La proliferaci¨®n de centros entorpece la atenci¨®n a las mujeres maltratadas
El Instituto Andaluz de la Mujer regular¨¢ las condiciones m¨ªnimas de las casas de acogida
Cuando una mujer se decide a denunciar malos tratos, tiene que hablar con 15 personas distintas antes de ingresar en un centro de acogida. El a?o pasado, 3.700 mujeres andaluzas se vieron en este trance: denunciaron a sus c¨®nyuges por someterlas a malos tratos f¨ªsicos o ps¨ªquicos. En los ¨²ltimos tiempos, han sido tantos los organismos que se han lanzado a abrir casas de acogida, que el Instituto Andaluz de la Mujer se ha visto obligado a elaborar una normativa reguladora. Se han multiplicado los servicios de urgencia, pero no siempre funcionan con la coordinaci¨®n deseable.
La situaci¨®n est¨¢ lejos de ser sencilla, y al propio hecho de los malos tratos y de la atenci¨®n de primera mano hay que sumarle otra asignatura pendiente: la de la reinserci¨®n social de las mujeres. El b¨¢rbaro asesinato de la granadina Ana Orantes, atada y quemada viva por su marido el 17 de diciembre de 1997, provoc¨® una cascada de campa?as, tel¨¦fonos de urgencia y casas de acogida. Estas acciones, aunque bien intencionadas, no siempre dan resultados ¨®ptimos debido a la falta de coordinaci¨®n y a la duplicaci¨®n de servicios. Este mes aparecer¨¢ en el Bolet¨ªn Oficial de la Junta de Andaluc¨ªa (BOJA) una norma destinada a regular las condiciones m¨ªnimas que deben reunir las casas de acogida. "Cuantos m¨¢s esfuerzos se sumen en esta lucha, mejor, pero no tiene sentido tener miles de casas de acogida, porque hay muchas otras necesidades que nos cuesta m¨¢s trabajo cubrir", reflexiona la presidenta del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Carmen Olmedo. La mayor parte de las acciones de las administraciones afectan a la fase de emergencia. Y la proliferaci¨®n de servicios ha sido tal, que en ocasiones se vuelve en contra de las v¨ªctimas. En M¨¢laga, por ejemplo, funcionan tres tel¨¦fonos de urgencia para mujeres: el 900 200 999 de la Junta, el 010 del Ayuntamiento y el 900 771 177 de la Diputaci¨®n Provincial, adem¨¢s del 091 de la Polic¨ªa. El primero fue el de la Junta, Pero el Ayuntamiento pens¨® que un n¨²mero de tres cifras ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil de recordar, y cre¨® el 010, atendido por ocho letradas durante todo el d¨ªa. La Diputaci¨®n y el Colegio de Abogados de M¨¢laga pusieron en marcha el otro tel¨¦fono hace un a?o para dar asistencia jur¨ªdica a mujeres en el medio rural. Pilar Jurado, del Partido Popular, diputada de Bienestar Social, justifica su creaci¨®n en que "el Instituto de la Mujer no daba cobertura en pueblos peque?os". Lo cierto es que, hasta 1995, Diputaci¨®n y Junta hab¨ªan funcionado coordinadamente en este ¨¢mbito. Y en el resto de las provincias andaluzas, incluso en Almer¨ªa, donde tambi¨¦n gobierna el PP en la Diputaci¨®n, lo siguen haciendo. ?sta ¨²ltima, que trabaja en coordinaci¨®n con la Guardia Civil, ha establecido 90 plazas de acogimiento de emergencia en la provincia. Pero, igual que el Ayuntamiento, carece de casas de acogida para una estancia m¨¢s prolongada. Esta circunstancia obliga a veces a las v¨ªctimas a pasar d¨ªas de un lado para otro repitiendo su problema, cuando el primer derecho que establece el Procedimiento de Coordinaci¨®n para la Atenci¨®n a las Mujeres V¨ªctimas de Malos Tratos es el de recibir la atenci¨®n necesaria en el menor plazo de tiempo.. "Lo primero que hacen cuando llega la asistente social es sacar un mont¨®n de papeles", dice Luisa, directora de la casa de acogida del IAM en M¨¢laga. Reinserci¨®n social Pero, a pesar de los problemas de descoordinaci¨®n, la atenci¨®n en la fase de emergencia es buena. Las asignaturas pendientes son la reinserci¨®n social y el tratamiento penal del maltrato. La media de edad de la mujer maltratada que denuncia es de unos 32 a?os, con dos o tres hijos y un nivel de formaci¨®n bajo. La asignaci¨®n de viviendas sociales y la gesti¨®n de la mayor¨ªa de los planes de empleo son competencia de los ayuntamientos, pero a¨²n son pocas las acciones emprendidas en este campo. El IAM trata de paliar las carencias con una red de pisos tutelados, donde conviven varias mujeres que comparten alquiler, y con el reci¨¦n nacido programa Cualifica, que ofrece cursos remunerados de orientaci¨®n profesional. "Con esta iniciativa estamos muy contentas, pero necesitamos que los servicios municipales funcionen debidamente. Ah¨ª es donde pueden desarrollar una labor impagable", concluye Olmedo.
La tortuosa v¨ªa penal de las v¨ªctimas
Llegar a un tratamiento penal satisfactorio en relaci¨®n con los malos tratos es una espinosa batalla. A falta de una ley espec¨ªfica, la clave est¨¢ en la correcta formulaci¨®n de las denuncias y en la buena disposici¨®n de jueces y fiscales cuando se topan con cada caso. En la Comisar¨ªa Provincial de M¨¢laga funciona desde hace 12 a?os el Servicio de Atenci¨®n a la Familia, donde hay agentes especializadas en el tema del maltrato. "Para que una denuncia prospere no se puede dejar ning¨²n cabo suelto", explica con conocimiento de causa la inspectora Ana Bl¨¢zquez. "Hay que hacer constar si existen antecedentes en los malos tratos, si son habituales, y otra cosa muy importante es una buena interpretaci¨®n del parte de lesiones: una brecha en la frente es muy impactante, pero si una mujer presenta huellas de una mano en el cuello, es que ha habido un intento de estrangulamiento", explica. La Fiscal¨ªa General del Estado ha repartido instrucciones por toda Espa?a para que los fiscales se preparen y agilicen la tramitaci¨®n de estos expedientes y recaben informaci¨®n sobre denuncias anteriores. La sensibilidad de los jueces est¨¢ cambiando, pero a¨²n hay muchas mujeres que retiran o no presentan denuncia por miedo a una mala sentencia, a las represalias de sus compa?eros o por la lentitud de la justicia: "Yo no he presentado denuncia porque no quiero nada de mi ex marido, ni volver a pasar por todo aquello, ni esperar a?os para una sentencia. S¨®lo quiero sacar adelante a mis hijos con un trabajo, el que sea", dice Julia desde le centro de acogida de M¨¢laga. La parte legal es s¨®lo el principio de un calvario, de una vida diferente y muchas veces peor para muchas mujeres. Solas, sin dinero y sin casa para sus hijos.
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