La Tierra, por su atm¨®sfera y su agua, es una excepci¨®n en el sistema solar
Si el universo pesara s¨®lo 100 kilos, el hidr¨®geno, combinaci¨®n de un prot¨®n y un electr¨®n, acaparar¨ªa casi tres cuartos de esta masa, el helio el ¨²ltimo cuarto y el ox¨ªgeno solamente un kilo. Los 1.000 gramos restantes se repartir¨ªan entre todos los dem¨¢s elementos presentes en la naturaleza. "Al asociar dos elementos abundantes, el agua se encuentra de forma muy natural en el universo", explica Ther¨¨se Ecranaz, directora del Departamento de Investigaci¨®n Espacial (CNRS-Observatorio de Par¨ªs). "Por otro lado, el sat¨¦lite europeo ISO muestra que est¨¢ por todas partes, tanto en nuestro sistema solar como en otros, sobre todo en las nubes de gas interestelares".Su abundancia, sin embargo, es relativa: en la hip¨®tesis de ese universo reducido, el H2O s¨®lo pesar¨ªa... 0,1 gramo. Aunque esta mol¨¦cula simple sea estable, los lazos entre sus componentes no pueden resistir temperaturas superiores a unos miles de grados, como tampoco resisten a los rayos ultravioletas. Por suerte, las grandes bolas de polvo y de gas en las que nacen las estrellas -y accesoriamente los planetas que a veces las acompa?an- ofrecen un filtro protector que permite la supervivencia de la mol¨¦cula.
Origen de una estrella
Retrocedamos algo m¨¢s de 4.500 millones de a?os, a una de esas nubes gigantescas que se pone a dar vueltas, se aplasta en un disco y se concentra para dar origen a una estrella, el Sol. En torno a ¨¦l se aglomeran los planetas, atra¨ªdos por esta enorme masa de gas y polvo. Nueve planetas ven la luz. Dejemos a Plut¨®n, el desconocido. J¨²piter, Saturno, Urano y Neptuno, los cuatro gigantes llamados gaseosos, contienen mucho hielo en su n¨²cleo y agua -gaseosa y l¨ªquida- en su atm¨®sfera. Por el contrario, los cuatro planetas m¨¢s cercanos al Sol est¨¢n, en un principio, pr¨¢cticamente desprovistos de agua. Pero esto no le impedir¨¢ aparecer r¨¢pidamente.Los primeros 500 millones de a?os de los planetas tel¨²ricos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) son de los m¨¢s tumultuosos. "Una intensa actividad interna tiene lugar", cuenta Ecranaz. "Pensamos que el suelo hierve continuamente". Estas enormes marmitas esf¨¦ricas, en cuyo coraz¨®n se concentran los elementos m¨¢s pesados, como el hierro y el n¨ªquel, experimentan una p¨¦rdida de gas monstruosa y reacciones qu¨ªmicas que implican hidr¨®geno y compuestos que contienen ox¨ªgeno. Bajo la forma de vapor, aparece H2O. Y por otra parte, los meteoritos y otras bolas de hielo llamadas cometas que en aquella ¨¦poca no cesaban de bombardear a los j¨®venes planetas y aprovisionaban a estos ¨²ltimos de agua.
A partir de este momento el gui¨®n com¨²n se detiene y cada planeta escribe su propia cr¨®nica. Mercurio, el m¨¢s cercano al Sol: con una temperatura superior a los 400 grados cent¨ªgrados, el vapor de agua sube a las capas altas de la atm¨®sfera, donde los rayos ultravioleta solares lo disocian en ox¨ªgeno e hidr¨®geno. ?ste, muy ligero, se escapa al medio interplanetario. S¨®lo algunos hielos escondidos en cr¨¢teres no expuestos al Sol, cerca de los polos, demuestran que hubo un d¨ªa en que hab¨ªa agua en el peque?o Mercurio.
