El paisano de los n¨ªsperos
PACO MARISCAL Anda el paisano de izquierdas, el de la papeleta electoral socialista o socialdem¨®crata, como desconcertado. Con ¨¦l tropieza uno en el quiosco de prensa o en el popular y callejero mercado del lunes de Castell¨®n. De su natural, el paisano es hombre de convicciones, aunque no est¨¦ hiperpolitizado; pecado venial esto ¨²ltimo que perdona en quienes prestan atenci¨®n de manera minuciosa al quehacer p¨²blico valenciano. As¨ª que el labrador cuarent¨®n de La Plana que te despacha el quilo de n¨ªsperos tempranos la soleada ma?ana de abril, que siempre vot¨® al PSPV-PSOE, que tuvo un abuelo materno alpargatero afiliado a la UGT all¨¢ por los a?os treinta, que vende fruta con las manos curtidas...; el alpargatero, digo, te comenta el espect¨¢culo del Colmado de la Bizcocha del cupl¨¦, que para ¨¦l ha sido La Parrala montada durante las ¨²ltimas semanas en el PSPV-PSOE. El ocasional verdulero de los lunes no sabe si esa Parrala es de Moguer o de La Palma, si se emborracha con vino o con aguardiente. Mientras te da la vuelta del billete de mil pesetas, concluye el comentario en torno al sarao del colmado casi como los cl¨¢sicos, casi como el fil¨®sofo, casi como el porquero del fil¨®sofo: la pelea de los dirigentes por el poder o por colocarse en las listas perjudica a los de abajo. Pues eso, le contestas y recoges la bolsita con la fruta. Luego, el sabor agridulce de los n¨ªsperos tempranos evoca de nuevo el tiberio del PSPV-PSOE; un tiberio que viene de atr¨¢s, como de atr¨¢s le viene la punta al garbanzo. Hace 25 a?os era un partido con historia y casi sin militantes; los vientos de libertad y cambio que soplaron durante el tardofranquismo y la transici¨®n empujaron al mismo a miles de ciudadanos alentados por ese viento y ese cambio, y tambi¨¦n arrastraron a su seno a miles de oportunistas, buscando el fuego del poder o el calorcillo de su rescoldo en la lista electoral. Quiz¨¢s tambi¨¦n esto ¨²ltimo fue inevitable entonces, dadas las peculiares caracter¨ªsticas de aquella transici¨®n a la democracia. Porque lo evitable, a partir del 95 o del 96 cuando se pierden las elecciones por un escas¨ªsimo margen de votos, hubiese sido no convertir el fuego del poder y el rescoldo de las listas en temas estelares de un partido en la oposici¨®n, sino m¨¢s bien reflexionar, cambiar y buscar la perspectiva pol¨ªtica -los t¨ªmidos intentos fueron ahogados en ciernes- de un partido que, en muchos aspectos, necesitaba que lo fundieran de nuevo como funden las campanas, y como deb¨ªa fundirse la popular Malvaloca de los Quintero. No hay pol¨ªtica en la oposici¨®n cuando la lista electoral es una obsesi¨®n o cuando se tiene la andorga por ideolog¨ªa. Con el hueso del ¨²ltimo n¨ªspero en la boca, piensas que hubiese sido conveniente citarle al nieto del alpargatero los versos de Fern¨¢ndez de Andrada que te hizo aprender tu viejo maestro: "...las esperanzas cortesanas prisiones son donde el ambicioso muere/ y donde al m¨¢s astuto nacen canas...el que nos las limare o las rompiere,/ni el nombre de var¨®n ha merecido,/ ni subir al honor que pretendiere." Pero, a fuerza de ser sinceros, el paisano que vota al PSPV-PSOE hubiese reclamado que a ¨¦l se le hablase en cristiano.
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