Schommer retrata la vida en los museos
El fot¨®grafo dedica un libro al Prado, el Reina Sof¨ªa, el Thyssen y el Arqueol¨®gico.
La vida en los museos (editado por Banesto, con la colaboraci¨®n de la editorial Lumber) es el ¨²ltimo libro de Alberto Schommer. La nueva obra de este fot¨®grafo y acad¨¦mico, que se siente "portavoz de lo que ocurre en el final del siglo XX" a trav¨¦s de sus libros, a los que concibe como trabajos de autor, obras en s¨ª mismos, est¨¢ dedicada a cuatro museos madrile?os a trav¨¦s de m¨¢s de un centenar de im¨¢genes: el Prado, el Reina Sof¨ªa, el Thyssen y el Arqueol¨®gico. Transmitir "impactos y emoci¨®n" es el objetivo de Schommer (Vitoria, 1928), quien desech¨® la idea de centrarse en los principales museos internacionales (Louvre, Prado, Tate Gallery y MOMA), principalmente por su elevado coste. "A m¨ª me parece que los museos tienen una vida propia, que es la que los cuadros transmiten y lo que el p¨²blico transmite", se?ala el fot¨®grafo, que ha seleccionado las im¨¢genes que aparecen en el libro, sin t¨ªtulo y sin textos -salvo el que se incluye al principio de la obra firmado por Francisco Calvo Serraller-, entre unas 2.000 captadas a lo largo de varios meses.
"Hay una interrelaci¨®n muy importante, siempre lo he observado en todos los museos del mundo, de la mirada, el acercamiento, las posturas, la forma de mirar del p¨²blico y la forma de explicar otros a determinadas personas c¨®mo son los cuadros. Para m¨ª trascend¨ªan muchas veces los cuadros del hecho de ser unos elementos, por decirlo de alguna manera, nunca muertos, porque un cuadro precisamente est¨¢ muy vivo, pero de lo que no hay duda es de que un cuadro en un museo ya es un elemento pasivo; el cuadro, cuando se est¨¢ pintando, haci¨¦ndose, transmiti¨¦ndose en una exposici¨®n, tiene una vida, incluso en las casas particulares, pero los museos realmente son un lugar donde los cuadros quedan pasivamente. Y los activa el hecho de la mirada; eso activa la vida de los cuadros, y entonces se convierten en un elemento activo en vez de pasivo". "Todo eso fue lo que me hizo trabajarlo, adem¨¢s, como he trabajado el libro, con esa especie de superposiciones, vibraciones, duplicidades...". Seg¨²n escribe Calvo Serraller, "Schommer nos lleva, una y otra vez, aunque no de la misma manera, al centro del arte como luz. El museo es, as¨ª pues, una caverna luminosa. No un lugar, sino el lugar de la revelaci¨®n".
Siempre en busca de la experimentaci¨®n en los campos m¨¢s diversos, desde los retratos psicol¨®gicos (que abandon¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada huyendo de cualquier "clasificaci¨®n") a sus series de cascograf¨ªas, paisajes, ciudades..., Schommer asegura que el proceso de preparaci¨®n y elaboraci¨®n de La vida en los museos, del que se han tirado 3.000 ejemplares, ha sido "muy laborioso", como el resto de sus libros: "Cada obra tiene un tratamiento muy personal, muy laborioso; me llev¨® mucho tiempo".
Autor de m¨¢s de una treintena de libros -mayoritariamente en blanco y negro, porque el color, salvo excepciones, "banaliza"-, Schommer ya ha terminado otro, La pasi¨®n dorada, sobre el mundo de los toros, que saldr¨¢ antes del verano y en el que juega con "los sue?os del torero", y prepara uno m¨¢s sobre Espa?a, en el que aparecen im¨¢genes de todas las provincias "pr¨¢cticamente sin edificios y sin una sola persona, son s¨®lo los campos casi ¨¢ridos. Es un aut¨¦ntico pu?etazo". E insiste sobremanera en dejar claro que concibe sus libros como obras en s¨ª mismos, con "un comienzo, una parte media interior y un final", al igual que una pel¨ªcula o una obra literaria, desmarc¨¢ndose de aquellos que son "una mera sucesi¨®n de l¨¢minas, recopilaciones, almacenes de fotograf¨ªas o simples ¨¢lbumes".
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