El objetivo

SI MILOSEVIC sobrevive pol¨ªticamente, se podr¨¢ decir que la guerra emprendida por la OTAN habr¨¢ fracasado. Tras la nueva oleada humana que est¨¢ llegando a Albania y Macedonia, y las noticias del reguero de masacres en Kosovo, Europa no se puede permitir otra salida que la del fin de ese r¨¦gimen, aunque ¨¦sta requiera un duro y prolongado esfuerzo. El futuro de Europa se juega en el regreso al territorio de Kosovo de los habitantes que han sido desalojados de sus hogares, pero el objetivo ¨²ltimo de la acci¨®n emprendida debe ser poner fin a ese r¨¦gimen que -aunque no sea el ¨²nico- ha prendido demasiadas mechas en la antigua Yugoslavia en la ¨²ltima d¨¦cada y cometido insoportables cr¨ªmenes. La credibilidad de los aliados ganar¨ªa mucho si se decidieran a poner a disposici¨®n del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia pruebas para poder acusar a Milosevic de cr¨ªmenes contra la humanidad. ?l ya lo sabe, pero los que le rodean comprender¨ªan entonces que no tienen futuro. Como es natural, muchas son las dudas que surgen en muchos ciudadanos sobre la estrategia seguida por la Alianza. La guerra se empez¨® para proteger a los albanokosovares, y, de momento, ha aumentado su sufrimiento y el desastre humano; para debilitar a Milosevic, y le ha fortalecido en el interior de Serbia, donde la oposici¨®n permanece muda ante la dial¨¦ctica entre patriotas o traidores; para evitar la desestabilizaci¨®n de los Balcanes, y hoy se tambalean. Y es posible que la situaci¨®n tenga que empeorar a¨²n m¨¢s antes de poder mejorar.

Pero la OTAN debe convencer, adem¨¢s -o antes- de vencer, y para ello est¨¢ cometiendo demasiados fallos en su pol¨ªtica informativa. No puede ir a remolque de los acontecimientos y tratando de esconder sus propios errores, precisamente porque ¨¦stos nada tienen que ver con los cr¨ªmenes dolosos de Milosevic. El retraso en la admisi¨®n del bombardeo de una caravana de refugiados y la falta de informaci¨®n m¨¢s detallada sobre lo ocurrido ha mermado la credibilidad de la Alianza. Y, contrariamente a Milosevic, necesita esta credibilidad para conservar en sus manos la esencial carta moral de que dispone.

La salvaje Operaci¨®n Herradura para la limpieza ¨¦tnica de Kosovo se prepar¨® hace meses, se empez¨® a aplicar a partir de enero pasado, durante las negociaciones de Rambouillet, y se llev¨® a su desenlace m¨¢s brutal tras el inicio de los bombardeos de la OTAN el 24 de marzo. La limpieza ¨¦tnica se habr¨ªa realizado, aunque a ritmo menos escandaloso. ?Hubiera sido mejor seguir esperando? Est¨¢ claro que no, pero la OTAN deb¨ªa haberse preparado para hacer frente a la avalancha que se le ven¨ªa encima. Y, aunque la precisi¨®n de las armas utilizadas no tenga parang¨®n en las guerras del pasado, la OTAN no debi¨® presentar en un principio este conflicto como limpio.

Los aliados excluyen, al menos de momento, una operaci¨®n terrestre, puesto que se trata de una opci¨®n que costar¨ªa demasiadas vidas, propias y ajenas, y se encontrar¨ªa con enormes dificultades sobre un terreno monta?oso -Kosovo no es Kuwait- y con unas fuerzas yugoslavas formadas desde hace d¨¦cadas en una doctrina militar de defensa palmo a palmo del territorio. Ante esta limitaci¨®n, la OTAN se est¨¢ adentrado cada vez m¨¢s en un bombardeo estrat¨¦gico de Yugoslavia, es decir, no s¨®lo contra centros y unidades militares, sino f¨¢bricas, refiner¨ªas y otros objetivos. Se trata de una estrategia que en el pasado no ha sido suficiente para conseguir los objetivos que se propone la OTAN. Entre otras cosas, porque el precio tampoco puede ser la destrucci¨®n total de Yugoslavia. Es posible que la labor de desgaste de estos bombardeos necesite tiempo para surtir efecto y mellar las bases del r¨¦gimen de Milosevic. ?Hasta cu¨¢ndo? Hasta el verano, ha indicado Clinton, en una se?al dirigida tanto a preparar a la opini¨®n p¨²blica de su pa¨ªs para un conflicto posiblemente largo como a Belgrado para mostrar su determinaci¨®n.

Parar la guerra no es por s¨ª sola una soluci¨®n. Proseguirla con cautela y perseverancia no quita nada a la urgente necesidad de recuperar la agenda pol¨ªtica, de la que la fuerza militar debe ser s¨®lo un instrumento. Atraer a Rusia a las nuevas iniciativas es tan necesario como devolver un protagonismo al secretario general de la ONU y al Consejo de Seguridad. Los aliados no pueden limitarse a las armas sin dar otra esperanza. Deben contribuir a abrir y consolidar un frente diplom¨¢tico, pese a que pueda resultar complicado evitar que Milosevic lo utilice para reforzarse en el interior o para erigirse en garante de una soluci¨®n como en Bosnia. Si no se logra provocar antes el derrumbe del r¨¦gimen de Belgrado, la estrategia a largo plazo debe llevar a aislar, pol¨ªtica, econ¨®mica y militarmente, al r¨¦gimen de Milosevic. Hay que hacer comprender a la poblaci¨®n serbia que con ¨¦l en el poder nunca podr¨¢ sumarse al Plan Marshall y al pacto de estabilidad que hay que poner en marcha sin demora para que el conjunto de la poblaci¨®n balc¨¢nica vea una luz de esperanza: la de la reconstrucci¨®n tras la destrucci¨®n.