Los deportados inundan Macedonia en medio del caos
Nadie sab¨ªa qu¨¦ hacer con los miles que esperaban bajo el sol, encerrados en autobuses, sin agua ni comida
ENVIADA ESPECIALLa limpieza ¨¦tnica de Milosevic y el vaciado de Kosovo prosiguieron ayer su curso. De los trenes atestados, los albanokosovares descend¨ªan con alivio pese a las miradas agresivas y despectivas de los polic¨ªas macedonios. Pero la sensaci¨®n de bienestar al respirar por fin aire fresco les dur¨® muy poco. Autobuses rojos del sistema de transporte p¨²blico de la ciudad de Skopje habilitados para la ocasi¨®n les estaban esperando para transportarlos, de nuevo hacinados y convertidos en la nueva oleada de deportados. La tercera. M¨¢s de 4.000 personas llegaron ayer a Blace, en la frontera yugoslava de Kosovo con Macedonia, para enfrentarse a un futuro tan incierto como el de sus m¨¢s de 130.000 predecesores.
Con una frialdad que podr¨ªa rayar en la crueldad, los polic¨ªas macedonios esperan habitualmente a que un grupo de diez autobuses est¨¦ repleto hasta no caber un alma m¨¢s para partir hacia los campos. Aunque ayer los deportados tuvieron suerte, y ante las reiteradas quejas de las organizaciones humanitarias para que cambiaran de sistema, el n¨²mero de autocares se redujo a cinco. Aun as¨ª, la espera se hizo interminable en Blace. De la frontera a los campos hay apenas media hora de viaje pero los refugiados suelen esperar, dentro del autob¨²s, bajo el sol, sin agua ni comida, m¨¢s de ese tiempo hasta que inician el trayecto. Pero lo peor todav¨ªa estaba por llegar. Al campo de Stankovic I -denominado hasta hace unos d¨ªas Brazda-, llegaron ayer 22 de los ya famosos autobuses rojos. Los primeros no plantearon problemas. Literalmente escupidos al abrirse las puertas, mujeres con bebes de poqu¨ªsimos meses en brazos, ancianos en lamentables condiciones de salud y oleadas de ni?os se apresuran a ser los primeros en una enorme y ca¨®tica cola que les proporcionar¨ªa comida, mantas y agua.
Pero los responsables de la organizaci¨®n en Stankovic I se sintieron impotentes ante tal flujo de reci¨¦n llegados, por lo que decidieron dar la orden de dejar aparcados a los cinco siguientes que llegaron sin permitir descender a nadie. La escena rozaba el patetismo. Las c¨¢maras de televisi¨®n esperaban para filmar el nuevo desembarco de refugiados. Pero las puertas no se abr¨ªan. Desde abajo, la gente ped¨ªa a gritos a los conductores que abriesen aunque aquellos parec¨ªan no estar siquiera presentes en el lugar.
Como toda medida paliativa se les introdujo botellas de agua por las ventanas. Ancianos desmadejados y apoyados contra los m¨¢s j¨®venes ante la imposibilidad de caerse directamente al suelo por la falta de espacio y ni?os enrojecidos por el calor no fueron suficientes para que alguien reaccionara. Finalmente, cuando una mujer de muy avanzada edad se desmay¨® lleg¨® una ambulancia a la vez que se abr¨ªan las puertas.
Falta de previsi¨®n
Todo lo que ayer sucedi¨® en uno de los cinco campos que hasta el momento hay habilitados en Macedonia volvi¨® a deberse a una total y absoluta falta de previsi¨®n en un ¨¦xodo que ha desbordado a las autoridades macedonias. Nadie sab¨ªa nada. Nadie sab¨ªa por qu¨¦ los conductores no abr¨ªan aquellas puertas. O lo que era peor: qui¨¦n deb¨ªa dar la orden de abrirlas. O qui¨¦n dio la de no hacerlo. En definitiva: qui¨¦n era el responsable de aquellas personas. Tan s¨®lo un miembro de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (IOM), cuerpo responsable de censar a las personas que acceden a los campos, se limit¨® a asegurar que "dir¨ªa algo". Pero la pregunta segu¨ªa sin respuesta. ?A qui¨¦n? Porque ni los miembros de la Alianza Atl¨¢ntica que levantaron el campo ni los polic¨ªas macedonios hicieron nada por resolver la situaci¨®n. Una situaci¨®n que podr¨ªa complicarse m¨¢s si, como ayer manifest¨® el portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Ron Redman, cruzasen la frontera en los pr¨®ximos d¨ªas otros 20.000 albanokosovares que esperan en el pueblo de Urosevac poder pasar a Macedonia. Redman adelant¨® n¨²meros y cifr¨® en m¨¢s de 40.000 los refugiados que actualmente se concentran en los cinco campos con que cuenta Macedonia: Stankovic I, Stankovic II, Radusa, Neprosteno y Bojane. Otras 78.000 personas, las que no est¨¢n encerradas entre alambradas y han corrido mejor suerte, malviven ahora de prestado con sus familias macedonias.
Aunque todas estas cifras son de una fragilidad absoluta debido al continuo entrar y salir de gente del pa¨ªs. Igualmente de incierto es el tiempo que finalmente tendr¨¢n que pasar los refugiados atrapados en los campos. El portavoz de ACNUR dej¨® ayer meridianamente claro que no tienen "ni idea" de si se tratar¨¢ de semanas o meses. En cualquier caso, los campos de acogida han superado ya con creces su l¨ªmite. Al igual que la paciencia de sus moradores, que a la m¨ªnima ocasi¨®n o despiste de los polic¨ªas macedonios aprovechan para escaparse por cualquier peque?o hueco en las alambradas. Aunque antes o despu¨¦s, y casi siempre es a los pocos metros, son detenidos por los agentes y devueltos al campo. Mientras, miles de personas permanecen escondidas por miedo a las tropas serbias en las monta?as, intentando acceder a Macedonia, seg¨²n inform¨® ayer ACNUR en Skopje.
Quien tambi¨¦n aterriz¨® ayer en Skopje fue Elizabeth Dole. Igual que el leve terremoto que la madrugada del jueves sacudi¨® por unos segundos la capital macedonia, la posible candidata a ocupar la pr¨®xima legislatura la Casa Blanca, y mujer del senador Bob Dole, pas¨® ayer por el campamento de Stancovik I. Consigui¨® sacar por unos minutos a los m¨ªseros habitantes de los campos de refugiados para asegurar ante las c¨¢maras, con la sonrisa firme ante un fuerte viento polvoriento que no consigui¨® despeinarla, que "esta es una guerra que vamos a ganar". Y a?adi¨®: "Porque no hay que olvidar que estamos en guerra". Lo dijo seria y convencida. Quiz¨¢ por si a ellos se les hab¨ªa olvidado. Los que todav¨ªa no han logrado cruzar la frontera puede que vean dentro de poco c¨®mo el agua y la comida que piden llega en paraca¨ªdas. El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, orden¨® ayer que se prepare el lanzamiento de v¨ªveres y medicinas a los refugiados, "sean las que sean las dificultades".
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