Hugh Thomas recuerda que todos los pa¨ªses se mancharon con la trata de esclavos
El historiador Hugh Thomas no quiere que la trata de esclavos se recuerde como una historia del pasado lejano y que marca con su estigma a unos pocos pa¨ªses, como Espa?a y Portugal. No es verdad. Todos los pa¨ªses se mancharon con la trata de esclavos, record¨® el historiador. Thomas dio una conferencia el pasado martes en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Tras la reciente publicaci¨®n de su libro La trata de esclavos en la Editorial Planeta, Thomas (Windsor, 1931) coment¨® ante un centenar de personas algunas de las claves que explican el violento transporte de africanos a las tierras de Am¨¦rica en el siglo XVI. Thomas quiso antes que nada evitar cualquier impresi¨®n de lejan¨ªa respecto al comercio de esclavos. "El siglo XVI no est¨¢ tan distante. Son unas 15 generaciones. Eso no es nada biol¨®gicamente hablando. Las consecuencias de la trata de esclavos siguen siendo un asunto esencial en Latinoam¨¦rica y en EE UU. Un l¨ªder de los negros estadounidenses hace hoy en d¨ªa propaganda antisem¨ªtica lanzando la acusaci¨®n de que la trata de esclavos fue invenci¨®n de los jud¨ªos", explic¨® el autor de La guerra civil espa?ola. El rey Fernando el Cat¨®lico entreg¨® en 1510 el permiso que dio origen a la trata. Entre 1492 y 1870 fueron transportados m¨¢s de 10 millones de negros desde ?frica hasta Am¨¦rica. La llegada de los espa?oles a Am¨¦rica diezm¨® a los ind¨ªgenas. "Un informe de 1511 al rey Fernando dec¨ªa que el trabajo de un negro era equivalente al trabajo de cuatro indios", afirm¨® el historiador. "La trata fue una empresa multiconfesional. Casi todos estos esclavos eran comprados por los portugueses a reyes y mercaderes africanos. O, mejor dicho, eran trocados por vino, caballos, tejidos...", relat¨® Thomas. Los pensadores de esa ¨¦poca no sent¨ªan un especial rechazo hacia la esclavitud. Su devoci¨®n hacia la cultura grecolatina, que se sustentaba en el trabajo de los esclavos, propici¨® que los hombres del Renacimiento aceptaran la trata. El papa Le¨®n X fue una excepci¨®n parcial al "protestar en 1514 contra la idea de la esclavitud". "Aunque s¨®lo habl¨® de los ind¨ªgenas americanos; no de los africanos", puntualiz¨® Thomas. "El comienzo de la trata fue internacional. Un se?or de lengua materna francesa [Carlos V] dio una licencia a un se?or de Saboya que la vendi¨®, a su vez, a un italiano. Los esclavos eran comprados por los portugueses y terminaban en manos espa?olas", indic¨® el historiador.
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