La izquierda ante dos "conflictos"
Imagino que, como yo, otros antiguos militantes de Izquierda Unida habr¨¢n sentido que la decisi¨®n de abandonar aquella formaci¨®n pol¨ªtica era la correcta al menos en dos ocasiones recientes. La primera al ver la firma de IU-EB al pie de un documento concebido, gestado y alumbrado para traer a Euskadi la paz nacionalista haci¨¦ndose eco de una ret¨®rica procedente de ETA. La segunda al contemplar at¨®nitos la representaci¨®n de la decadencia finisecular de las ideolog¨ªas escenificada ante el Congreso de los Diputados con un l¨ªder comunista convertido en tribuno de un pueblo formado por una masa de trajes de dise?o que acababan de aparcar sus coches de lujo en la esquina, cual si fuera manifestaci¨®n de las casitas del barrio alto de Santiago de Chile para vitorear a su augusto Pinochet. S¨®lo faltaba Julio Anguita de la mano del embajador de Milosevic dudando de lo evidente y se?alando con su verbo apocal¨ªptico a la bestia horrenda de siete cabezas y diez cuernos, salida del mar y autorizada con toda la potestad infernal. Cuando la izquierda que gira en torno al PCE pide negociaci¨®n pol¨ªtica en Euskadi y en los Balcanes da fe p¨²blica de la debilidad de su memoria, la que deber¨ªa recordarle lo reciente y lo m¨¢s lejano, pero a¨²n contempor¨¢neo. Negociaci¨®n, mediaci¨®n y hasta acuerdos pol¨ªticos ha habido con Milosevic y sus secuaces en m¨²ltiples ocasiones, tantas como han sido ignoradas desde el inicio de la d¨¦cada para proceder luego por la ¨²nica v¨ªa que el ultranacionalismo serbio conoce y utiliza: la del m¨¢s duro militarismo. Negociaci¨®n en parlamento, presentaci¨®n a la sociedad en libertad, refrendo popular abundante tuvieron entre nosotros Constituci¨®n y Estatuto, a lo que se a?aden numerosos procesos electorales en los que todos -por supuesto, HB incluida-, han podido llevar sus propuestas pol¨ªticas sin que jam¨¢s, repito jam¨¢s, haya habido denuncia de irregularidad en esos procesos democr¨¢ticos. Sin embargo, ETA ha ido recrudeciendo su militarismo rampl¨®n del terrorismo a medida que la democracia ganaba terreno en nuestra comunidad. Son lecciones recientes: el ultranacionalismo militarista o terrorista no admite m¨¢s negociaci¨®n pol¨ªtica que la que le permite cumplimentar debidamente sus fines, esto es, la territorialidad, el soberanismo, la exclusi¨®n de los dem¨¢s de la escena pol¨ªtica -y, a poder ser, de la vital- y, lo que constituye su finalidad pol¨ªtica m¨¢s all¨¢ de la independencia o la anexi¨®n territorial, la imposici¨®n antidemocr¨¢tica de su ideolog¨ªa. Tambi¨¦n digo que parece difuminarse la memoria de largo alcance, aunque reciente en su lecci¨®n. Pregunto a quienes desde la izquierda celestial piden negociar pol¨ªticamente con totalitaristas del ultranacionalismo: entre 1940 y 1945, sin organismos internacionales, en el escenario de una pura contienda militar, ?habr¨ªan preferido que los aliados implicaran a la Espa?a del dictador Franco en la guerra, atac¨¢ndola directamente, por su alianza con nazis y fascistas? Yo, s¨ª. S¨¦ que esto habr¨ªa causado m¨¢s dolor sobre el de una dur¨ªsima guerra civil previa, pero tambi¨¦n que habr¨ªa significado el fin de la dictadura franquista. Gran parte de los milicianos y maquis espa?oles padecieron amargamente al ver la guerra europea contra el totalitarismo pasar de largo por los Pirineos. Que en Sierra Leona o Ruanda no se ha hecho absolutamente nada, mientras se comet¨ªan