La leyenda de Felipe Alfau FERNANDO VALLS
Dicen las pocas cr¨®nicas que se han ocupado del caso que el escritor Felipe Alfau muri¨® el 18 de febrero pasado en un asilo de ancianos en Queens (Nueva York), donde vivi¨® sus ¨²ltimos 20 a?os. El suceso se ha producido de una manera tan secreta como se desarroll¨® su vida. Muy pocas cosas se saben de ¨¦l, los datos que ha ido proporcionando el escritor mexicano Ilan Stavans, quien m¨¢s se ha ocupado de su obra y existencia, o lo que ¨¦l mismo Alfau cont¨® en algunas entrevistas en esos pocos a?os en los que, con motivo de la edici¨®n de sus tres libros en Espa?a, despert¨® la curiosidad de la prensa espa?ola. Reconstruir su biograf¨ªa, la historia de sus textos, es recomponer un puzzle que ha perdido ya bastantes piezas. S¨ª sabemos que Felipe Alfau naci¨® en Barcelona en 1902 y que en 1916 emigr¨® con su familia a Nueva York, donde ten¨ªan parientes, en busca de trabajo. All¨ª estudi¨® m¨²sica, que era lo que m¨¢s le interesaba, e hizo de cr¨ªtico musical en diversas publicaciones en espa?ol. Parece ser que, ante la imposibilidad de encontrar un p¨²blico para su obra, adopt¨® el ingl¨¦s como lengua literaria. En su novela Chromos reflexiona sobre ello: "En espa?ol no tengo necesidad de explicar mi naci¨®n y mis compatriotas. En ingl¨¦s no puedo". Pero, para ¨¦l, m¨¢s all¨¢ de todo romanticismo, la literatura era sobre todo una forma de obtener dinero. Por tanto, cuando encontraba empleo su inter¨¦s por la escritura deca¨ªa. En 1929 publica Old tales from Spain, con ilustraciones de Rhea Wells, que no es -como quiz¨¢ pueda parecer- una recopilaci¨®n de cuentos tradicionales, sino relatos inventados por ¨¦l. Aqu¨ª los public¨® Siruela en 1991 con el t¨ªtulo de Cuentos espa?oles de anta?o, con pr¨®logo y traducci¨®n de Carmen Mart¨ªn Gaite. Un a?o antes, en 1928, hab¨ªa acabado su primera novela, Locos. A comedy of gestures. Pero cuando el libro estaba en pruebas, Alfau encontr¨® trabajo y no quiso que se publicara. No apareci¨® hasta 1936, cuando el autor volvi¨® a tener problemas de dinero. El libro apenas tuvo repercusi¨®n, si exceptuamos la entusiasta rese?a que le dedic¨® Mary McCarthy, en The Nation (27 de junio de 1936). Por fin, en 1988, se reedit¨® en Estados Unidos con gran ¨¦xito, lo que propici¨® la traducci¨®n espa?ola de Javier Fern¨¢ndez de Castro en Seix Barral, que inclu¨ªa la rese?a citada como ep¨ªlogo. La cr¨ªtica se ha empe?ado en buscarle a esta excelente y sorprendente novela los antecedentes y las influencias m¨¢s variopintas y notables posibles. No parece necesario hilar tan fino, creo que Locos se entiende muy bien -ya lo se?al¨® Juan Antonio Masoliver y espero que Domingo R¨®denas, que es quien m¨¢s sabe de esto, no me desmienta- en el contexto de lo que fue la narrativa espa?ola de los a?os veinte, junto a las obras de G¨®mez de la Serna, Jarn¨¦s, Jardiel Poncela y Max Aub. Alfau rompe con la novela convencional, sustentada en el argumento lineal y en el entretenimiento pasajero, e intenta,a lo largo de los distintos episodios que la componen, crear unos personajes con un "intenso deseo de convertirse en seres reales", cuya existencia se componga de "una continua tormenta interior y una farsa externa". Pero si hubiera que buscar un referente en la narrativa actual creo que quien m¨¢s se le parece es Francisco Nieva, por la reutilizaci¨®n que ha hecho de los motivos del Romanticismo. En 1948 escribi¨® Chromos, subtitulada Una parodia de la verdad, que no se public¨® en ingl¨¦s hasta 1990 y fue finalista del prestigioso premio National Book Award. No parece disparatado sospechar un importante
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