Informaci¨®n con cuentagotas
La celebraci¨®n de ruedas de prensa diarias y la retransmisi¨®n televisiva en directo pueden hacer creer que ¨¦sta es una guerra transparente, al menos por parte de la OTAN. Nada m¨¢s lejos de la realidad. La mayor¨ªa de los gobiernos aliados, y sus responsables pol¨ªticos y militares, carecen de la principal informaci¨®n operativa. Espa?a, como los dem¨¢s pa¨ªses que participan en los ataques, sabe lo que hacen sus aviones, pero s¨®lo conoce de manera fragmentaria lo que hacen los dem¨¢s y, sobre todo, ignora lo m¨¢s importante: la evaluaci¨®n detallada y completa del efecto de los ataques. ?sa es la clave que permite concluir qui¨¦n va ganando y cu¨¢nto puede durar la guerra o cu¨¢ndo ser¨¢ el momento de dar el salto cualitativo de activar la tercera fase de la operaci¨®n, que ampl¨ªa los objetivos a toda la infraestructura civil y no s¨®lo la vinculada a la operatividad del Ej¨¦rcito.
La OTAN aplica el principio de que nadie debe tener m¨¢s datos de los que necesita, para evitar fugas. Son los mandos aliados quienes conocen el desarrollo de la campa?a. Y los principales son militares norteamericanos: el comandante supremo para Europa, Wesley Clark, el jefe del Mando Sur, James Ellis, o el responsable del mando a¨¦reo, Michael Short. Hasta ahora, por ejemplo, no se conoce ning¨²n informe oficial sobre el derribo del F-117 o caza invisible por los serbios.
Los sat¨¦lites son propiedad de EE UU, no de la OTAN, y sus im¨¢genes circulan con cuentagotas. Respecto a los aviones no tripulados de reconocimiento, no han dado el resultado esperado y los alemanes han sido sustituidos por norteamericanos.
Hay algo que est¨¢ claro, sin embargo: la defensa antia¨¦rea yugoslava ha sido fragmentada, pero no eliminada en su mayor parte, aunque constitu¨ªa el primer objetivo de los ataques. La mejor prueba de ello es la orden de que los aviones aliados no bajen de los 20.000 pies (casi 7.000 metros), para escapar al alcance de la artiller¨ªa o los misiles de baja cota, lo que explica algunos dram¨¢ticos errores.
El mal tiempo y el deseo de evitar tanto las v¨ªctimas civiles como las bajas propias son las causas a las que se atribuye la escasa eficacia. Pero llegar¨¢ un momento en que los pilotos aliados deber¨¢n arriesgarse. Ya est¨¢ llegando. "La guerra", recuerda un militar, "no puede ganarse sin hacerla".
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