los m¨¢s horrendos cr¨ªmenes contra la dignidad humana, que en la guerra del Golfo se defendieron con descaro intereses nada relacionados con los derechos humanos, que nadie parece pensar en corregir los desmanes de Israel con los palestinos, que las noticias que nos llegan est¨¢n gestionadas por las multinacionales de la informaci¨®n y los patos de los que se acuerda ahora V¨¢zquez Montalb¨¢n eran de Alaska y no de Kuwait; todo es cierto. Pero si yo fuera un albanokosovar, tras admitirlo como evidente, preguntar¨ªa: ?Y qu¨¦? ?Es que todas esas verdades implican que yo, y otros seres humanos como yo, tengamos que esperar a que el ultranacionalismo serbio termine de aplicarnos los principios de soberanismo y territorialidad? Me parece una estupenda idea que se creen organizaciones internacionales que descabalguen a EE UU del papel de gendarme del mundo, que controlen democr¨¢ticamente el uso de las fuerzas armadas internacionales, que velen efectivamente por los derechos humanos y las libertades, como bienes jur¨ªdicos transnacionales, a trav¨¦s de un necesario Tribunal Internacional. S¨®lo que mientras esto se hace, y no va a ser ma?ana ni dentro de un a?o, los ultranacionalistas serbios -como los etarras, si pudieran- siguen eliminando masivamente del censo de los vivos, y as¨ª del electoral, a quienes consideran indeseables. La ¨²nica negociaci¨®n pol¨ªtica que admitir¨¢ Milosevic se producir¨¢ una vez que haya arreglado convenientemente el censo, limpio ya de lo que considera chusma opositora. Es la misma estrategia, en el fondo, que la que ha seguido y sigue en Euskadi el ultranacionalismo vasco: se asesina, amenaza y quema a quien se opone a los postulados nacionalistas, y as¨ª luego se ganan m¨¢s c¨®modamente las elecciones; eso s¨ª, poniendo cara de sesudos negociadores pol¨ªticos, invitando a todos a entrar en su pacto y tildando de inmovilistas y verdugos de la paz a quienes no se integran voluntariamente. No deja de ser significativo el silencio del nacionalismo vasco sobre el drama balc¨¢nico: se le vendr¨ªan abajo m¨¢s de uno de sus argumentos de fondo en Euskadi. Pero en el caso de Izquierda Unida es bochornoso. ?Bajo qu¨¦ signo del progresismo, del socialismo democr¨¢tico o del federalismo se ampara el recientemente descubierto paneslavismo de IU? Creo que la ¨²nica raz¨®n es la tracci¨®n que arrastra tras de quienes se proclaman a s¨ª mismos como socialistas serbios, junto a un homeop¨¢tico recuerdo del antiimperialismo de anta?o. Tambi¨¦n HB -como ETA- dicen ser socialistas, y est¨¢ por verse que entre las condiciones que tratan de imponer a los vascos para dejar de matarlos, amenazarlos y expulsarlos de su pa¨ªs est¨¦ alguna relacionada con ese n¨²cleo ideol¨®gico que, por cierto, ser¨ªa id¨¦nticamente repudiable por liberticida. La propia IU-EB ha venido evidenciando en el Parlamento vasco y fuera de ¨¦l el nulo contenido socialista y progresista de la ideolog¨ªa abertzale, que sistem¨¢ticamente est¨¢ votando en Vitoria con la derecha nacionalista en cuestiones como la reducci¨®n de la jornada laboral, los atrasos debidos a los trabajadores de la ense?anza o los derechos laborales de las empleadas dom¨¦sticas. Es que, como a Milosevic, el socialismo le es tangencial. Lo esencial es la patria, la gran patria, se llame Serbia o Euskal Herria. Jos¨¦ Mar¨ªa Portillo es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la UPV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.