Tejido de alambre
Universitarios de M¨¢laga desfilan con creaciones andaluzas en unas jornadas del Instituto de la Juventud
Alambre en vez de tejidos; pegamento en vez de costuras; universitarios de oficio en vez de modelos profesionales y m¨¢s ciencia que movimiento oscilante de caderas. 60 estudiantes de la Universidad de M¨¢laga (UMA) cerraron ayer los libros y se abrieron camino en del mundo de la moda en el desfile organizado por esta instituci¨®n y el Instituto Andaluz de la Juventud dentro de las jornadas Utop¨ªas del Joven Universitario. No aspiraban a Naomi Campbell, s¨®lo a pasar un buen rato. Eran las 12.30 y todo estaba preparado en el hall de Ciencias de la Educaci¨®n que hizo las veces de pasarela: la m¨²sica lista para sonar ca?era; los estudiantes luchando por un hueco en primera fila y preparados para dejarse la voz en el intento; los modelos esperando en fila y dispuestos a afrontar una prueba m¨¢s dif¨ªcil, o al menos con m¨¢s p¨²blico, que en los ex¨¢menes. "As¨ª tambi¨¦n me siento realizada, de peque?a siempre quise participar en un pase de modelos", comentaba Sara Assiego, una estudiante de publicidad de 20 a?os. Y ella, manteniendo el tipo y la sonrisa como si no hubiera hecho otra cosa en su vida. Vestido inspirado en los a?os veinte, chapas a modo de flecos y un escote -al que, por cierto, hizo una peque?a menci¨®n- que le llegaba hasta el tu¨¦tano. Todo tiene nombre: para quien no lo sepa, esto es moda experimental. "La gente que empieza evita hacer cosas comerciales. Cuando llevas tres a?os y quieres vivir de esto, es otra cosa", se?al¨® Antonio Troyano, el organizador de la muestra. Y lo hac¨ªa mientras un estudiante se paseaba disfrazado de Ad¨¢n con un calz¨®n de pl¨¢stico y una corona de laurel del mismo material. Su osad¨ªa se iba a ver correspondida en la pasarela con los aplausos. A su lado: cors¨¦s de cart¨®n, miri?aques, faldas de altos vuelos a base de rollos de papel higi¨¦nico y mucha imaginaci¨®n. Todo fue joven. Los dise?adores (el colectivo Sirsaka, Virginia Jim¨¦nez, Noelia M¨¢rquez y Juan Jos¨¦ Garc¨ªa) tambi¨¦n. "Esta experiencia es incre¨ªble. Llevo a?os loca por mostrar mi moda", explic¨® Jim¨¦nez, que adem¨¢s de 19 a?os y dise?adora "por vocaci¨®n", estudia magisterio. Lo dice en caliente. Acaba de salir de la pasarela con los modelos que han lucido su creaci¨®n de la mano. Todos ellos est¨¢n inspirados en los bucaneros y, como la mayor¨ªa, causaron gran sensaci¨®n. Nadie lo duda: "es una buena oportunidad para los que empiezan". En el centro los estudiantes se lucen, giran sobre s¨ª mismos con una sonrisa en la boca de esas de me gusta que me miren pero que no se me note demasiado porque me da verg¨¹enza. "No son profesionales, pero se han preocupado por venir a los ensayos y por faltar a clase", comenta Troyano. Casi todos son de Psicolog¨ªa y de Ciencias de la Educaci¨®n. El p¨²blico grita, silba, se desga?ita y se deshace en aplausos. Por la ma?ana han estado discutiendo sobre sus utop¨ªas; al mediod¨ªa las de algunos se hacen realidad. Un peque?o sector se toma la molestia de puntuar a los modelos del uno al diez. La del ba?ador escamado de color plateado obtiene la m¨¢xima puntuaci¨®n. Con los varones son m¨¢s estrictos, aunque m¨¢s efusivos en aplausos. Otro sector, subido en uno de los palcos que tiene la facultad, utiliza un m¨¦todo distinto de evaluaci¨®n: sacar, cuando la situaci¨®n as¨ª lo requiere, una pancarta que no deja lugar a dudas acerca de su opini¨®n. En esos momentos, cuando la catarsis es total, aparece la palabra m¨¢gica: polvazo. Al fin y al cabo se trata de so?ar.
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