Memoria
JULIO SEOANE En estos ¨²ltimos d¨ªas se acumulan los recuerdos hist¨®ricos en nuestra sociedad, hasta un punto casi agobiante para las memorias con vocaci¨®n de futuro. Hace poco, el 25 de abril, nos acord¨¢bamos de la batalla de Almansa de hace casi trescientos a?os. Ayer, la Universidad de Valencia rememoraba el quinto centenario de su fundaci¨®n. Hoy pensamos en que hace ciento y pico de a?os los trabajadores reivindicaban la jornada laboral de ocho horas. Malo es que una sociedad se olvide de su pasado, pero cuando se amontonan los recuerdos aparecen los atascos de circulaci¨®n vital y la dificultad para comprender adecuadamente lo que nos est¨¢ sucediendo. Ya es conocido que el 25 de abril es un d¨ªa que no sabemos si festejar, celebrar, conmemorar o, sencillamente, volver a interpretar. Para el presidente Zaplana es un brusco punto y aparte en el destino de los valencianos, malos vientos que vinieron de Almansa, pero tambi¨¦n el inicio de algo nuevo. En cuanto al quinto centenario de nuestra Universidad, es importante que se celebre su fundaci¨®n pero resulta dif¨ªcil, complejo y muy comprometido valorar su desarrollo y estado actual. Naci¨® entre cantos gregorianos y hoy convive con el rock duro, como el que se escuchaba el jueves pasado en la Facultad de Psicolog¨ªa mientras intent¨¢bamos continuar con las clases. Una Universidad justamente orgullosa de su antig¨¹edad, pero taca?a y displicente con el mismo criterio cuando se aplica al profesorado. Hoy es otro d¨ªa complejo para la memoria. Es el D¨ªa del Trabajo, una celebraci¨®n festiva. Pero tambi¨¦n es el Primero de Mayo, todo un s¨ªmbolo de la reivindicaci¨®n obrera. Y P¨ªo XII le a?adi¨® m¨¢s tarde la pincelada final de festividad religiosa, el d¨ªa de San Jos¨¦ Obrero. Celebraci¨®n, protesta y festividad de una ¨¦poca que ya no existe, de unos obreros disueltos en la clase media y de una jornada laboral fragmentada y de temporada. Desde 1985 hasta 1996, las encuestas espa?olas sobre los que se consideran a s¨ª mismos trabajadores, obreros o proletarios descienden de un 32% hasta un 21%, mientras que aumentan los que se consideran de la clase media de un 39% a un 62%. Dedicamos un d¨ªa al recuerdo del trabajo y sus vicisitudes, pero lo hacemos como un conjuro del mal y no por sus efectos ben¨¦ficos. No se puede entender de otra forma, porque afirmamos que el trabajo es lo m¨¢s importante de nuestra vida, despu¨¦s de la familia, pero somos los primeros de Europa y parte del extranjero en desear que ocurra lo contrario, que cada vez tenga menos peso sobre nosotros. No estamos muy orgullosos del trabajo que realizamos, pero todav¨ªa estamos menos satisfechos del empleo que tenemos. Y los que dicen estar m¨¢s satisfechos son hombres, de renta superior y votantes de derecha. As¨ª cualquiera. Est¨¢ claro que la memoria es una reconstrucci¨®n del pasado, una interpretaci¨®n de lo que fue, pero cada d¨ªa se hace m¨¢s complicado elegir la perspectiva adecuada. Por eso las fiestas y celebraciones son equ¨ªvocas, confusas y ambiguas para nosotros. Aunque siempre es preferible la duda y la cr¨ªtica del recuerdo que los delirios de grandeza y los excesos de creerse en posesi¨®n de la verdad. Por cierto, tambi¨¦n en estos d¨ªas se celebr¨® el aniversario de la fundaci¨®n de la OTAN.
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