Edita Gruberova debuta hoy en el Real dirigida por su marido
Rubia y con unos ojos azules muy vivaces, la eslovaca Edita Gruberova, considerada la soprano coloratura m¨¢s importante de esta ¨¦poca, gesticula mucho y no se muerde la lengua. Ayer, en la reuni¨®n con la prensa para presentar su deb¨² en Madrid (esta noche la dirige su marido, Friedrich Haider, en un recital marcadamente italiano: Donizzetti y Rossini, m¨¢s un toque "c¨®mico" de Bernstein), la cantante se meti¨® con los directores de orquesta ("casi ninguno sabe una palabra de voces"), con las multinacionales del disco ("son poco claros, poco sinceros y poco profesionales"), y no se olvid¨® de mandar un mensaje a los cantantes j¨®venes, alabando de paso a Alfredo Kraus: "A veces pierdes el respeto a los directores que te proponen papeles poco o nada adecuados para tu voz. Te dicen: "Conmigo puedes hacerlo". Pero a¨²n entiendo menos a los cantantes que aceptan t¨ªtulos que no les van. Por ejemplo, Carlos ?lvarez, un gran amigo, un cantante magn¨ªfico, y un buen artista, se est¨¢ equivocando. No debe hacer Yago ni Rigoletto. Para eso hay que tener mucha experiencia".
Capaz de alcanzar agudos y sobreagudos inveros¨ªmiles, Gruberova es una de las cantantes favoritas de los m¨¢s hedonistas amantes del bel canto. Seg¨²n cuenta en el programa Jes¨²s Trujillo, su estilo fin¨ªsimo destaca m¨¢s por la est¨¦tica que por la dramaturgia. Aunque ella, que ha cantado con maestr¨ªa papeles mozartianos, pero tambi¨¦n partes tr¨¢gicas como Luc¨ªa de Lamermoor, Mar¨ªa Stuardo, Anna Bolena o Elisabetta de Roberto Devereux, no se considera en absoluto una cantante fr¨ªa.
"Carne y sangre"
"Oh. ?se es un largo asunto", r¨ªe. "Si hablas con los expertos, te dir¨¢n que hay voces m¨¢s c¨¢lidas que la m¨ªa, como las de Margaret Price, Jessye Norman o Brigitte Fassbaender. Yo tengo claro que soy soprano coloratura, pero, dentro de eso, no soy ligera. Es verdad que tengo que concentrarme mucho en proyectar la voz, pero ahora canto sin pensar: soy carne y sangre. La voz cambia con el tiempo, y la m¨ªa ha envejecido como el buen vino. Hay quien dice que soy fr¨ªa. Yo creo que soy m¨¢s clara, m¨¢s transparente y m¨¢s joven que otras". La cantante (Bratislava, 1943) anunci¨® ayer que por ser su presentaci¨®n en Madrid firmar¨¢ aut¨®grafos y discos a los aficionados que vayan a verla, y explic¨® que ha elegido para su deb¨² en la capital (en Barcelona ha cantado ya nueve veces) un programa "no comercial, pero s¨ª amable". "Prefer¨ª dejarme de grandes problemas filos¨®ficos y limitarme a lo que mejor domino ahora: el repertorio italiano. Y met¨ª la Candide de Bernstein para ver si es verdad eso de que el p¨²blico de Madrid es fr¨ªo y antip¨¢tico".
Junto a ella, en la batuta, estar¨¢ su marido. Una ventaja, se mire por donde se mire. "Es mucho m¨¢s relajante para m¨ª cantar con ¨¦l. Le gusta mucho el bel canto y le gusta escenificarlo. Conoce muy bien mi forma de respirar y los ensayos son rapid¨ªsimos. Todo es mucho m¨¢s f¨¢cil con ¨¦l".
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