Straw decidir¨¢ esta semana la suerte de Pinochet
El ministro brit¨¢nico del Interior puede ordenar que siga la vista de extradici¨®n, dejarle ir o juzgarle en el Reino Unido
Jack Straw, de 53 a?os, ha demostrado hasta ahora que no le teme a Augusto Pinochet ni a sus poderosos amigos en el Reino Unido. Sin la colaboraci¨®n del Ministerio del Interior, el general Pinochet no hubiera sido detenido el 16 de octubre de 1998; y sin la decisi¨®n personal favorable de Straw, el 9 de diciembre, el procedimiento de extradici¨®n a Espa?a hubiese terminado abruptamente con el env¨ªo del ex dictador a Chile.El 25 de noviembre de 1998, por tres votos contra dos, los jueces lores resolvieron que Pinochet carec¨ªa, en calidad de ex jefe de Estado, de inmunidad como para librarse de los delitos de asesinato, tortura y desaparici¨®n de personas. Tales hechos fueron considerados por los jueces lores como "delitos de extradici¨®n".
La prensa brit¨¢nica, apasionadamente interesada en utilizar el caso Pinochet como un arma arrojadiza contra el ministro del Interior, advirti¨®, tras el fallo, que el que estaba en apuros era Straw. Los conservadores, con la baronesa Margaret Thatcher al frente, exigieron al ministro que permitiera irse a Pinochet y dejase sin efecto su cautiverio "pol¨ªtico" en el Reino Unido.
Straw, un abogado que dej¨® su carrera en los tribunales nada m¨¢s iniciada, en los primeros setenta, por la pol¨ªtica en el Partido Laborista, no tardar¨ªa en revelar sus cartas. El 9 de diciembre, el ministro del Interior autoriz¨® el procedimiento de extradici¨®n por los delitos de intento de asesinato, conspiraci¨®n para el asesinato, tortura, conspiraci¨®n para la tortura, desaparici¨®n de personas y conspiraci¨®n para hacer desaparecer personas.
El ministro anunci¨® su decisi¨®n en la sesi¨®n del turno de preguntas al Gobierno de ese 9 de diciembre en la C¨¢mara de los Comunes. Por tanto, la prensa escrita del d¨ªa siguiente, 10 de diciembre, dedic¨® su portada en gran parte del mundo a la noticia. Y ese d¨ªa era el 50? aniversario de la Declaraci¨®n de los Derechos Humanos.
Un d¨ªa despu¨¦s, el 11 de diciembre de 1998, Pinochet comparec¨ªa en el banquillo -se le autoriz¨® a permanecer en su propia silla de ruedas- del tribunal de alta seguridad de Belmarsh, a una hora de Londres, ante el magistrado encargado del procedimiento de extradici¨®n, Graham Parkinson. Fue la primera vez que el ex dictador comparec¨ªa en calidad de acusado en un tribunal y ante un juez.
Los que conocen a Straw estiman que el ministro no s¨®lo no se sinti¨® en apuros sino que consider¨® un privilegio hist¨®rico la posibilidad de dictar una orden que conducir¨ªa a Pinochet de bruces ante un juez. Y la dict¨®.
Straw tiene una idea de la justicia que algunos de los pol¨ªticos m¨¢s realistas, por no decir c¨ªnicos, consideran pasada de moda, un residuo de los buenos viejos tiempos de la izquierda.
Seg¨²n ¨¦l mismo ha evocado, ejerci¨® su pr¨¢ctica de la abogac¨ªa en una etapa dif¨ªcil, en los a?os setenta. "Era una ¨¦poca en la cual las viejas certidumbres de la ley se convert¨ªan en polvo, en la que la pr¨¢ctica corrupta de la polic¨ªa de arrancar e inventar confesiones a fin de condenar a los culpables, era demasiado a menudo una m¨¢scara de una corrupci¨®n de otro tipo, muy diferente y m¨¢s siniestra. Era tambi¨¦n una d¨¦cada en la que el establishment brit¨¢nico tuvo que pactar finalmente con el cambio cultural y social de la d¨¦cada precedente", recuerda Straw, que reivindica el papel de la memoria.
Un papel que tambi¨¦n la derecha conservadora y los creadores de imagen que trabajan para Pinochet han evocado recientemente, cuando filtr¨® a peri¨®dicos afines la "investigaci¨®n" sobre un viaje que realiz¨® el joven estudiante Straw, de 19 a?os, a Chile en 1966, una noticia que circulaba en Londres desde el mes de noviembre de 1998. La noticia era que Straw hab¨ªa tomado t¨¦ con Salvador Allende, entonces presidente del Senado chileno y, que, tras el golpe militar de 1973, hab¨ªa participado en Londres en manifestaciones contra Pinochet. Straw desminti¨® ambas noticias.
La presi¨®n sobre Straw se renov¨® minutos despu¨¦s del segundo fallo de los lores, el pasado 24 de marzo. Lady Thatcher declar¨®: "En estas circunstancias es un gran error mantener al senador Pinochet aqu¨ª. El fallo pone el asunto de vuelta en manos del ministro del Interior, quien debe ahora poner fin este da?ino episodio y permitir al senador Pinochet regresar a Chile". Dos d¨ªas despu¨¦s, el viernes 26, lady Thatcher, acompa?ada por c¨¢maras de televisi¨®n, visitaba a Pinochet en su casa de Virginia Water, en Surrey.
Straw, pues, tiene ahora que decidir una segunda vez sobre el destino inmediato del ex dictador. Lo primero que ha hecho es poner el caso en manos de un conocido abogado de Londres, Jonathan Sumption. En sus alegaciones ante el Alto Tribunal de Justicia, para responder a la defensa de Pinochet, que ped¨ªa la liberaci¨®n inmediata del ex dictador, ha pedido plazo hasta el 15 de abril para resolver.
Sumption dijo tambi¨¦n algunas cosas de inter¨¦s de parte de Straw. "El fallo de la C¨¢mara de los lores reconoce la excepcional seriedad de un presunto delito de tortura". "Es una tarea no s¨®lo del ministro del Interior sino tambi¨¦n de los tribunales ejercer sus respectivas funciones de manera que permitan al Reino Unido respetar sus obligaciones internacionales, si esto puede hacerse legalmente", a?adi¨®.
Si Straw, como siempre ha asegurado, decide en esta fase del proceso de manera "casi judicial", har¨¢ caso a las palabras escritas por ¨¦l mismo. Esto es, o bien el Reino Unido entrega a Pinochet a la justicia para que resuelva sobre la extradici¨®n a Espa?a, o decide juzgarle en el Reino Unido por tortura y conspiraci¨®n para torturar despu¨¦s del 8 de diciembre de 1988.
Pero para hacer esto ¨²ltimo, hay tiempo. Si por razones t¨¦cnicas fallase la extradici¨®n a Espa?a, siempre quedar¨ªa la opci¨®n del Reino Unido.
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