A unos 108 millones de kil¨®metros del Sol -comparado con 150 millones para la Tierra- evoluciona Venus, un planeta apenas m¨¢s peque?o que el nuestro. Sin embargo, este hermano casi gemelo es un verdadero infierno ¨¢rido. Hoy d¨ªa la temperatura alcanza all¨ª los 460 grados cent¨ªgrados, mientras que en el pasado se acercaba a los 30 grados cent¨ªgrados. ?Qu¨¦ ha pasado, pues, para que Venus y la Tierra evolucionen de forma tan diferente? Cuando nuestro planeta empez¨® a enfriarse el vapor de agua contenido en su atm¨®sfera se condens¨®. Si alguna vez hubo un diluvio, data de esta ¨¦poca. Trombas de agua mezclada con ¨¢cido sulf¨²rico cayeron sobre la Tierra. El calcio contenido en las rocas de la corteza primitiva se disolvi¨® en este ba?o ¨¢cido y reaccion¨® con el gas carb¨®nico de la atm¨®sfera, atrapando a este ¨²ltimo bajo forma de caliza que iba a acumularse en el fondo de los oc¨¦anos en formaci¨®n. La atm¨®sfera qued¨® as¨ª purificada de su CO2.
Venus, m¨¢s pr¨®ximo al Sol, no tuvo esta suerte. Al ser su temperatura ligeramente superior a la de la Tierra, la reacci¨®n en cascada no pudo producirse. Por el contrario, el CO2 gan¨® la batalla, creando un potente efecto invernadero. La temperatura empez¨® a subir provocando la p¨¦rdida del gas de las sustancias vol¨¢tiles contenidas en las rocas de la superficie y, al mismo tiempo, aumentando la opacidad del planeta. Como un c¨ªrculo vicioso, el efecto invernadero se aliment¨® de s¨ª mismo, y la temperatura no dej¨® de aumentar. Al igual que sucedi¨® en Mercurio, la fotodisociaci¨®n acab¨® por realizar su obra y destruy¨® las mol¨¦culas de agua. Este gui¨®n catastr¨®fico muestra la buena suerte de nuestro planeta, tan pr¨®ximo al Sol como para disponer de agua l¨ªquida en su superficie, pero lo suficientemente alejado para escapar a la suerte que corri¨® Venus.
Marte, por el contrario, conoci¨® bien las olas. Como demostraron las sondas Viking en los a?os setenta y como confirman hoy d¨ªa las im¨¢genes de la Mars Global Surveyor, conserva en su superficie pruebas de un pasado h¨²medo: lechos de r¨ªos desecados, meandros, valles, islas en forma de l¨¢grima labradas por el agua que en una ¨¦poca corri¨® sobre el planeta rojo.
Marte fue acogedor
"Hace 3.800 millones de a?os Marte era acogedor y presentaba condiciones an¨¢logas a las de la Tierra de aquella ¨¦poca", resume Fran?ois Forget, investigador del Laboratorio Meteorol¨®gico Din¨¢mico (LMD). Pero, por una raz¨®n que ignoramos, el planeta rojo perdi¨® r¨¢pidamente su atm¨®sfera, se enfri¨® y, con una presi¨®n atmosf¨¦rica de seis milibares, no pudo conservar su agua en forma l¨ªquida. Algunos investigadores imaginan que, dada su masa casi 10 veces inferior a la de la Tierra, Marte no ten¨ªa una gravedad suficiente para retener su cobertura atmosf¨¦rica. Otros opinan que quiz¨¢ la atm¨®sfera reaccion¨® con el suelo. Resolver este enigma ser¨¢ una de las apuestas de futuras misiones marcianas.
Los oc¨¦anos subterr¨¢neos de Europa
La Luna, con sus presuntos 6.000 millones de toneladas de hielo repartidos entre sus dos polos, no es el ¨²nico sat¨¦lite rico en agua del sistema solar. Los astrof¨ªsicos se interesan de cerca por Europa, una de las 16 lunas de J¨²piter, que se supone posee un oc¨¦ano de agua l¨ªquida bajo una espesa capa de hielo. Las fotograf¨ªas de su superficie muestran un mosaico de placas blancas separadas por fracturas. "La forma en que estas placas de hielo se desplazan permite pensar que esto s¨®lo se puede hacer sobre un l¨ªquido", dice Ther¨¨se Ecranaz.Se cree que el oc¨¦ano se mantiene en estado l¨ªquido all¨ª gracias a la energ¨ªa liberada por las fuerzas de marea que la enorme masa de J¨²piter hace soportar a su sat¨¦lite. Al pensar que las condiciones necesarias para la aparici¨®n de vida pueden darse en Europa, la NASA ha pensado enviar all¨ª, de aqu¨ª al 2010, dos sondas. La primera localizar¨ªa las bolsas de agua l¨ªquida m¨¢s cercanas a la superficie y la segunda se posar¨ªa sobre una de las zonas as¨ª seleccionadas antes de hacer que se funda el hielo bajo ella y sumergirse en los hielos para analizar el supuesto oc¨¦ano.
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