Un pie en Bruselas y otro en Bilbao
Tienen poco en com¨²n: la ra¨ªz vasca, la tenacidad y la energ¨ªa. En el caso de Rosa D¨ªez, una energ¨ªa que se transforma en coraje, en desparpajo, en disposici¨®n para acudir a las llamadas m¨¢s remotas. La que recibi¨® de su partido para encabezar la candidatura europea desde luego lo ha sido. En el caso de la ex ministra de Agricultura, adem¨¢s lleg¨® cuando cre¨ªa que el riesgo hab¨ªa pasado. Rosa D¨ªez cumplir¨¢ 47 a?os la madrugada en que arrancar¨¢ la campa?a electoral, y no duda en a?adir de seguido, con una velocidad que debe hacer dif¨ªcil interrumpirla cuando la emplee en asuntos importantes, que su hijo mayor cumplir¨¢ 23 "al d¨ªa siguiente de que ganemos las elecciones europeas". Su hija tiene 15, el pelo te?ido de cobrizo y es hincha del Madrid.El coraje le ha hecho distinguirse en Euskadi, donde cada ma?ana sale de casa a una hora distinta, por razones de seguridad. All¨ª, no solo le ha plantado cara al nacionalismo por coartar que cada cual ejerza su identidad vasca como le parezca, y le ha sacado los colores por ir del brazo de unos "fascistas que forman un Ku-Klux-Klan con boina", sino que tambi¨¦n ha avergonzado a los dirigentes pol¨ªticos por estar desunidos cuando la sociedad no lo estaba. La garant¨ªa de que podr¨¢ compatibilizar el esca?o en Bruselas y la pol¨ªtica vasca fue lo que la decidi¨® a aceptar la candidatura europea.
Se le ve el remango de una mujer que empez¨® a trabajar a los 18 a?os, poco despu¨¦s de terminar el bachillerato, tras estudiar secretariado. Y la vocaci¨®n pol¨ªtica de quien de ni?a ha vivido en su casa la represi¨®n de una dictadura, con un padre encarcelado por el franquismo y condenado a muerte. Ese ambiente familiar, impregnado tambi¨¦n por el desarraigo de la emigraci¨®n forzosa desde Santander, le impuls¨® cuando ten¨ªa 25 a?os, en 1977, al compromiso con las posiciones socialistas, y a gestar lo que hoy define como su forma de ser vasca: sentirse de izquierdas y defender el mestizaje como una se?a de identidad cultural.
Desde entonces, ha ejercido numerosos cargos p¨²blicos -como consejera de Comercio y Turismo del gobierno vasco (1991-1998) organiz¨® salidas al extranjero con unos mil empresarios-, pero ha sabido conservar una frescura que le hace parecer diferente de los pol¨ªticos acartonados. Lo que no quiere decir que haya renunciado al bagaje que proporciona el oficio para dar con una salida airosa en territorios insuficientemente conocidos. Cuando se le pide una propuesta que le diferencie de las de su rival responde que va a defender a Europa "entendida como una civilizaci¨®n cuyos pilares son los derechos humanos y una sociedad cohesionada y solidaria", mientras que su adversaria, afirma, "defender¨¢ a Espa?a contra Europa, desde el euroescepticismo". De Palacio dice que luchar¨¢ por una Europa "equilibrada que no se haga a costa de nadie".
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