Un minuto loco salva al Atl¨¦tico
Los rojiblancos, tras un partido desastroso, marcan dos goles en el ¨²ltimo suspiro y empatan ante el Villarreal
Un minuto loco salv¨® al Atl¨¦tico del desastre. Dos goles en el ¨²ltimo suspiro, dos balones colgados a la desesperada sobre la superpoblada ¨¢rea de Lainez, que rescataron a los rojiblancos de una tragedia que parec¨ªa inevitable. El Villarreal ganaba convincentemente por 0-2 y simplemente esperaba el pitido final para saborear los tres puntos. Pero no se sabe muy bien c¨®mo el Atl¨¦tico lleg¨® al empate. Con todo, su deplorable actuaci¨®n, pese a la bondad final del resultado, no tiene coartada.Jes¨²s Gil hab¨ªa dado por enterrada la atroz crisis del Atl¨¦tico a la voz de "con Antic ya no me tengo que preocupar de mirar la tabla por abajo". Pero tan s¨®lo dos semanas y media despu¨¦s del supuesto remedio, la enfermedad sigue. El equipo tiene medio cuerpo fuera de Europa y camina en la Liga muy cerca de la promoci¨®n. La tr¨¢gica serie ya se lee as¨ª: tres puntos de los ¨²ltimos 30 posibles; diez partidos consecutivos sin ganar. El Atl¨¦tico, pese a la ag¨®nica crecida de ayer, no levanta cabeza, est¨¢ bloqueado. La grada tiembla. Y Gil, en suma, s¨ª tiene que mirar al suelo de la clasificaci¨®n, y rezar.
ATL?TICO 2
VILLARREAL 2Atl¨¦tico: Molina; Aguilera, Santi, Chamot, Serena (Toni, m. 69); Valer¨®n, Ventur¨ªn, Juninho, Jugovic; Solari (Lard¨ªn, m. 55) y Jos¨¦ Mari (Roberto, m. 14). Villarreal: Lainez; Pascual, Tasevski, Robert, T¨¦llez, Arregui; Gerardo, Alberto, Albelda; Mois¨¦s (Alfaro, m. 37) y Craioveanu (Gait¨¢n, m. 52). Goles: 0-1. M. 28. Craioveanu recoge la pelota en la frontal, se mete con ella dentro del ¨¢rea ante la pasividad de la defensa, Chamot especialmente, y bate a Molina con la izquierda. 0-2. M. 43. Solari pierde el bal¨®n y el Villarreal monta una contra fulgurante: Pascual corre la banda, al llegar al ¨¢rea cuelga hacia la contraria, por donde llega Alfaro, que controla y pifia en el regate. El bal¨®n le cae a Alberto, que marca. 1-2. M. 89. Roberto, de cabeza, a centro de Toni.2-2. M. 90. Juninho remata pifiado una dejada de Jugovic. ?rbitro: D¨ªaz Vega. Amonest¨® a Alberto, T¨¦llez, Santi, Albelda y Jugovic. 25.000 espectadores en el Calder¨®n.
El regreso de Antic no ha resuelto nada. No tiene culpa el serbio, como tampoco la ten¨ªan sus antecesores. El c¨¢ncer del equipo se concentra en la plantilla. De su escaso poder, de su depresi¨®n actual, se aprovech¨® ayer el Villarreal, que reprodujo una por una todas las heridas de los madrile?os y supo hurgar con sa?a en ellas.
El Atl¨¦tico jug¨® mal, sin estilo, sin ideas, sin ambici¨®n. Fue un vulgar mu?eco, al que el rival, con mucho orden, una actitud apropiada y unas cuantas asociaciones aprendidas para hacer da?o a la contra, zarande¨®. Los rojiblancos no tienen f¨²tbol y tampoco les queda una gota de ¨¢nimo. Pero lo peor una vez m¨¢s tuvo que ver con la indolencia de algunos jugadores que juegan con los brazos ca¨ªdos, rendidos sin remisi¨®n a la desgracia.
La suerte que tuvo el Atl¨¦tico al final, esos dos puntos que le quit¨® del zurr¨®n a un rival directo en las luchas de abajo, la padeci¨® en su contra el conjunto rojiblanco en los primeros minutos: se rompi¨® Jos¨¦ Mari, el ¨²ltimo mohicano de la delantera. Con ese lance, el Atl¨¦tico perdi¨® en cadena toda su munici¨®n. Se qued¨® sin Jos¨¦ Mari y por extensi¨®n sin Valer¨®n, a cuyo f¨²tbol de toque le quitaron el objetivo a quien regalar pases. Y no ten¨ªa mucho m¨¢s. Porque Juninho hace tiempo dej¨® de relacionarse con el peligro, porque Roberto y Solari tuvieron que jugar de delanteros y no lo son, porque no hay m¨¢s cera en esta plantilla. Y el Villarreal lo sab¨ªa.
Plante¨® el partido con inteligencia el Villarreal. Se situ¨® cerca de su ¨¢rea con una zaga de cinco, con Robert de libre, y resolvi¨® todas las complicaciones defensivas, que no fueron muchas, con organizaci¨®n y agresividad. Esper¨® al Atl¨¦tico en su alcoba y rentabiliz¨® sus posesiones con unos contragolpes letales: maniobras de caj¨®n, asociaciones sencillas para llevar el bal¨®n a toda velocidad de una banda a otra, y de all¨ª al ¨¢rea rival. Casi siempre lleg¨® el Villarreal con m¨¢s gente que el enemigo. Todos los contraataques dejaron en evidencia al Atl¨¦tico, que los defendi¨® sin orden ni fe.
El 0-1 fue un modelo de pasividad. Nunca Craioveanu se hab¨ªa visto en otra igual: se meti¨® dentro del ¨¢rea como si no tuviera nadie delante, aceptando la invitaci¨®n de Chamot -hasta el argentino, que manten¨ªa el tipo, se ha venido abajo-. Desde el ojo rojiblanco, el 0-2 no fue menos indignante. El Villarreal trenz¨® un contragolpe ejemplar, pero recibi¨® licencia para todo.
El Villarreal dio un repaso considerable al Atl¨¦tico durante el primer tiempo. En la segunda parte, sabedor de la falta de pegada del Atl¨¦tico, se limit¨® a protegerse en su ¨¢rea. No pas¨® apuros. Busc¨® la puerta rival sin mucha fe, casi por inercia, por verg¨¹enza. S¨®lo Santi, que se situ¨® de delantero centro en el ¨²ltimo tramo, parec¨ªa ciertamente dolido con la derrota. S¨®lo ¨¦l, por puro coraz¨®n, met¨ªa en l¨ªos al Villarreal. Y al final, cuando todo parec¨ªa cerrado, con el Atl¨¦tico soportando como pod¨ªa la mofa de la hinchada y el Villarreal, silbando, llegaron esos centros ag¨®nicos, los fallos de Lainez (una mala salida en el primero y una indecisi¨®n en el segundo) y esos dos goles.
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