El pupilo quiere ser tutor
F@usto Versi¨®n 3.0 Por la Fura dels Baus. Direcci¨®n actoral, Magda Puyo. Direcci¨®n esc¨¦nica, ?lex Oll¨¦, Carlos Padrissa. Teatro Principal. Valencia, 22 de abril.Es m¨¢s interesante el Fausto de Marlowe que el de Goethe, tan inevitablemente alem¨¢n. Tan contundente. Digamos que el alem¨¢n es incapaz de dar con una met¨¢fora del tipo "Mira, mira la sangre de Cristo como fluye por el firmamento". No es que con eso est¨¦ todo dicho, pero casi. La Fura dels Baus, a la hora de v¨¦rselas con este delicado material -un fregado al que acuden por voluntad propia, aunque convenientemente asesorados- recurren a la oferta al por mayor, esto es, la de Goethe, en detrimento de matices menos aparatosos pero que juegan con mayor delicadeza con un mito tan antiguo. Tan antiguo es el mito -es el mismo, por ejemplo, de Ocho y medio, de Fellini- que resiste incluso esa especie de digilitaci¨®n del deseo que este montaje cree llevar a cabo, como si semejante asunto no hubiera anticipado en sus claves de funcionamiento cualquier aproximaci¨®n, por estrafalaria o venidera que sea, que sobre ¨¦l pudiera sustentarse. Vender como un hallazgo que Mefisto no representa al Averno sino m¨¢s bien a la personalidad oculta de Fausto viene a ser ejercicio de bachillerato cuando se ha le¨ªdo a Freud, y as¨ª todo el aparato, digamos, conceptual de este montaje, que se menciona aqu¨ª porque los creadores del espect¨¢culo le conceden cierta importancia. Fuera de todo esto, hay esa espectacularidad pl¨¢stica de La Fura que lo mismo podr¨ªa montarse con cualquier otro pretexto. El intento molesta por lo redundante y por su falta de humildad. No se requiere de tanto ruido para hablar de lo de siempre, salvo que esta compa?¨ªa, y sus colaboradores, hayan descubierto ahora que un tema de muchas campanillas puede enganchar m¨¢s que la bronca inmediatez de destrozar carrocer¨ªas a los compases de una met¨¢lica juerga musical. Digamos que la mezcla no funciona, y que el deseo no se digitaliza as¨ª como as¨ª, sino m¨¢s bien a la inversa, porque lo digital es otra de las m¨¢scaras con que se disfraza el deseo. Mucho ruido y poca furia en un trabajo muy moderno.
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