Pilotos de casta
La ¨²ltima huelga de Semana Santa barrena la imagen p¨²blica del personal de vuelo de Iberia
"Buenas tardes, se?ora", dijo el piloto. "Ser¨¢n para usted. Vaya la que est¨¢is armando, hermosos", contest¨®, airada, la mujer. Era el pasado mi¨¦rcoles y llevaba cinco horas en Barajas esperando la salida del vuelo de Iberia. Era una m¨¢s de las cientos de miles de personas que desde hace semanas tienen una historia que contar, siempre grotesca, sobre su viaje en avi¨®n. El piloto call¨® y se encerr¨® en su concha, y en su cabina. "No est¨¢ el horno para bollos", dice al relatar la an¨¦cdota. "La agresividad es extrema". Ya no hay huelga, pero los pilotos est¨¢n recogiendo el malestar de un pasaje que soporta retrasos y cancelaciones sin cesar.
El caos del transporte ¨¢ereo est¨¢ superando todos los r¨¦cords. Hay d¨ªas que s¨®lo siete de cada cien vuelos son puntuales en Barajas -verdadero centro del desastre- sin que los pasajeros, a los que se les informa con t¨¦rminos para ellos tan ajenos como slots, planes de vuelo o rotaci¨®n de tripulaciones, sepan ya si la causa de tanto desm¨¢n es de los controladores, del control de tr¨¢fico de Bruselas, de los aeropuertos o de los pilotos. Desde luego, los pilotos no son responsables del caos pero han colaborado al desorden convocando una huelga durante ocho d¨ªas en plena Semana Santa, que ha dejado en tierra, seg¨²n la compa?¨ªa, a 100.000 pasajeros, y ha provocado 4.000 millones de pesetas de p¨¦rdidas pese a la realizaci¨®n del 95% de los vuelos, que se pactaron como servicios m¨ªnimos.
Algunos pilotos reconocen que no se atreven a salir en uniforme por la calle y procuran no pasear por las salas de pasajeros de Barajas. "Nunca hab¨ªa habido un ambiente as¨ª. No me atrevo ni a mirar al pasaje", dice uno de ellos, que prefiere guardar el anonimato. Y dice la rumorolog¨ªa que un mec¨¢nico de vuelo, con uniforme parecido al de piloto, escap¨® hace d¨ªas por los pelos de una escaramuza en la gasolinera en la que repostaba.
Convocar huelga en Semana Santa ha achicharrado su imagen p¨²blica. Los pilotos gozan de unas magn¨ªficas condiciones laborales que les colocan en un lugar de privilegio con respecto a otros trabajadores, incluso de su propia empresa. All¨ª, un ingeniero aeron¨¢utico reci¨¦n contratado gana tres millones brutos al a?o, mientras un piloto con un a?o de antig¨¹edad gana 9,5 millones, seg¨²n datos de la empresa. En Iberia, como en las dem¨¢s compa?¨ªas, forman una casta.
Pero no es s¨®lo su sueldo, sino sus condiciones laborales, lo que les distingue. El convenio vigente hasta ahora no deja pr¨¢cticamente nada a la improvisaci¨®n. Regula desde c¨®mo viajar¨¢ la mujer, los ni?os y, si hace falta, hasta la empleada de hogar, para acompa?arle, si a ¨¦ste le destinan m¨¢s de 28 d¨ªas fuera de su base. Algo que, por otra parte, a veces no debe suponerle ning¨²n problema. Pese a tener como base Madrid, una veintena de ellos vive en M¨¢laga, y m¨¢s en Palma de Mallorca. A otros, volar desde Barajas no les impide seguir residiendo en sus ciudades de origen, como Santander o Jerez.
Si viven en Madrid, o les va a buscar un coche de la empresa o reciben casi 24.000 pesetas mensuales para traslados. Despu¨¦s de un d¨ªa de descanso no pueden empezar a volar hasta las 10.30 horas del d¨ªa siguiente; si pierden la licencia de vuelo tienen garantizado un alt¨ªsimo porcentaje de sus retribuciones; la empresa cotiza por ellos a diversos fondos mutuales; tienen ventajosas excedencias, posibilidad de reducir jornada cobrando m¨¢s horas de las que hacen; ayudas para uniforme, billetes gratis...
