Insuficientes
EL CONJUNTO de medidas contra la inflaci¨®n que aprob¨® ayer el Gobierno pueden resumirse en un recorte apresurado de las tarifas de los sectores regulados. Rodrigo Rato anunci¨® ayer una rebaja adicional de la tarifa el¨¦ctrica del 1,5%, reducciones de varias tarifas telef¨®nicas -excepto, curiosamente, de las urbanas- , un abaratamiento del 25% en los aranceles que los notarios y registradores cobran por los tr¨¢mites de hipotecas, la disminuci¨®n del margen mayorista farmac¨¦utico de hasta el 1,5% y una rebaja del peaje de las autopistas (hasta el 7%). Est¨¢ en estudio un recorte del precio del gas natural y de la bombona de butano de entre el 2% y el 4%. Con efecto a medio y largo plazo se prometen adelantos significativos en la fecha de liberalizaci¨®n del mercado el¨¦ctrico y del gas y un endurecimiento de las actuaciones en defensa de la competencia. La primera consideraci¨®n es que se trata de actuaciones encaminadas a abaratar los precios de forma inmediata; pero no son reformas estructurales ni liberalizadoras que act¨²en para formar un mercado competitivo. El Gobierno ha mostrado capacidad de reacci¨®n al imponer estos recortes directos en los precios regulados. Pero, admitida la oportunidad y pertinencia del recorte, cabe discutir su profundidad y eficacia. Las rebajas en electricidad, telecomunicaciones, autopistas y la m¨¢s et¨¦rea en gas y butano son muy inferiores a las que potencialmente recomiendan los expertos. Recu¨¦rdese que las tarifas el¨¦ctricas pod¨ªan haber bajado este a?o hasta el 8%, seg¨²n la Comisi¨®n El¨¦ctrica; que la disminuci¨®n de los tipos de inter¨¦s permite rebajas de hasta el 12% en los peajes, y que en la misma l¨ªnea pod¨ªa bajarse el precio del butano y el gas natural. Como medidas de intervenci¨®n r¨¢pida contra la inflaci¨®n, su ¨¦xito depender¨¢ de los resultados que consigan en los pr¨®ximos meses. En este sentido, hay que recibirlas con cierto escepticismo. El efecto deflacionista del conjunto de rebajas estar¨¢ en torno a una d¨¦cima del IPC.
A la vista de la premura con que se han reducido las tarifas reguladas, hay que preguntarse por qu¨¦ esta decisi¨®n se toma ahora, con una tasa de inflaci¨®n del 2,2%, y no a principios de a?o, cuando se pod¨ªa haber evitado el repunte inflacionista. De forma indirecta, se demuestra que ten¨ªan raz¨®n quienes, como Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, afirmaban que era posible reducir todav¨ªa m¨¢s la tarifa el¨¦ctrica, y probablemente resulta cierto que es posible reducir m¨¢s el coste del tel¨¦fono o de las autopistas. Cabe todav¨ªa otra amarga reflexi¨®n: las supuestas liberalizaciones ejecutadas anteriormente eran claramente insuficientes. En el momento de la verdad, el Gobierno ha tenido que actuar directamente sobre las tarifas; los mercados de la electricidad o de las telecomunicaciones encargados de formar los precios, sencillamente no existen. Las liberalizaciones y reformas de los mercados quedan pendientes; as¨ª que en el pr¨®ximo choque inflacionista el Gobierno tendr¨¢ que intervenir de nuevo directamente sobre las tarifas.
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