El imperio de la paz
Las escenas que venimos contemplando en los Balcanes son desoladoras. Y decepcionan a quienes hab¨ªan pensado que esos hechos no eran posibles en la Europa de finales del siglo XX. La realidad que los medios de comunicaci¨®n lanzan sobre nuestras conciencias es dura: dictadores (como Milosevic) que cre¨ªamos relegados a los libros de la historia, masacres de poblaciones indefensas, desplazamientos forzados de miles de personas e, incluso, bombardeos sobre ciudades por parte de la OTAN que incluyen objetivos no militares y son de una legalidad m¨¢s que cuestionable.Los conflictos armados, bien lo sabemos los europeos, dejan un saldo de l¨¢grimas, destrucci¨®n y sangre. Hay quienes piensan que en algunas ocasiones las guerras son inevitables. Cabe dudarlo, pero lo que es seguro es que rara vez dan soluciones a los problemas. La locura que se ha desencadenado sobre Kosovo est¨¢ ocasionando torturas, desapariciones, asesinatos y la destrucci¨®n de viviendas, f¨¢bricas y obras de infraestructura.
Por si todo esto no fuera suficiente, se est¨¢ poniendo de manifiesto, adem¨¢s, el total desequilibrio del llamado "orden internacional". En realidad, no hay orden alguno. Las Naciones Unidas han sido deliberadamente marginadas y la Uni¨®n Europea s¨®lo va a la rastra de acontecimientos que ocurren en el que es su territorio natural de influencia.
Por ello saldremos a la calle en este Primero de Mayo de 1999 con una gran preocupaci¨®n. Junto a los trabajadores y trabajadoras de toda Europa, CCOO y UGT pretendemos que esta fecha tradicional del movimiento obrero sea una llamada a la tolerancia, la convivencia pac¨ªfica, el respeto a los derechos humanos, incluido el m¨¢s elemental de ellos, el derecho a la vida.
La Uni¨®n Europea debe encabezar con car¨¢cter urgente una iniciativa de paz en los Balcanes y aprender para el futuro que la construcci¨®n de una Europa democr¨¢tica exige un papel m¨¢s activo de sus instituciones. Una vez m¨¢s debemos reclamar que el proceso de construcci¨®n europea no se limite a sus aspectos econ¨®micos y monetarios, sino que ampl¨ªe sus objetivos al fortalecimiento pol¨ªtico a trav¨¦s de una mayor participaci¨®n democr¨¢tica en el conjunto de las instituciones europeas. Queremos una Uni¨®n Europea capaz de elaborar pol¨ªticas comunes, capaz de adoptar decisiones e iniciativas cre¨ªbles a favor de la paz, la solidaridad y la democracia en todo el continente.
Es necesario que cesen los bombardeos de la OTAN, que ha aprovechado su 50? aniversario para afirmar su voluntad de convertirse en una alianza netamente ofensiva, que se reserva el derecho de intervenir donde estime oportuno al margen de las Naciones Unidas. Por el contrario, deben centrarse los esfuerzos en la b¨²squeda de una soluci¨®n pac¨ªfica y pol¨ªtica basada en las propuestas del secretario general de las Naciones Unidas. Asimismo hacemos un llamamiento a los trabajadores espa?oles para secundar con nuestra solidaridad la decisi¨®n de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos de sostener y ayudar al movimiento sindical democr¨¢tico de la zona en conflicto.
Son momentos dif¨ªciles, sin duda. Pero el Primero de Mayo de 1999, el ¨²ltimo de este siglo, es tambi¨¦n, como lo ha sido desde la primera vez, una expresi¨®n de las demandas de los trabajadores y la vocaci¨®n solidaria e internacionalista del movimiento obrero. Queremos prioritariamente la paz, pero queremos tambi¨¦n derechos sociales para todos los trabajadores. Las convulsiones provocadas por la globalizaci¨®n sin control y la especulaci¨®n monetaria han provocado situaciones de crisis y han golpeado fuertemente a los trabajadores en amplias zonas del mundo, especialmente en pa¨ªses de Asia y Am¨¦rica Latina. El fantasma de la recesi¨®n, el aumento del paro y de la pobreza est¨¢ otra vez presente. No cabe duda de que un verdadero orden internacional basado en la justicia debe incluir c¨®digos de conducta para las empresas multinacionales, el establecimiento de nuevas bases para el comercio internacional y una revisi¨®n del funcionamiento de las instituciones financieras.
En el caso de la UE, la implantaci¨®n del euro s¨®lo ha mostrado hasta ahora su cara menos amable: ajuste econ¨®mico, insuficiente creaci¨®n de empleo, proceso descontrolado de concentraci¨®n del poder econ¨®mico. Frente a esto, debemos avanzar en derechos sociales, poner la creaci¨®n del empleo como prioridad n¨²mero uno, reducir el tiempo de trabajo, aumentar los derechos de participaci¨®n de los trabajadores dentro y fuera de la empresa.
En Espa?a, la propia realidad social exige una actuaci¨®n decidida de los responsables. Frente al triunfalismo sin fundamento, tenemos que recordar que somos el Estado de la Uni¨®n con mayor tasa de paro en todos los aspectos (paro en general, paro femenino, juvenil y de larga duraci¨®n), al mismo tiempo que tenemos una baj¨ªsima tasa de ocupaci¨®n. El Gobierno debe tomarse en serio la obligaci¨®n de realizar anualmente un plan de empleo (compromiso surgido de la cumbre de Luxemburgo) y elaborar una pol¨ªtica de empleo orientada sobre todo hacia los colectivos con mayores dificultades de inserci¨®n en el mercado de trabajo.
Exigimos tambi¨¦n a los empresarios que asuman su responsabilidad con la sociedad espa?ola. La primera de ellas, invertir y crear empleos. En estos momentos (con bajos tipos de inter¨¦s, moderaci¨®n salarial, fuerte aumento de los beneficios), las empresas est¨¢n en una situaci¨®n inmejorable para hacerlo. No tendr¨ªa explicaci¨®n que una vez m¨¢s se postergara esa responsabilidad en espera de la eterna reforma laboral pendiente. Y los empresarios espa?oles, tanto p¨²blicos como privados, deben poner, asimismo, el m¨¢ximo esfuerzo en el cumplimiento pleno de la legalidad, entre ella, la que establece la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales y su normativa de desarrollo.
La lucha por la estabilidad sigue siendo uno de nuestros grandes objetivos. En 1999 nos proponemos desarrollar los acuerdos suscritos con los empresarios en este sentido y demandamos una regulaci¨®n justa que acabe con los abusos que propician las empresas de trabajo temporal.
En fin, si este Primero de Mayo permite dar un aldabonazo en las conciencias de los ciudadanos a favor de la paz, expresar el rechazo de los trabajadores a la pol¨ªtica social y econ¨®mica del Gobierno del Partido Popular (cuya lamentable actuaci¨®n en la crisis del Kosovo es en realidad coherente con su modo de hacer las cosas) y recordar las demandas del sindicalismo europeo, podremos decir que habr¨¢ merecido la pena.
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