Ronaldo colorea el centenario
El Bar?a empat¨® con la selecci¨®n de Brasil en un partido presidido por la actuaci¨®n de su ex delantero
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El Bar?a festej¨® el centenario con encanto y tambi¨¦n con sosiego. Fue una noche dulce, blanda, sin mucho que decirse, con poca jarana, como corresponde a quien se convierte en una reliquia familiar. Tuvo la jornada cierto tono a cumplea?os del abuelo. El partido no escap¨® para nada a la placidez de un d¨ªa que qued¨® atrapado entre la lluvia y la nostalgia. Nada que reprochar, nada que decir, nada que no se supiera. La hinchada se abraz¨® a las generaciones de futbolistas que desfilaron por el estadio y los futbolistas correspondieron al afecto con su presencia. No falt¨® ni Cruyff. As¨ª que la gente, m¨¢s que hablar, se mir¨®, siempre con complicidad, con ganas, con gusto, sin personalismos. M¨¢s que pasi¨®n, hubo sentimiento. El equipo azulgrana no transmite calor precisamente. Va y viene siempre con el mismo porte. Igual le da jugar con el Salamanca que contra Brasil. El de anoche fue otro encuentro ya visto. Estuvo el Bar?a muy puesto, muy serio, muy met¨®dico, muy regular y muy competitivo. Le pudo a Brasil durante un buen rato, con su f¨²tbol paciente, de toque, con la pelota al pie. Frank de Boer trazaba la salida, Guardiola le daba velocidad a la pelota, Figo la transportaba al punto de penalti y Kluivert la reten¨ªa hasta la llegada de los medios. Estuvo el Bar?a un buen rato dale que te pego. Hasta que apareci¨® Ronaldo.
BARCELONA 2 - BRASIL 2
Barcelona: Hesp (Arnau, m. 46); Reiziger (Nadal, m. 80), Abelardo, Frank de Boer, Sergi; Luis Enrique, Guardiola (Xavi, m.46), Cocu (Roger, m. 63); Figo, Kluivert (Anderson, m. 46) y Zenden.Brasil: Rog¨¦rio Ceni; Ze Mar¨ªa (Rogerio, m. 70), Odvan, Sheidt, Roberto Carlos; Amoroso (Giovanni, m. 68), Emerson, Flavio Concei??o, Rivaldo; Romario y Ronaldo. Goles: 0-1. M. 29. Romario asiste a Ronaldo, que se escora y bate por alto a Hesp. 1-1. M. 34. Zenden centra desde la derecha, Rog¨¦rio no bloca y Luis Enrique empalma. 1-2. M. 41. Ronaldo da un pase a Rivaldo, que chuta con fuerza y marca. 2-2. M. 63. Figo lanza una falta, Rog¨¦rio rechaza mal y Cocu marca. ?rbitro: Juan Ansu¨¢tegui Roca. Unas 70.000 personas en el Camp Nou. El rey Juan Carlos presidi¨® el partido. El equipo de balonmano brind¨® en el descanso a la afici¨®n el t¨ªtulo de Liga. Xavi, Gabri y Bermudo recibieron el homenaje de la afici¨®n tras ganar el Mundial en Nigeria.
Frente a quienes exigen t¨ªtulos para avalar un curr¨ªculo, en oposici¨®n a la numerolog¨ªa, Ronaldo acredit¨® su condici¨®n de mejor futbolista del mundo con un juego tan imaginativo como incuantificable y, sobre todo, intransferible. Puede que en Italia, de naturaleza competitiva y siempre dispuesta a destripar los partidos para descubrir a quien se escaquea, Ronaldinho no haya cogido vuelo y se vea sometido a la ira de los tifosi del Inter. De regreso al Camp Nou, sin embargo, Ronaldo estuvo magn¨¢nimo con quienes le defienden como abanderado del mejor juego. Se le vio feliz.
Tir¨® Ronaldo un par de ca?os que dejaron sin calzones a los zagueros azulgrana, se abri¨® paso ante Guardiola y Frank de Boer como cuando trazaba el camino de Santiago, quebr¨® el espinazo de Reiziger con un amago que s¨®lo el ¨¢rbitro no interpret¨® como penalti y dej¨® como recuerdo un gol precioso. Estaba Romario dormitando en el ¨¢rea, como si se hubiera salido del partido, con ese aire de gandul que tanto cabrea a la hinchada, hasta que la pelota cruz¨® la media luna en un toque de Roberto Carlos. El negro despert¨® de golpe: tom¨® el cuero, gir¨® esa carrocer¨ªa de jubilado, puso el culo gordo mirando hacia la derecha y solt¨® el bal¨®n hacia la izquierda, franco para la llegada de Ronaldo, que le escondi¨® el remate a Hesp hasta dejarle vendido y poder rematar con la zurda a la red. El Camp Nou se rindi¨® al ariete.
Vive Brasil de Ronaldo, de Romario y tambi¨¦n de Rivaldo, muy acomodado en su puesto de media punta, lanzadera de los delanteros y, al tiempo, un puesto agradecido para los medios con llegada. Rivaldo es hoy el representante de los zurdos, siempre un punto m¨¢s delicados que los diestros, y anoche honr¨® a quienes le prefieren a Denilson con un gol de muy buen ver. Los delanteros redimieron al entrenador, muy liado con la t¨¢ctica, y al portero, un tal Rogerio que, como buen brasile?o, es un mal portero.
Acunado por Ro-Ro, Brasil se durmi¨® en la fiesta y dej¨® que que el Bar?a insistiera en dar la chapa. No par¨® ni con el empate, atrapado de manera algo furtiva, en otra jugada en que la defensa forastera se raj¨® cuando los biorritmos del partido, perturbados por los cambios, empezaban a decaer. Y reglamentariamente incluso mereci¨® ganar: el ¨¢rbitro le anul¨® un gol a Anderson por un fuera de juego que s¨®lo advirti¨® el linier. Pero nadie maldijo el empate, un buen resultado para un hincha que siempre ha mantenido cierta familiaridad con Brasil y sus futbolistas. La grandeza del Bar?a est¨¢ en que tanto Ronaldo como Romario han sido suyos. Hoy corren otros tiempos. N¨²?ez y Van Gaal han montado un equipo duracel.
Tiene el Bar?a un equipazo, fiable como ninguno, previsible si se quiere, fr¨ªo frente a la calentura que desprende Brasil, pero inabordable. A la hinchada, sin embargo, le gustar¨ªa a buen seguro seguir teniendo a Ronaldo. En cualquier debate entre el juego espont¨¢neo y el rutinario, entre el ingenio y la racionalidad, entre el Bar?a y Brasil, nunca sobra Ronaldo. Y a Ronaldo se le volvi¨® a ver feliz ayer por el Camp Nou en el centenario del Bar?a. Hoy, sin embargo, vuelve a Italia. Ya nada ser¨¢ como ayer.
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