Jos¨¦ Menese se enfada en el escenario

No tuvo su noche Jos¨¦ Menese. Era la tercera y ¨²ltima de un ciclo en que hab¨ªa programado casi una antolog¨ªa de su cante, pero esta ¨²ltima noche -y ¨²nica a la que pudimos asistir- iba a tener todo en contra. De entrada cant¨® la nana y la saeta de su pueblo, con el acompa?amiento del chelo de Miguel Jim¨¦nez, de sonido tan c¨¢lido en estos cantes de acusada sobriedad expresiva.En la segunda parte, hizo soleares y tientos, los que termin¨® con cierta brusquedad. Nos dio la impresi¨®n de que ten¨ªa problemas de voz, pero Jos¨¦ empez¨® a hablar de que se le hab¨ªa roto una u?a a Habichuela. Hicieron, a¨²n, siguiriyas, que el p¨²blico aplaudi¨® con cari?o por el sacrificio que supon¨ªa tocar en esas condiciones.

Despu¨¦s se metieron cantaor y tocaor para dentro, y tras unos minutos sali¨® s¨®lo el primero, que sigui¨® con sus explicaciones sobre la u?a rota de Habichuela. Salieron los tres palmeros y Enrique de Melchor, que andaba por all¨ª, para hacer unos tangos de compromiso. Y despu¨¦s la patada final por buler¨ªas. Y cay¨® el tel¨®n. Los aplausos, con algunos abucheos, obligaron a salir de nuevo a Menese, visiblemente enfadado. Cant¨® a palo seco dos tercios de un fandango, una letra por ton¨¢s y se fue. Un espectador grit¨® claramente: "?Esto es un robo descarado!".