Inestabilidad india
INDIA es un enfermo pol¨ªtico cr¨®nico. El gigante asi¨¢tico ir¨¢ de nuevo a las urnas -ser¨¢ el sexto Gobierno en tres a?os- tras dos semanas de confusi¨®n que han incluido la derrota del primer ministro Vajpayee en el Parlamento por un voto y las sucesivas e infructuosas tentativas de la oposici¨®n, dirigida desde el a?o pasado por Sonia Gandhi, para construir una alternativa de gobierno viable. Sonia, viuda del asesinado Rajiv Gandhi y encarnaci¨®n de la dinast¨ªa pol¨ªtica por excelencia, ha sido incapaz de poner orden en las ca¨®ticas fuerzas del Partido del Congreso y sus aliados, y remontar una crisis provocada en buena medida por su oportunismo frente a la coalici¨®n nacionalista gobernante. La enfermedad de India, donde se respetan las reglas del juego democr¨¢tico pese a vivir permanentemente en el filo de la navaja, tiene que ver sobre todo con la incompetencia y venalidad extendidas entre los miembros de su clase dirigente. Pero tambi¨¦n con la estrechez de miras de sus dos formaciones pol¨ªticas principales -los nacionalistas hind¨²es del Bharatiya Janata y el hist¨®rico Congreso- y sus dificultades para acomodarse a una realidad cambiante, en la que una pl¨¦tora de partidos regionales (hay casi 50 en el Parlamento) decide al final la gobernabilidad de la mayor democracia del planeta. De esta forma, India avanza o retrocede, siempre en el universo de su pobreza, sin que sus l¨ªderes se atrevan a contar abiertamente a los electores que las necesidades reales del segundo pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo pasan por hacer eficaces a los mastodontes estatales, reducir su infinita burocracia, recaudar impuestos de manera eficaz o liberalizar un mercado de trabajo que en muchos aspectos es casi medieval.
Las elecciones llegan en mal momento. El Gabinete encabezado por Vajpayee ha durado 13 meses y pocos esperan un vencedor claro en los pr¨®ximos comicios, que si no se celebran en mayo podr¨ªan demorarse hasta septiembre para evitar la estaci¨®n de los monzones. Los Gobiernos interinos no adoptan iniciativas pol¨ªticas, por lo que no cabe pensar en reformas econ¨®micas que, por otra parte, son inaplazables. Y lo que es a¨²n m¨¢s importante, sobre todo para la estabilidad regional, la convocatoria a las urnas disipa la esperanza de una r¨¢pida soluci¨®n a la peligrosa emulaci¨®n nuclear entre Nueva Delhi e Islamabad, dos eternos enemigos asentados en una insostenible situaci¨®n de no-paz, no-guerra.
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