Las "pandereteiras" Leil¨ªa recogen el folclor de las mujeres
El grupo gallego presenta su nuevo disco en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid
Seis mujeres que cantan y tocan la pandereta: Leil¨ªa. Tras los populares gaiteros, las pandereteiras se abren paso en un mercado hasta ahora reticente. Desde que formaron el grupo en 1989, en Santiago de Compostela, recogen canciones del folclor por los pueblos de Galicia. El 11 de mayo van a presentar en Madrid (C¨ªrculo de Bellas Artes) su nuevo disco I ¨¦ verdade, i ¨¦ mentira. "Antiguamente tocar la pandereta y cantar era como comer, como respirar", explica Felisa Segade, una de las fundadoras de Leil¨ªa. "La gente se juntaba despu¨¦s del trabajo. Las mujeres no se mov¨ªan de su pueblo, pero los hombres iban de fiesta en fiesta a namorar". Lo resume con iron¨ªa: "Las mujeres eran las encargadas de organizar la fiesta y los hombres de divertirse".Muchos j¨®venes han despreciado la m¨²sica folcl¨®rica porque ol¨ªa a rancio: "Durante el franquismo surgieron grupos inventados por el r¨¦gimen y se produjo un rechazo". Curiosamente, una anciana les cont¨® a las mujeres de Leil¨ªa que en la dictadura no se les permit¨ªa cantar: "Estaba prohibido reunirse m¨¢s de tres personas, pero en algunos pueblos se recaudaba dinero para la fiesta. Sab¨ªan que les iban a poner una multa y el dinero que juntaban era para pagarla". Una de las razones de que el folclor no se transmitiera a las siguientes generaciones es que, tras la guerra civil, el campo se asoci¨® a la pobreza. "Y la gente quer¨ªa alejarse lo m¨¢s posible", dice. "A las personas de 40 o 50 a?os, les preguntabas si su madre cantaba, y contestaban que no. Cuando la madre respond¨ªa "s¨ª, s¨ª, yo s¨¦", le dec¨ªan "est¨¢ mal de la cabeza, ?no ve que se van a re¨ªr de usted?". Desde 1986 recorren aldeas de Galicia para sus recolhidas de canciones populares. Unas forasteras con intenci¨®n de hurgar en la memoria quiz¨¢ sean recibidas con desconfianza. "No, la gente se abre bastante una vez que le explicas a qu¨¦ vas, de d¨®nde vienes. Les decimos que queremos aprender para que estas m¨²sicas de antes no se pierdan. Algunas mujeres no han cogido una pandereta en 40 a?os y cuesta un poco".
Pese a que trabajan durante la semana, est¨¢n reuniendo un material de gran valor en casetes y cintas de v¨ªdeo. "No podemos salir a hacer una tarea antropol¨®gica porque no sabemos y porque tampoco tenemos los medios. Nos interesamos por la m¨²sica, el baile, la vestimenta que llevaban, pero no preguntamos por los cuentos o por los remedios naturales. Es una pena que no vaya un antrop¨®logo, o un fil¨®logo, porque cuando una de estas personas mayores muere se lleva con ella mucha informaci¨®n", comenta. "La Xunta parece m¨¢s interesada en contratar a los Rolling Stones y a Pl¨¢cido Domingo que en organizar un archivo".
Se las compara con las famosas voces b¨²lgaras. "Hay cierto aire oriental en com¨²n", admite. "Me qued¨¦ muy sorprendida al ver cantando en televisi¨®n a una mujer gitana de setenta y pico a?os, que me la ponen en un pueblo de Galicia y digo que es de all¨ª. En Nepal cant¨¦ un alal¨¢ a un m¨²sico callejero, y el se?or, ya mayor, me dijo que yo no le enga?aba, que aquello era nepal¨ª. En el fondo, todo canto de ra¨ªz guarda relaci¨®n", afirma Segade.
El disco se titula. I ¨¦ verdade, i ¨¦ mentira. "Verdad porque cantamos como se hac¨ªa anta?o, y mentira desde el momento que pones instrumentos". Y su nombre tiene an¨¦cdota: "Miramos en el diccionario y pon¨ªa: "Leil¨ªa, estrofa o copla". En una nueva edici¨®n ya no estaba. Entonces nos enteramos de que era una errata. Leil¨ªa no significa nada, es lelia, pero nos qued¨® muy bien", dice riendo.
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