La Alianza se convertir¨¢ en gendarme mundial
Los 19 se adaptan a un mundo sin guerra fr¨ªa, pero lleno de amenazas regionales
La OTAN se ha preparado en Washington para entrar en el sigloXXI. La organizaci¨®n que durante 50 a?os ha garantizado la seguridad de sus socios y aliados le ha dado la vuelta al calcet¨ªn. Ha dejado de ser s¨®lo una alianza militar defensiva para convertirse en el gendarme del mundo, una definici¨®n de la que los aliados huyen como el gato del agua escaldada. La Alianza, que durante medio siglo gan¨® todas las batallas sin hacer la guerra, quiere ahora imponer la paz.
Esto es lo que le ha llevado en Kosovo, parad¨®jicamente, a su primer ataque a un pa¨ªs soberano. Es el riesgo que corre al asumir su nuevo papel, el de una organizaci¨®n que tiene, adem¨¢s del defensivo, un car¨¢cter ofensivo. No porque tenga voluntad de expandir su territorio, sino porque ha ampliado su ¨¢mbito de actuaci¨®n. La antigua regla de oro, defenderse de una agresi¨®n de pa¨ªses terceros, se ve complementada con una nueva: actuar all¨ª donde sea necesario para preservar los valores morales que representa. Sin desbordar, eso s¨ª, las fronteras de los 19 aliados y de los pa¨ªses de la Asociaci¨®n para la Paz, bautizada ahora como Consejo de Asociaci¨®n Euroatl¨¢ntico. Eso incluye el territorio de Rusia. Para lograr ese objetivo, los aliados han acordado actualizar lo que en la jerga se denomina el Concepto Estrat¨¦gico, el manual de instrucciones, el modo de empleo del Tratado de Washington.
El cambio decidido en la capital estadounidense no es radical, en apariencia. Se trata tan s¨®lo de una adaptaci¨®n del Concepto Estrat¨¦gico que rige desde 1991. En el nuevo manual se mantienen tres de las cuatro misiones principales hasta ahora en vigor: favorecer un marco de seguridad estable en Europa, servir a los aliados como foro de consulta transatl¨¢ntica sobre todos los asuntos que afectan a sus intereses vitales y, sobre todo, ejercer una funci¨®n de disuasi¨®n contra cualquier amenaza que afecte al territorio de un miembro de la OTAN y garantizar la defensa en caso de agresi¨®n.
La cuarta misi¨®n de la Alianza era hasta ahora "preservar un equilibrio estrat¨¦gico en Europa". Era la manera de referirse a mantener el equilibrio entre la Europa occidental y la Europa oriental, representada ¨¦sta por la Uni¨®n Sovi¨¦tica y los pa¨ªses sat¨¦lites. Pero ¨¦se es precisamente el escenario que ha cambiado en el mundo, y que ha obligado a la OTAN a replantearse gran parte del sentido de su existencia. Cuando se firm¨® el anterior Concepto Estrat¨¦gico en Roma, el 8 de noviembre de 1991, a¨²n exist¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Hoy, tres pa¨ªses del Pacto de Varsovia (la Rep¨²blica Checa, Polonia y Hungr¨ªa) son socios de pleno derecho de la Alianza Atl¨¢ntica, y las amenazas de estabilidad en Europa no han venido de Mosc¨², sino de la guerra de Bosnia y de la crisis de Kosovo.
El reto de la OTAN
El reto aliado es ahora combatir nuevas amenazas, como el terrorismo, las armas de destrucci¨®n masiva o los conflictos regionales provocados por enfrentamientos ¨¦tnicos o religiosos. Lo que han hecho los aliados en Washington ha sido acomodar su c¨®digo para hacer m¨¢s f¨¢ciles intervenciones como las realizadas en Bosnia y Kosovo. La OTAN intervino en Bosnia bajo mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cumpliendo as¨ª la norma que ella misma se impuso en diciembre de 1994 en Bruselas, cuando empez¨® a ampliar su campo de actuaci¨®n. Pero el cors¨¦ del Consejo de Seguridad no gusta a Estados Unidos, que ha logrado que, en ausencia de mandato concreto, baste que el objetivo perseguido se ajuste a la Carta de las Naciones Unidas. El matiz, de gran importancia jur¨ªdica y pol¨ªtica, tiene como objetivo evitar que el veto de Rusia o de China impida o retrase en el futuro una actuaci¨®n armada de la OTAN. En la crisis de Kosovo, por ejemplo, la evidencia de que Rusia vetar¨ªa cualquier resoluci¨®n del Consejo de Seguridad en favor de un ataque a Serbia ha obligado a los aliados a agotar todas las posibilidades de soluci¨®n negociada no s¨®lo para evitar el ataque, sino para legitimarlo ante la opini¨®n p¨²blica internacional.
La nueva OTAN tiene vocaci¨®n viajera. Estados Unidos quer¨ªa carta blanca para actuar en todo el mundo, con el argumento de que los nuevos peligros -y en particular el terrorismo y las armas de destrucci¨®n masiva, las armas qu¨ªmicas y bacteriol¨®gicas- pueden requerir intervenciones en zonas muy alejadas del campo de actuaci¨®n tradicional de la OTAN. Pero ah¨ª los entusiasmos del resto de socios son mucho m¨¢s tibios. Alemania y Francia no han ocultado su temor a que la Alianza acabe convirti¨¦ndose en el brazo armado de Estados Unidos en su papel de gendarme mundial y les imponga su pol¨ªtica en territorios donde los enfoques son muy diferentes, como Oriente Pr¨®ximo. Y se resisten a ofrecer el paraguas transatl¨¢ntico a incursiones como las realizadas por Estados Unidos en Libia, en Irak, en Afganist¨¢n y en Sud¨¢n. Por eso, el campo de actuaci¨®n natural seguir¨¢ ce?ido a Europa, aunque es una Europa que llega a las puertas de Asia.
Para cumplir esos nuevos objetivos, la OTAN tiene que reorganizar sus Fuerzas Armadas. La reforma de la estructura militar culminada hace unos meses debe cristalizar el 1 de septiembre. Pero debe complementarse con la creaci¨®n de fuerzas de intervenci¨®n ¨¢giles. Las tropas de la OTAN deben prepararse para cumplir cuatro condiciones: capacidad, desplegabilidad, movilidad y sostenibilidad. Y deben ser interoperativas con los sistemas nacionales de cada socio. La nueva OTAN quiere llegar pronto adonde le parezca necesario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.