Narcotr¨¢fico o descontrol

El caso Fuengirola tiene casi todos los ingredientes del turbio mundo de la droga y las fronteras en que se mueve la polic¨ªa para desenmascararlo: dos bandas de narcos, dos grupos policiales de estupefacientes, dos jueces que dirigen las investigaciones desde Fuengirola y Torremolinos, tel¨¦fonos m¨®viles interceptados y un confidente. Todo ello en el mismo servicio. Todo empez¨® en noviembre de 1997, cuando Juan G., inspector jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de Fuengirola, y su jefe operativo, Pedro P., un polic¨ªa con un amplio historial, empezaron a seguir los pasos a dos presuntos delincuentes. En junio, avisaron al juez de la llegada de un cargamento de droga al aeropuerto. El magistrado permite que se deje llegar la droga a su destino. La operaci¨®n se aplaza un mes. En M¨¢laga, otros polic¨ªas persiguen a un colombiano que contacta a menudo con un viejo confidente de Pedro P. Este nombre sale a relucir cuando se menciona que alguien recoger¨¢ unas llaves para conducir un coche alquilado con documentaci¨®n falsa. El 10 de julio los polic¨ªas de M¨¢laga sorprenden a sus dos compa?eros saliendo de un coche camuflado para dejar droga en el alquilado. Cada uno se marcha en un veh¨ªculo hasta que son detenidos y esposados. Una reuni¨®n en la Comisar¨ªa de Fuengirola con el comisario local, Fernando Mart¨ªnez y el jefe provincial de la UDYCO, Miguel Gonz¨¢lez, sirve para que se imponga la tesis de los agentes arrestados. Alegan que como su confidente no puede trasladar la droga, ellos suplir¨¢n al correo. Defienden que hay un documento judicial de junio que autoriza la entrega vigilada. La coca acaba otra vez en el coche previsto y delante de un supermercado de Mijas. Los polic¨ªas de M¨¢laga, que en principio se prestan a participar en el servicio, acaban retir¨¢ndose porque no les gusta lo que ven. En una nueva reuni¨®n, en la que participa el comisario provincial, se sigue dando por bueno lo ocurrido y se oculta el incidente al juez. Pero un supuesto traficante da la pista al magistrado de Fuengirola: tres meses despu¨¦s de la operaci¨®n, el juez descubre que los 10 kilos de coca que aparecieron en poder de la red desarticulada en julio fueron colocados por los agentes que investigaban la trama. Entonces procesa al comisario de Polic¨ªa de la localidad, porque sab¨ªa, dice, que las detenciones eran ilegales, y a los dos inspectores les acusa de haber montado una trama con su confidente y dos m¨¢s para dedicarse al tr¨¢fico de drogas y que, tras ser descubiertos, le pasaron la mercanc¨ªa a los otros narcos investigados. "Un narco con buenos contactos" supo que polic¨ªas de M¨¢laga hab¨ªan detenido a dos compa?eros de Fuengirola con los 10 kilos de coca¨ªna, que terminaron en manos de la organizaci¨®n a la que ¨¦l pertenec¨ªa y -seg¨²n fuentes policiales- comunic¨® al magistrado lo irregular del procedimiento. La presunta banda fue capturada por la UDYCO de la localidad malague?a durante julio de 1998. El inspector del caso dej¨® sin efecto las ¨²ltimas medidas cautelares contra los 10 detenidos el 20 de octubre. Cinco de ellos llevaban tres meses en prisi¨®n y entre estos figuraba un conocido abogado. El juez afirma en su auto que eran ciertas "las sospechas e indicios de su participaci¨®n en un delito contra la salud p¨²blica", pero su procesamiento no hubiera sido posible sin la droga y ¨¦sta les lleg¨® mediante "la comisi¨®n de un delito". El titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 5 de Fuengirola, Jos¨¦ ?ngel Castillo, pensaba en la ¨²ltima quincena de octubre citar como imputados a tres comisarios y otros tres mandos de M¨¢laga y Fuengirola, incluido el m¨¢ximo responsable provincial V¨ªctor Olmos. Pero sus indagaciones concluyeron el pasado 28 de abril con los citados tres procesamientos. Tanto el abogado del Estado como los letrados de los polic¨ªas encausados han anunciado que presentar¨¢n recursos de reforma. En las declaraciones judiciales que prestaron los responsables de la Polic¨ªa figuran t¨¦rminos como "anormal", "raro" o incluso "barbaridad" al responder si era l¨®gico que dos polic¨ªas portaran droga y la condujeran en un veh¨ªculo alquilado con documentaci¨®n falsa con el te¨®rico fin de ponerla al alcance de unos traficantes a los que quer¨ªan detener. Nadie, sin embargo, comunic¨® la incidencia y dieron por buena la versi¨®n de que lo ocurrido era una simple descoordinaci¨®n entre dos grupos policiales que persegu¨ªan el mismo objetivo.