Un imperio de porcelana
Unos adolescentes de Alm¨¤ssera comenzaron a mediados de la d¨¦cada de los 40 a experimentar con la porcelana, empleando para ello incluso lo que obten¨ªan de las cosechas de c¨ªtricos de sus padres. Hoy, el apellido Lladr¨® est¨¢ vinculado a valiosas figuras que forman parte de colecciones privadas o museos. "Nosotros hemos hecho en 40 a?os lo que otras empresas que empezaron en el siglo XVII", se?ala Juan Lladr¨® (1926), actual presidente de la compa?¨ªa, cargo que durante d¨¦cadas ha compartido con sus hermanos Jos¨¦ y Vicente, fundadores de la empresa. Una compa?¨ªa a la que los tres han dedicado "toda la vida". "Nosotros antes no ¨¦ramos nadie, y ahora se nos considera alguien", afirma. Para ¨¦l, el secreto del ¨¦xito de la empresa se basa en conocer todo el proceso de producci¨®n para optimizar el rendimiento, o como ¨¦l dice en "haberse quemado los dedos en el horno". La inquietud empresarial de la familia Lladr¨® arranca de una inquietud art¨ªstica. Estudiantes de Bellas Artes, los tres hermanos comenzaron trabajando para diversas empresas de la comarca, realizando labores de pintura de porcelanas o incluso de abanicos. Mientras, compaginaban su trabajo y sus estudios con las primeras experiencias que realizaban en casa de sus padres en un peque?o horno. De ah¨ª a montar su propia empresa fue cuesti¨®n de tiempo. Lladr¨® empez¨® a funcionar como tal en 1953. Desde el inicio, en que la formaban poco m¨¢s que los tres hermanos, hasta hoy, el crecimiento de la empresa ha sido imparable. En la actualidad cuenta con 2.080 trabajadores, tiene cuatro f¨¢bricas, aunque el trabajo se centraliza en Tavernes Blanques, el volumen de negocio supera los 23.400 millones de pesetas y exporta a 123 pa¨ªses. "Frente a otras empresas con m¨¢s de 300 a?os de historia, Lladr¨® da m¨¢s juego comercial, sacamos mejores rendimientos y disponemos de m¨¢s recursos que ninguna de ellas. La situaci¨®n econ¨®mica de esas empresas no se puede comparar con la nuestra", dice. La estrategia de ventas, distribuci¨®n y mercadot¨¦cnia de la firma han sido clave, seg¨²n su presidente. De hecho, la estructura de Lladr¨® en el exterior es b¨¢sica para su funcionamiento. Con el principal mercado en el exterior -Estados Unidos encabeza el ranking de exportaciones de la firma y muchas estrellas de Hollywood son admiradoras del trabajo de los Lladr¨®-, la firma valenciana ha creado varias filiales en el extranjero. Australia, Hong Kong, Jap¨®n, EE UU, Panam¨¢, Singapur, Canad¨¢ y Reino Unido cuentan con empresas Lladr¨® de capital 100% valenciano, excepto en el caso de Jap¨®n y Australia, que cuentan con capital local por las peculiaridades del mercado. Tambi¨¦n en el Reino Unido se compart¨ªa el accionariado, pero est¨¢ en proceso de compra por la empresa valenciana que ha decidido desprenderse de su socio brit¨¢nico. Otro aspecto importante de esta estrategia comercial son los puntos de venta. Ahora cuenta con ocho tiendas propias repartidas en todo el mundo: dos en Hong Kong, y una en Londres, Nueva York, Singapur, Los ?ngeles -en este caso m¨¢s que una tienda es un centro del negocio en pleno Beverly Hills-, Madrid y Valencia. Lladr¨® tiene previsto abrir otra tienda en breve en Las Vegas. Con todo, para Juan Lladr¨® estas tiendas son en muchos casos mucho m¨¢s "un tema de imagen de la compa?¨ªa" que una aut¨¦ntica apuesta por mejorar el rendimiento del negocio. Un negocio que en el exterior va viento en popa. Estados Unidos es su primer mercado, que absorbe el 40% de la facturaci¨®n. Le sigue Europa , que descontando el mercado interior que supone el 16%, factura el 23% del total. El caso de Inglaterra es especialmente significativo, ya que, como explica Juan Lladr¨® "all¨ª se fabrica mucha y muy buena porcelana". El futuro del imperio de porcelana est¨¢ en manos de los hijos de los tres hermanos que lo fundaron. Todos est¨¢n integrados en la empresa. Juan Lladr¨®, sin embargo, no oculta cierta inquietud. "Nuestra preocupaci¨®n es que los que nos siguen sean capaces de continuar. Tenemos la esperanza depositada en ellos. Pero es otra cosa. Tienen la ventaja de una estructura que ya est¨¢ en marcha, pero tienen la desventaja de que viven ya mejor y ven las cosas desde otro punto de vista. Har¨¢n un cocktail distinto, que ser¨¢ mejor o un poco menos bueno", afirma Juan Lladr¨®.
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