Un violinista para Berl¨ªn
Un halo de misterio rodeaba la vida de Santiago Cervera, violinista de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Su muerte a los 60 a?os, casi en secreto, ha sido en cierto modo coherente con su trayectoria. Hab¨ªa un pacto de silencio impl¨ªcito entre los filarm¨®nicos berlineses en todo lo concerniente a contar cualquier m¨ªnimo detalle de su vida y milagros. Natural de Benet¨²ser (Valencia), Cervera pertenec¨ªa a una familia acomodada, lo que le permiti¨® tomar clases de los m¨¢s relevantes profesores de viol¨ªn y hasta lleg¨® a visitar al violonchelista Pablo Casals en Puerto Rico. Sorprendentemente, un d¨ªa se desprendi¨® de su instrumento ech¨¢ndolo al fuego de la chimenea familiar. Deambul¨® despu¨¦s como un clochard bajo los puentes de Par¨ªs, hasta que una turista alemana en la capital francesa le redimi¨® por amor, llev¨¢ndoselo a Berl¨ªn.Por unos pocos marcos compr¨® un nuevo viol¨ªn y, a las primeras de cambio, tras un intensivo entrenamiento, concurri¨® a las audiciones de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, obteniendo una plaza fija de inmediato. Con Karajan grab¨®, entre otras, las sinfon¨ªas de Beethoven y Brahms. Un desenga?o amoroso le llev¨® a refugiarse por momentos en el alcohol, pero Karajan, ante una copa de vodka, le asegur¨® su continuidad en la orquesta pasase lo que pasase. Con Abbado fue poco a poco retir¨¢ndose. Ten¨ªa etapas extraordinarias y otras m¨¢s conflictivas, cuentan sus compa?eros de atril con respeto y admiraci¨®n. Es dif¨ªcil sacarles m¨¢s. Su fallecimiento tambi¨¦n a ellos les ha cogido por sorpresa. La Filarm¨®nica de Berl¨ªn se ha quedado sin su representante espa?ol.
Tener un violinista en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn era un motivo de orgullo para la m¨²sica espa?ola. Cubrir una plaza tan codiciada como la que Santiago Cervera ten¨ªa es extremadamente dif¨ªcil, aunque quiz¨¢ lo sea un poco menos a partir de ahora, si se pone en marcha con urgencia la reforma de grado superior de la ense?anza musical en Espa?a. El borrador est¨¢ circulando entre profesionales y c¨ªrculos especializados en los ¨²ltimos meses y la revista Doce Notas ha dedicado en su n¨²mero de abril-mayo un interesante dossier al tema. El editorial es contundente y supone una toma de postura clara frente a las reticencias de algunos sectores. "El Grado Superior debe implantarse", concluye, "con di¨¢logo y consenso, como es l¨®gico (y que el borrador circule es prueba de que eso es lo que se pretende), pero si el miedo, la mala fe, las rencillas personales, las capillas de privilegiados u otras malas hierbas buscan corporeizar el monigote de un interlocutor imprescindible, militaremos activa y ferozmente en contra. Quienes hemos visto en directo tres generaciones de alumnos de m¨²sica machacados por unos estudios impresentables pensamos que ahora es el momento de decir ?nunca m¨¢s!". Sobran comentarios.
Las condiciones de aplicaci¨®n de la nueva ense?anza musical superior est¨¢n siendo preparadas con pasos firmes, gracias a la consolidaci¨®n de los niveles m¨¢s elementales. Una muestra muy significativa, por lo simb¨®lica, es la aparici¨®n del n¨²mero cero de la revista M¨²sica en Movimiento, editada por la Red Insular de Escuelas de M¨²sica de Tenerife. Algo est¨¢ cambiando en profundidad desde la base en el mundo de los sonidos. Si los diferentes eslabones puestos en marcha se engarzan con fluidez, no solamente ser¨¢ mucho m¨¢s asequible encontrar un violinista que pueda ocupar el puesto de Santiago Cervera en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, sino que muchos problemas candentes derivados de las relaciones entre m¨²sica y sociedad encontrar¨¢n m¨¢rgenes de convivencia m¨¢s naturales. Es cuesti¨®n de tiempo y de deseo, de tenacidad y de coraje.
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