'La primavera de las artes' de Montecarlo comienza con la danza
Jean-Christophe Maillot estrena su nueva versi¨®n de "La Cenicienta"
La primavera de las artes 1999 se abri¨® anteayer en el teatro del casino Garnier de M¨®naco con el estreno mundial de La Cenicienta en la nueva versi¨®n que ha redactado Jean-Chistophe Maillot, en una gala a beneficio de la Asociaci¨®n de Amigos de los Ballets de Montecarlo, desde donde se gestiona un particular tipo de mecenazgo en que coinciden los patrocinadores puros y duros con los de contenido social.
Este festival promete, entre otras actividades, la presencia de artistas como Cecilia Bartoli, Ivo Pogorelich y el Cullbert Ballet de Estocolmo, siendo la estrella una rigurosa exposici¨®n del pintor estadounidense Hans Hartung.El ballet Cendrillon (La Cenicienta) ha pasado por m¨²ltiples versiones desde que Prok¨®fiev hizo su genial partitura, tan compleja y dif¨ªcil para los creadores de movimientos. El propio Nureyev lo intent¨® con su gran montaje de la ?pera de Par¨ªs, que ha permanecido en el repertorio de varias compa?¨ªas, y ahora Maillot, tras su experiencia con Romeo y Julieta, se adentra en una versi¨®n que elude cualquier tono infantil para resultar de tono psicologista, y donde los sue?os de la sirvienta con su escoba adquieren un poder metaf¨®rico muy de nuestros d¨ªas: es la ilusi¨®n del consumo, algo que va desde la esclavitud de la moda hasta la obsesi¨®n por la cirug¨ªa est¨¦tica, todo ello envuelto en una atm¨®sfera on¨ªrica y muy contempor¨¢nea.
La escenograf¨ªa de Ernest Pignon Ernest desnuda el escenario de otros elementos que no sea una serie de gigantescos folios inmaculados que ondean desde el aire y como sorprendidos en plena ca¨ªda. Sobre estas hojas sueltas, especie de desarticulado cuaderno de bit¨¢cora, se proyectan caligraf¨ªas, rocallas de palacio, texturas de sedas lujosas y sombras que completan el cuento. El vestuario de J¨¦r?me Kaplan sigue linealmente sus personales pautas estil¨ªsticas de ballets anteriores, tratando con una iron¨ªa descolorida la parte caricaturesca de la historia, y donde lo m¨¢s interesante es su confecci¨®n artesanal en los propios talleres de la compa?¨ªa y el experimento teatral del uso de nuevos tejidos, donde abundan las dobles capas, los falsos metalizados y las superficies tan ultraligeras como transparentes. La coreograf¨ªa de Maillot no puede decirse que sea novedosa en el sentido de que el creador insiste en su estrecho vocabulario y con ¨¦l hace que la obra gane a medida que pasa del primer acto al segundo, desarrollando la historia desde una clave ir¨®nica.
Entre los int¨¦rpretes hay que destacar el Pr¨ªncipe, que hace el napolitano Francesco Nappa, con su particular sentido de lirismo histri¨®nico y dejando claro que en su caso ha madurado su enorme potencial t¨¦cnico a la vez que sus dotes de actor le permiten desplegar humor y pasi¨®n a la vez; la belga Bernice Coppieters realiza una depurada versi¨®n del Hada Madrina, que se convierte en un virtual maestro de ceremonias omnipresente. La Cenicienta ha cobrado vida en la francesa Aur¨¦lia Schaefer, que a su preciosa y delicada t¨¦cnica une fragilidad, hermosos pies y un sentido de desprotecci¨®n que crea esa ansiedad latente por la realizaci¨®n de los sue?os que ha perseguido el core¨®grafo.
Esta bella idea po¨¦tica se plasma en el hecho de que Cenicienta no lleva nunca zapatillas de cristal durante la obra, sino que va descalza, y cuando es tocada por el hada, sus pies se ba?an en una escarcha iridiscente que las luces convierten en una estela de fantas¨ªa que recorre toda la danza. Especialmente intenso es el bell¨ªsimo de pas de deux del final del segundo acto, donde la Cenicienta y el Pr¨ªncipe se transmiten mutuamente el deseo de continuar juntos por la escalera de la vida tanto subiendo como bajando por ella, en un baile que va de lo coloquial a lo rom¨¢ntico, una especie de juego donde coinciden la sensual inocencia con la pasi¨®n. Al final de la representaci¨®n hubo cerradas ovaciones para los int¨¦rpretes y el propio pr¨ªncipe Alberto gritaba bravos haciendo bocina con las manos desde el florido palco dorado que dise?ara Garnier.
La primavera de las artes continuar¨¢ durante m¨¢s de un mes con una oferta variad¨ªsima, donde destacan los recitales de la cantante Cecilia Bartoli y el pianista Ivo Pogor¨¦lich, culminando con las representaciones que har¨¢ en este mismo teatro el Cullbert Ballet de Estocolmo de la Giselle de Mats Ek, que, en el criterio del propio Maillot, "es, sin duda, la mejor obra que produjo el ballet sueco en toda su historia".
Rituales
El ballet cumpli¨® anteanoche tambi¨¦n en el peque?o principado mediterr¨¢neo con su parte de alto rito social.Tras el espect¨¢culo, la ¨¦lite de los invitados se desplaz¨® hasta los recargados salones del hotel de Par¨ªs, donde una cena de gala homenajeaba a la totalidad del Ballet de Montecarlo y especialmente a su director y core¨®grafo, Jean-Christophe Maillot, contando con la presencia de los pr¨ªncipes Raniero y Alberto, Carolina de Hannover con su flamante marido, y entre otros Catherine Deneuve, Isabel Preysler (que representaba a Porcelanosa como patrocinador de la velada), Ira de Furstemberg, el modista Karl Lagerfeld, Yorgos Loukos, director del Festival de Danza de Cannes y de la ?pera de Ly¨®n, y Guy Darmet, creador de la Bienal lionesa, que sigue siendo el acontecimiento europeo m¨¢s importante de la especialidad danc¨ªstica. Y, entre ellos, la bailarina Paola Cantalupo, deslumbrante con un traje de John Galliano que recordaba el paso de la Duncan por este mismo sal¨®n.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.