Muere el modista italiano Trussardi
El dise?ador sufri¨® un accidente de tr¨¢fico anoche en Mil¨¢n
Nicola Trussardi, modista y dise?ador italiano, muri¨® anoche en Mil¨¢n, tras permanecer en un estado que los m¨¦dicos definieron ayer como "coma irreversible" desde el accidente de tr¨¢fico que sufri¨® cuando regresaba a su casa de B¨¦rgamo (Lombard¨ªa) la madrugada del martes. A falta de testigos del accidente, lo ¨²nico que se sabe es que el dise?ador, abstemio y experto conductor, no llevaba el cintur¨®n de seguridad ni funcionaron los air-bags. La muerte de Trussardi a?ade un drama a otros recientes de la moda italiana.
El destino tr¨¢gico del dise?ador, a punto de cumplir los 57 a?os y creador de un imperio de moda a partir de una firma de guantes heredada de la familia, ha permitido recordar a la prensa italiana el fin no menos tr¨¢gico de otros reyes del made in Italy como Maurizio Gucci, Gianni Versace, o Moschino. Dicen que pudo ser el cansancio extremo la verdadera causa del accidente. Que el Mercedes de Trussardi, con el interior dise?ado por ¨¦l, pudo estrellarse contra la valla de la autopista Este de Mil¨¢n al dormirse inadvertidamente el conductor. Es cierto que Trussardi trabajaba una media de 15 horas al d¨ªa y viajaba continuamente. El dise?ador acababa de regresar de Tokio y, sin tomarse siquiera un respiro para recuperarse del jet-lag, hab¨ªa mantenido las citas de su agenda: encuentros diferentes y una cena con otros colegas para preparar una exposici¨®n en la sede de la firma en Mil¨¢n.Hay quien se pregunta, como el periodista Gabriele Romagnoli, en La Stampa, si no existe de hecho una maldici¨®n espec¨ªfica para estos creadores de moda italianos, crecidos al calor de un boom de consumo de art¨ªculos de lujo ahogado luego por la proliferaci¨®n de firmas y la dur¨ªsima competencia. Los ejemplos de un Maurizio Gucci, asesinado por su ex mujer Patrizia, o Gianni Versace, por un amante furioso, o Moschino, cuya firma sobrevive en manos de otro equipo de modistas, bastan por s¨ª solos para ilustrar la hip¨®tesis. Pero lo cierto es que Nicola Trussardi, casado con Maria Luisa Gavanezzi y padre de cuatro bell¨ªsimos hijos, no se ajustaba exactamente al perfil de otros colegas. Lejos de ser un ave solitaria, un exc¨¦ntrico obsesionado con su firma y sin descendencia directa, trabajaba codo con codo con su mujer, que hab¨ªa abierto un insospechado fil¨®n de clientes en Hollywood.
Dos de los cuatro hijos del dise?ador llegaron ayer tarde al Policl¨ªnico de Mil¨¢n procedentes de Tokio y de Nueva York, un indicio claro de que la estirpe familiar est¨¢ preparada para seguir los pasos internacionales del padre.
Trussardi, licenciado en Econom¨ªa por la Universidad de Mil¨¢n, se vio obligado a entrar en el negocio familiar, la fabricaci¨®n de guantes, al fallecer su hermano mayor. El joven hubo de hacerse cargo de los contactos con los mayoristas y de la dif¨ªcil tarea de presentar las nuevas colecciones en las redacciones de las revistas de moda. Su fino olfato le llev¨® pronto a comprender el amplio margen que representaban los llamados accesorios y a crear el imperio del galgo -el anagrama s¨ªmbolo de la firma- en los a?os setenta, al extender el uso de las pieles flexibles de los guantes que fabricaban su padre y su abuelo desde 1910, a una amplia gama de objetos, desde billeteros a accesorios para bicicleta, pasando por la ropa de hombre, mujer y ni?o.
Socialista convencido, Trussardi se convirti¨® en uno de los grandes y famosos amigos del ex primer ministro Bettino Craxi. Gracias en parte a sus excelentes conexiones pol¨ªticas, su firma se abri¨® paso en marcos no estrictamente modisteriles. Consigui¨® el contrato para dise?ar los interiores de los aviones de Alitalia (la compa?¨ªa a¨¦rea de bandera), de los helic¨®pteros Augusta y de los autom¨®viles Leyland, Lancia y Alfa Romeo. Dicen que fue Trussardi el primero, en 1983, en trasladar los desfiles de moda del anodino marco dom¨¦stico a escenarios regios como el teatro de La Scala.
Seg¨²n su amigo el soci¨®logo Francesco Alberoni, Trussardi se convirti¨® en la imagen viva del "empresario del gusto". Pese a su relaci¨®n con Craxi, el terremoto de Tangent¨®poli, -el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n destapado en 1992 por los jueces del movimiento Manos Limpias-, no movi¨® un ladrillo en el imperio Trussardi, que factur¨®, seg¨²n datos de la firma, 850.000 millones de liras el a?o pasado, el 42% del total en Asia.
Ni siquiera en el caso del Merchant Bank, considerado por los jueces milaneses como un mero veh¨ªculo para facturar dinero a las cuentas de Bettino Craxi, su nombre figur¨® m¨¢s que en calidad de testigo.
La familia posee un antiguo palacio de 2.000 metros cuadrados en B¨¦rgamo, residencia principal, y una hermosa villa en la isla de Elba. El sue?o no cumplido de Nicola Trussardi ha sido construir en Mil¨¢n una especie de ciudadela de la moda, un espacio donde reunir pasarelas y actividades creativas de toda especie como ya ocurr¨ªa en la sede de la firma en Palazzo Marino.
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