Propuesta de sanci¨®n por venta de EPO para 5 de las 50 farmacias investigadas
La EPO se vend¨ªa sin control en algunas farmacias de Madrid hasta el a?o pasado. Eritopoyetina, seg¨²n el nombre cient¨ªfico; EPO, en la denominaci¨®n m¨¢s conocida, esta hormona indetectable produce gl¨®bulos rojos, espesa la sangre y oxigena el organismo. Su uso es peligroso, y s¨®lo se aplica bajo estricto control m¨¦dico a enfermos con muy bajo nivel de gl¨®bulos rojos; una excesiva producci¨®n puede espesar demasiado la sangre y causar problemas de salud. La Comunidad de Madrid ha propuesto sancionar al 10% de las farmacias investigadas en un muestreo de 50.
Prohibida en el deporte profesional, la EPO es el dopaje m¨¢s avanzado que existe, el que acarre¨® detenciones de ciclistas y m¨¦dicos durante el ¨²ltimo Tour.Pese a todo esto, se pod¨ªa conseguir sin requisito alguno en algunas farmacias de Madrid, como comprob¨® este diario (v¨¦ase EL PA?S del 18 de octubre). Un periodista que no se identific¨® como tal pidi¨® entonces cajas de Eprex (una de la presentaciones de f¨¢rmacos con EPO) en 10 farmacias de Madrid, y en todas ellas accedieron a venderla una vez cumplido el tr¨¢mite de solicitarla al almac¨¦n. En otras cuatro farmacias s¨ª dijo que se hallaba elaborando un reportaje, y en todas ellas le respondieron que est¨¢ prohibido vender estos productos o que han de cumplirse rigurosos requisitos para su compra. Los establecimientos visitados se hallan en los barrios del Pilar, Chamber¨ª y Salamanca.
En las cajas de Eprex y de otros f¨¢rmacos con EPO se indica mediante un s¨ªmbolo que se trata de un producto de uso exclusivo en hospitales.
EL PAIS adquiri¨® concretamente Eprex en su presentaci¨®n de seis jeringuillas precargadas con 1.000 unidades de EPO cada una, a 14.429 pesetas en total (la caja m¨¢s cara contiene seis jeringuillas de 10.000 unidades y cuesta 144.367 pesetas).
Ahora ya ser¨ªa imposible: a ra¨ªz de aquel reportaje, las farmacias fueron advertidas y la Direcci¨®n General de Sanidad de la Comunidad de Madrid lanz¨® una inspecci¨®n espec¨ªfica. El resultado ha sido una propuesta de sanci¨®n (sobre la que decidir¨¢ despu¨¦s la Consejer¨ªa) contra cinco farmacias de las 50 investigadas (un muestro de las 2.600 existentes en Madrid) por vender EPO sin control. Las fuentes consultadas no desean facilitar las direcciones de esos establecimientos mientras no concluya el procedimiento.
Estas cinco farmacias de un total de 50 investigadas muestran que un 10% de los boticarios actu¨®, por lo menos, sin diligencia. El director general de Sanidad de la Comunidad y m¨¢ximo responsable de la inspecci¨®n farmac¨¦utica, Antonio Barba, coordin¨® las pesquisas. "Se inspeccionaron 50 farmacias de las casi 2.600 existentes", relata. "En las 50 farmacias que visitamos se hab¨ªa vendido EPO. 28 de ellas no acreditaron en un principio el control de la entrega de este medicamento [la receta con el informe m¨¦dico hospitalario]: por lo cual se les abri¨® un expediente informativo, que se sobresey¨® despu¨¦s en todos los casos porque aportaron luego los documentos; salvo cinco farmacias, que no dan indicios de que puedan justificar la venta. Sobre estas farmacias pesa una propuesta de sanci¨®n por falta grave o muy grave".
Empleada sobre todo en pacientes con insuficiencias renales, la eritopoyetina se comercializa con tres etiquetas: Eprex (Jansen-Cilag), Epop¨¦n (Pensa) y Erant¨ªn (Boehringer-Manheim). Sintetizada en laboratorio, la hormona no se distingue de la que produce el organismo de forma natural. Por este car¨¢cter de indetectable alcanz¨® celebridad mundial durante el ¨²ltimo Tour, cuando la polic¨ªa francesa descubri¨® que varios equipos ciclistas la llevaban consigo, presuntamente para aumentar su rendimiento.
Hasta 2,5 millones
Las farmacias que incumplieron los requisitos, seg¨²n la inspecci¨®n de Madrid, han ca¨ªdo en la ¨®rbita sancionadora de la Ley del Medicamento (Art¨ªculo 109), que establece multas de entre 500.000 y 2.500.000 pesetas para estos casos. Seg¨²n la jefa de almac¨¦n de farmacia de una cl¨ªnica madrile?a, la tentaci¨®n de un buen negocio es fuerte para el farmac¨¦utico: "?ste es un medicamento muy caro, se vende poco y no creo que las farmacias pongan muchas pegas".
La inspecci¨®n se comenz¨® comprobando las partidas de f¨¢rmacos con EPO que ingresaron en las farmacias. Si las existencias actuales del establecimiento no coincid¨ªan con lo recibido del dep¨®sito, se reclamaban tantas recetas hospitalarias como ventas del producto se hubieran hecho. Y si alguna venta quedaba sin justificar, se abr¨ªa un expediente informativo. Cinco de estos 28 expedientes informativos abiertos terminaron en propuestas de sanci¨®n. El rastreo de la inspecci¨®n no se qued¨® en las boticas, sino que sigui¨® en los centros m¨¦dicos. El jefe del servicio de di¨¢lisis de la Cl¨ªnica Ruber de la calle de Juan Bravo, el doctor Ram¨®n Delgado, ha contado a este peri¨®dico: "Un d¨ªa, a ra¨ªz de la publicaci¨®n de EL PAIS, vinieron inspectores a mi consulta con fotocopias de todas las recetas que yo hab¨ªa hecho, paciente por paciente, para pedirme datos sobre ellos y comprobar la veracidad y la necesidad de la prescripci¨®n de EPO".
Lo cierto es que desde este a?o los enfermos del ri?¨®n ya no suelen acudir a una farmacia de barrio para comprar eritopoyetina. La inspecci¨®n recomienda acudir directamente a los hospitales, seg¨²n Delgado: "La calificaci¨®n de uso hospitalario no proh¨ªbe la venta en farmacias, pero se relaciona con la receta, que tiene que realizarse sobre un talonario del seguro m¨¦dico o de la Seguridad Social, adem¨¢s de adjuntarse un informe del m¨¦dico que acredite la enfermedad del paciente. Todo ello, y la recomendaci¨®n de la Inspecci¨®n, nos lleva a mandar a los pacientes a las farmacias de los hospitales".
Adem¨¢s, los farmac¨¦uticos, a trav¨¦s del Colegio de Madrid, han incrementado el control no s¨®lo de la venta de EPO sino de las sustancias sicotr¨®picas. Antonio Barba relata con cierto tono de perplejidad las minucias que aplican los boticarios: "A ra¨ªz de la publicaci¨®n que denunciaba la venta de eritopoyetina sin control, y para los sic¨®tropos como el Valium o el Lexat¨ªn, el Colegio exige el nombre del facultativo que los prescribe y, lo m¨¢s curioso, el nombre de la persona que lo recoge en la farmacia".
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