El convenio
Todo ello, y desde luego aspectos sustanciales como salario, jornada, dietas, complementos..., lo estipula un convenio que en estos momentos est¨¢ sin firmar en su totalidad. Y son momentos delicados dada la inminente privatizaci¨®n de Iberia. American Airlines y British Airways ya han pactado la compra de 10%; la SEPI, a quien pertenece Iberia, est¨¢ estudiando las ofertas realizadas por otro 30%, y el Gobierno quiere sacar a Bolsa el resto a partir de junio.. El SEPLA-Iberia, que agrupa a los m¨¢s de 1.300 pilotos que tiene la compa?¨ªa, y as¨ª lo reconoce alguno de sus dirigentes, sabe que es la ¨²ltima oportunidad de atar condiciones antes de la privatizaci¨®n. Entre ellas est¨¢ la composici¨®n del escalaf¨®n. El plan de integrar Iberia y Aviaco ha levantado ampollas entre los pilotos de la primera compa?¨ªa, que exigen que cualquier incorporaci¨®n a su escalaf¨®n se realice por el ¨²ltimo lugar, lo que, a su vez, molesta en Aviaco.
Un piloto sabe desde el momento en que es contratado por una compa?¨ªa a¨¦rea cu¨¢l va a ser casi el resto de su vida profesional. Ser¨¢ la antig¨¹edad, fundamentalmente, la que le haga subir de grado. Y en Iberia no est¨¢n dispuestos a que ninguna reorganizaci¨®n empresarial cambie un futuro conocido de antemano. Y hasta ahora, muy bueno.
Poder sindical
El SEPLA tiene 3.900 afiliados, entre ellos, todos los pilotos de Iberia. Su presupuesto es de 230 millones al a?o y su caja de reserva -el fondo para ayudas a los afiliados en casos de huelga- es de 500 millones, seg¨²n los datos oficiales. El sindicato tiene, igual que CC OO y UGT, un miembro en el consejo de administraci¨®n, pero controla tambi¨¦n aspectos tan dispares como la contrataci¨®n de los hoteles. En el plan de viabilidad de 1995 consigui¨®, entre otras cosas, el derecho a participar en la definici¨®n del perfil de los directivos de la compa?¨ªa. Y en virtud de ese plan se ha dado ahora una situaci¨®n parad¨®jica. Iberia ha cerrado su filial Viva Air porque el SEPLA pact¨® que s¨®lo se podr¨ªa dedicar a vuelos ch¨¢rter, donde ten¨ªa p¨¦rdidas, y no ha consentido que pase a hacer l¨ªneas regulares.
El sindicato en Iberia encuentra gran parte de su fortaleza en sus medios -la cuota mensual de un comandante es de 10.500 pesetas, y la de un copiloto, de 7.000- y en su unidad. ?sta resulta evidente cuando decide un Plan Charlie, una huelga de celo encubierta. Entonces empieza a funcionar la pir¨¢mide. Es decir, cada piloto llama a otro para comunicar la decisi¨®n prevista. Y empieza el zafarrancho. O sea, los retrasos.
En ese caso los pilotos optan por una o varias acciones que incluyen, por ejemplo, cerrar la frecuencia de radio que les comunica con la compa?¨ªa; demorar todos los tr¨¢mites relativos a la carga; no abrir la comunicaci¨®n con las torres de control hasta que no est¨¦ todo el pasaje a bordo, con las puertas cerradas y las bodegas cargadas; no rodar con las pantallas del v¨ªdeo que informa sobre condiciones de seguridad desplegadas; utilizar procedimientos de vuelo para gastar m¨¢s combustible; pedir mediciones de ruedas innecesarias; hacer ir y volver al cami¨®n cisterna para cargar combustible... En fin, hacerse notar.
Su poder lleg¨® al extremo hace ya mucho, cuando nueve pilotos -conocidos como los pitufos- no siguieron un paro. Durante a?os no les hablaron. Y todav¨ªa hoy se recuerda el caso.
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