Los refugiados de Kosovo en Espa?a tendr¨¢n permiso de trabajo si se prolonga su estancia

En silencio, abatidos por el cansancio acumulado, sin m¨¢s pertenencias que algunas bolsas de pl¨¢stico y botellas de agua, descendieron uno a uno del Boeing 707 de las Fuerzas Armadas espa?olas los primeros refugiados albanokosovares. Eran 102 los que llegaron a la base a¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) desde el campamento de Stankovicen Macedonia. El ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, reconoci¨® que si la situaci¨®n se alarga podr¨ªa estudiarse una f¨®rmula para integrarlos en el mercado laboral: "Estamos abiertos a otorgar permisos de trabajo con car¨¢cter temporal".

Los 102 primeros refugiados que acoge Espa?a partieron en tres autobuses escoltados por ambulancias y veh¨ªculos de la Guardia Civil hasta el seminario mayor de Sig¨¹enza (Guadalajara). Apenas quedan ya 20 seminaristas en un edificio capaz de albergar hasta 300 personas y que har¨¢ las veces de centro de primera acogida. De Torrej¨®n salieron con retraso. Sifer Crasnici, un refugiado de mediana edad, no quer¨ªa subir al autob¨²s. "Mi hermana y mi madre entraron hace tiempo en el servicio y a¨²n no han vuelto. No quiero separarme de ellas. No quiero perderlas", explicaba pausadamente con la mirada fija en el edificio de la base a¨¦rea.

Fue luego el primero en entrar en el edificio que les acoger¨¢ en Sig¨¹enza en los pr¨®ximos 10 o 15 d¨ªas, para luego ser repartidos a otros centros en las diferentes comunidades aut¨®nomas. Lo primero que vio Sifer fue un pasillo humano que lo conduc¨ªa hasta la puerta del seminario, pegado al palacio Episcopal de Sig¨¹enza. Y lo primero que escuch¨® fueron los aplausos de los dos centenares de personas que se arremolinaban bajo la intensa lluvia para darles la bienvenida.

Entre los refugiados hab¨ªa personas con hasta 85 a?os e incluso un beb¨¦ de apenas un mes. Entre ellos, adem¨¢s, se encontraban dos embarazadas y cinco personas que precisaban silla de ruedas. Tambi¨¦n hay un ni?o con problemas de ri?¨®n pendiente de ser hospitalizado.

Ya no se encuentran en un campamento de desplazados, pero sus ojos estaban muy lejos de iluminarse al entrar en el comedor del seminario de Sig¨¹enza. ?Y que har¨¢n en Espa?a mientras? El ministro no supo responder: "Estar¨¢n muy bien atendidos, tendr¨¢n m¨¦dicos, juguetes...". Pimentel, en cambio, eludi¨® confirmar ayer la fecha de llegada de los pr¨®ximos refugiados y el n¨²mero definitivo que acoger¨¢ Espa?a, que cifra en torno a 7.000.