Los Premios de la Cr¨ªtica
Catapultado por mis compa?eros -en ausencia de nuestro presidente vitalicio, D¨¢maso Santos, por motivos de salud- a la presidencia del jurado que ha concedido este a?o los Premios de la Cr¨ªtica, me siento facultado, por implicado, para matizar el comentario de Rosa Mora La inocencia y la perplejidad publicado en su diario del pasado 28 de marzo, en el que se viene a decir que este "prestigioso premio" ya no es el que era, que ha entrado en el juego de "los intereses y capillas" y que hemos perdido la inocencia que, en su opini¨®n, antes nos aureolaba.Lo m¨¢s curioso de este comentario, escrito por alguien a quien aprecio profesionalmente y personalmente quiero, es que se centra en el premio de narrativa, que este a?o ha reca¨ªdo en la novela Ladr¨®n de lunas, de Isaac Montero, ya que nada dice sobre los otros siete galardones -dos de narrativa y poes¨ªa por cada uno de los cuatro idiomas espa?oles- concedidos en el mismo momento. Gracias por bendecir el 70% de nuestro trabajo. S¨®lo discrepa -o recoge discrepancias ajenas no identificadas- del de novela, que es el que motiva su diagn¨®stico sobre nuestra mala salud, corrupci¨®n y falta de inocencia. Le felicito por ello, aunque llega quiz¨¢ demasiado tarde, a casi medio siglo de distancia, y sobre todo por haberlo hecho tambi¨¦n a distancia, pues ni ella ni ning¨²n redactor de su diario estuvieron presentes en la rueda de prensa donde se hicieron p¨²blicos los galardones, ni se acercaron en ning¨²n momento a nuestras reuniones, ni, desde luego -infringiendo una de sus normas de estilo-, contrastaron sus informaciones, lo que en mi caso y en el de tres colaboradores de EL PA?S que tambi¨¦n formaron parte del jurado, por ejemplo, era lo m¨¢s sencillo del mundo.
Querida Rosa Mora, siempre hay que partir, en lo que a premios literarios se refiere, de dos premisas b¨¢sicas: los premios no tienen nada que ver con la literatura y todo premio es susceptible de ser criticado y puede y debe serlo siempre, adem¨¢s. Nadie me privar¨¢ del placer de criticar al Nobel por no haber reca¨ªdo en Tolstoi, Proust, Kafka, Joyce y Borges, por poner algunos ejemplos, pero ello no me har¨¢ rebajar los m¨¦ritos de muchos de quienes lo obtuvieron, como Gide, Camus, Beckett, Sartre o Canetti, etc¨¦tera. Criticar al de la Cr¨ªtica por d¨¢rselo a Montero me parece balad¨ª, me basta con saber que Ladr¨®n de lunas es una magn¨ªfica novela, parangonable con las de los ejemplos citados en su comentario, Mar¨ªas, Delibes (que ya tienen ese galard¨®n, por otra parte), Buenaventura o Gopegui, que si siguen as¨ª lo pueden tener sin duda alguna en cualquier momento. De hecho, todos estos libros entraron en las votaciones, y en la final de la comisi¨®n de narrativa, la de Montero gan¨® clara y limpiamente por ocho votos a uno.
Lo dem¨¢s, incluyendo las frases de su comentario, es, adem¨¢s de an¨®nimo, textualmente falso o tendencioso, y obedece a leg¨ªtimos gustos privados o a rabietas de grupos editoriales -que lo son menos- sin m¨¢s. El Premio de la Cr¨ªtica es el m¨¢s "representativo" de todos, a su trav¨¦s se puede seguir el ¨²ltimo medio siglo de literatura espa?ola mejor que por medio de ning¨²n otro, es el m¨¢s gratuito, el m¨¢s limpio subjetivamente hablando, y s¨®lo sigue los vaivenes de nuestro saber y entender, de nuestros criterios particulares y, aunque no siempre gane el mejor, el premio sigue siendo v¨¢lido e inocente pese a todo. Aqu¨ª no hay ni un duro a repartir, nadie cobra nada, los jurados se nombran democr¨¢ticamente, cambian en buena medida todos los a?os, admite miembros que no pertenecen a la asociaci¨®n que los organiza, y no hay m¨¢s presiones externas que las de los gustos personales de los jurados y de las editoriales a las que algunos de ellos puedan estar ligados, que eso es otra cosa, y algo que podr¨ªan investigar los buenos periodistas de investigaci¨®n, claro. No hay m¨¢s corrupci¨®n, ni otros intereses ni "capillas" que los gustos literarios y las capacidades dial¨¦cticas de cada cual, y adem¨¢s, en un jurado tan extenso y representativo todas las presiones se contraponen, disuelven y anulan entre s¨ª. ?C¨®mo comparar entre s¨ª obras literarias, que por propia esencia son tan particulares como irreductibles e incomparables unas de otras? Las historias de Montero, Delibes y Gopegui son colectivas, morales y pertenecen a una misma trayectoria de pensamiento: la primera, barroca, sarc¨¢stica y pol¨ªtica; la segunda, sencilla, hist¨®rica y religiosa, y la tercera m¨¢s tierna, actual, materialista y objetiva: son incompatibles entre ellas. Las de Mar¨ªas y Buenaventura, tambi¨¦n valiosas, son quiz¨¢ excesivamente egotistas, metaliterarias y humor¨ªsticas. Elegir es tambi¨¦n rechazar, y se hace lo que se puede. Lo que cuentan son los resultados, y ah¨ª est¨¢ la trayectoria del premio para mostrarlos. Consu¨¦lense, la literatura nada tiene que ver con la democracia ni con la inocencia -menos mal-, y quien sigue siendo inocente a estas alturas es un santo o un impotente, lo que puede constituir grandes temas literarios, pero ello nunca constituye la esencia de la literatura en s¨ª.-
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