Los farmac¨¦uticos de distrito, claves del ahorro en medicinas
Andaluc¨ªa es la comunidad donde menos ha crecido el gasto p¨²blico en farmacia
En los ¨²ltimos siete a?os, Andaluc¨ªa ha sido la autonom¨ªa donde menos ha crecido el gasto farmac¨¦utico, que a nivel nacional super¨® los 950.000 millones de pesetas en 1998. Desde 1992, el consumo de f¨¢rmacos en esta regi¨®n ha acumulado un incremento del 51,64% frente al 67,75% de media en el resto del Estado. La clave ha sido informar a los m¨¦dicos e implicarlos en el uso racional del medicamento. Y el instrumento, los llamados farmac¨¦uticos de distrito.
La figura del farmac¨¦utico de distrito (FD) se crea en 1985 en Andaluc¨ªa. Fue ¨¦sta la primera comunidad aut¨®noma que la promovi¨® ante el alarmante incremento del gasto en medicamentos. "Desde aquella fecha, pr¨¢cticamente la totalidad de los servicios de salud auton¨®micos y el Insalud nos han consultado acerca de c¨®mo hemos conseguido reducir, a?o tras a?o, el incremento del gasto hasta dejarlo en un 9,68% en 1998, casi un punto por debajo de la media nacional", explica Alicia Aguilar, actual responsable del Servicio de Asistencia y Control Farmac¨¦utico del Servicio Andaluz de Salud (SAS).. ?C¨®mo lo consiguen? El uso racional del medicamento en atenci¨®n primaria es un objetivo prioritario. Durante 14 a?os, la batalla librada por los FD frente a la industria farmac¨¦utica ha sido ardua y desigual. Mientras los recursos de los laboratorios para su propaganda son ilimitados, los FD se encuentran, por un lado, con la inercia de una sociedad que est¨¢ convencida de que los medicamentos son la panacea de la salud, y por otro, con unos h¨¢bitos muy arraigados entre los m¨¦dicos.
"Tradicionalmente, la informaci¨®n ha procedido de la industria farmac¨¦utica", recalca Juan Carlos Dom¨ªnguez, farmac¨¦utico del SAS. "Ahora, nuestro primer objetivo es ofrecerles otra informaci¨®n, avalada por la ciencia, m¨¢s documentada e imparcial".
Los 49 FD que hay en la comunidad andaluza han luchado contra todo y contra todos. Al principio, cuando empezaron a ir por las consultas, eran recibidos con recelo y considerados enemigos. "Nos ped¨ªan de todo; desde que les arregl¨¢semos la calefacci¨®n hasta que nos ocup¨¢semos de sus vacaciones", cuenta Teresa Molina, farmac¨¦utica de distrito. "Afortunadamente, las cosas han cambiado", a?ade. "Ahora ya saben que los FD no vendemos ni pedimos nada; s¨®lo tratamos de informarles".
El SAS y la Comisi¨®n de Farmacia fijan los objetivos anuales a partir de las recomendaciones cient¨ªficas internacionales y de los an¨¢lisis que hacen de los datos de prescripci¨®n obtenidos cada a?o.
Los FD consultan Internet y se leen todas las revistas especializadas. "Bueno, s¨®lo aquellas que son independientes, como las financiadas por sus suscriptores, o las que editan asociaciones profesionales o de consumidores. Huimos de las que llevan publicidad. Las que nos llegan de forma gratuita van a la papelera", explica Dom¨ªnguez.
Una vez reunida la literatura suficiente sobre un medicamento se la hacen llegar al m¨¦dico. Est¨¢ demostrado que la informaci¨®n remitida en un folio va directamente a la papelera. Por eso, los FD conciertan citas individuales, o re¨²nen a aquellos m¨¦dicos que "comparten" un perfil de prescripci¨®n similar. Y es que los FD conocen la prescripci¨®n de todas las recetas emitidas por sus m¨¦dicos. De este modo, y mediante gr¨¢ficas, el m¨¦dico recibe informaci¨®n puntual de su perfil prescriptor y del de sus colegas. A los m¨¦dicos no se les habla de dinero, sino de prescripci¨®n de calidad y de avales cient¨ªficos. "Siempre son ellos, en ¨²ltima instancia, los que deciden el camino a seguir. De hecho, ya hay grupos en atenci¨®n primaria que elaboran sus propios protocolos sobre el uso de medicamentos", recuerda Molina. "El mensaje es claro. Nosotros les decimos: ¨¦stos son sus datos, ¨¦stos los de sus compa?eros; esto dice la literatura cient¨ªfica, y ¨¦sta es la tendencia en pa¨ªses similares al nuestro. Ustedes deciden".
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