, sobre todo recuerdos de las costas mediterr¨¢neas. M¨¢s adelante, en 1947, emigr¨® a Estados Unidos, donde consigui¨® un puesto de profesor en la School of Fine Arts de Washington. Al a?o siguiente se le dedic¨® una retrospectiva completa, que fue itinerante, y consigui¨® el primer premio de pintura del Carnegie Institute. En 1950 celebr¨® una muestra individual en el pabell¨®n alem¨¢n de la Bienal de Venecia y obtuvo el primer premio de pintura. Seg¨²n testimonio de sus amigos, Beckmann sol¨ªa memorizar lo que ve¨ªa durante sus paseos, nunca pintaba al aire libre, era en su taller donde recreaba sus recuerdos.
Beckmann se alej¨® de la representaci¨®n abstracta que estaba en apogeo con la Bauhaus y se entreg¨® a la b¨²squeda figurativa y expresiva, a la recreaci¨®n de la luz y las im¨¢genes reales, a la fuerza de los objetos reforzados por el trazo negro.
En sus escritos, el pintor, calificado de "neorrealista alem¨¢n", invitaba a retornar la realidad objetiva como fuente de inspiraci¨®n: "Aprendan de memoria las formas de la naturaleza para usarlas como notas en una pieza musical. Para eso est¨¢n esas formas. La naturaleza es un caos maravilloso, nuestra tarea y nuestra obligaci¨®n es ordenar ese caos y perfeccionarlo. Dejen que otros se pierdan, confundidos, entre viejos libros de geometr¨ªa y problemas aritm¨¦ticos. Nosotros queremos disfrutar de las formas existentes".
Las ventanas
Entre los temas que se repiten y van evolucionando en la pintura de Beckmann est¨¢n las ventanas, que enmarcan de forma subjetiva fragmentos de un panorama -Paisaje con Vesubio, Caf¨¦ Bandol, Paisaje de invierno, Vista a trav¨¦s del ojo de buey- o tambi¨¦n los caminos verticales -Peque?o paisaje. Viareggio, Acacia en flor-. "La voluntad de crear contiene en s¨ª parte de la absoluci¨®n que ustedes buscan", dec¨ªa Max Beckmann. Y al mencionar "las formas que son suficientes para olvidar o recrear el sufrimiento del mundo", enumeraba, entre otras, "la expresi¨®n feliz o triste de un rostro, los mares infinitos, las rocas salvajes, el idioma melanc¨®lico de los ¨¢rboles negros en la nieve, la fuerza de las flores primaverales y la pesada letargia de un mediod¨ªa de verano".En opini¨®n de Lothar-G¨¹nther Buchheim, "el mundo que nos presenta Beckmann es un mundo malvado y cruel; es el nuestro, y ¨¦l se niega a embellecerlo o idealizarlo".
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